León XIV inicia su pontificado con una misa solemne en la Plaza de San Pedro y gestos cargados de simbolismo
La nueva autoridad de la Iglesia Católica recibió los símbolos de su cargo y mostró gestos de continuidad y renovación.
Este domingo 18 de mayo, a las 10:00 a. m. (hora de Roma), el Papa León XIV celebró su primera misa como Sumo Pontífice en la Plaza de San Pedro, marcando así el inicio formal de su pontificado.
En una ceremonia cargada de tradición y significado, recibió el anillo del pescador y el palio, emblemas de su autoridad como sucesor de San Pedro.
Durante el rito, el protodiácono Dominique Mamberti le impuso el palio —hecho de lana de corderos bendecidos en la festividad de Santa Inés— que simboliza al Buen Pastor que lleva sobre sus hombros a su grey. El palio, con seis cruces negras y tres clavos, recuerda tanto la unidad de los arzobispos con el Papa como el martirio de Cristo.
El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista, fue el encargado de colocar el anillo del pescador, grabado con la imagen de San Pedro echando las redes al mar, en alusión al mandato de Jesús: “Te haré pescador de hombres”.
Este anillo fue forjado a partir de los restos del que usó el Papa Francisco, en un gesto de continuidad simbólica entre ambos pontificados.
La misa estuvo marcada también por signos litúrgicos y personales del nuevo Papa. León XIV, nacido Robert Prevost, apareció por primera vez como pontífice electo vistiendo la histórica muceta roja, reintroduciendo un elemento abandonado por su antecesor. Sin embargo, ha optado por mantener los zapatos negros como símbolo de humildad y todavía no se ha trasladado al Palacio Apostólico, prefiriendo seguir residiendo en el Palacio del Santo Oficio.
La misa incluyó el canto de las letanías Laudes Regiae ante la tumba de San Pedro, y posteriormente los cardenales rindieron obediencia al nuevo pontífice. Se espera que el próximo 21 de mayo León XIV ofrezca su primera audiencia pública, antes de asumir como obispo de Roma en la basílica de San Juan de Letrán.
El escudo del Papa, con una flor de lis y un corazón ardiente atravesado por una flecha sobre un libro, resume su identidad espiritual: mariana, centrada en el amor de Cristo, fiel a la Palabra de Dios y comprometida con la unidad de la Iglesia, bajo el lema “In Illo Uno Unum” —“En Aquel Uno, uno solo”—.
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