Santiago Cafiero: “Creo que Kicillof será el próximo Presidente de Argentina”
En entrevista con La Tercera, el excanciller argentino se refiere a las últimas elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, así como a las presiones de Trump contra Venezuela y Brasil, además del estado de las relaciones bilaterales con Chile durante la gestión de Javier Milei.
Nieto del histórico Antonio Cafiero -ministro de Comercio Exterior de Juan Domingo Perón, gobernador bonaerense y embajador en Chile bajo la administración de Carlos Menem- e hijo de Juan Pablo Cafiero- ministro de Desarrollo Social en la Presidencia de Fernando de la Rúa y embajador de Cristina Kirchner ante el Vaticano-, Santiago Cafiero (46) en su momento fue definido como la “mano derecha” de Alberto Fernández en su carrera por la Presidencia argentina. Con solo 39 años de edad, se transformó en su jefe de campaña. Ya instalados en la Casa Rosada, el politólogo se desempeñó como jefe de gabinete y canciller del mandatario kirchnerista.
El hoy diputado por la provincia de Buenos Aires estuvo de visita esta semana en Santiago, donde, entre otras actividades, participó en una conferencia en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
En esta entrevista con La Tercera, Cafiero analiza las repercusiones de la paliza que el peronismo le propinó a La Libertad Avanza, el partido del Presidente Javier Milei, en las recientes elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, así como otros hitos en el acontecer regional.
En las elecciones legislativas del domingo pasado en la provincia de Buenos Aires, las encuestas pronosticaban una diferencia a favor del peronismo sobre La Libertad Avanza de dos a tres puntos, pero no una tan grande de casi 14 puntos. ¿Para usted fue sorpresiva esta paliza?
Fue una paliza y una sorpresiva, las dos cosas. Nosotros esperábamos un triunfo, teníamos números que nos daban con un triunfo, pero fue una elección atípica. Es la primera vez que en la provincia de Buenos Aires, que es el 35% a 38% del padrón nacional, se disocia de lo que es la elección nacional. Hay un desdoblamiento electoral. Era la primera vez que se hacía desde la vuelta de la democracia hasta acá, es decir, hace más de 40 años no sucedía esto. Así que era todo un test electoral y donde se ponía mucho en juego en el sentido del proyecto de Milei en la provincia de Buenos Aires. Porque tiene una significancia enorme en el sentido principalmente del impacto de las medidas que Milei ha tomado. Por ejemplo, donde más ha crecido la desocupación es en la provincia de Buenos Aires, hay una destrucción de pymes. Así que ese era un punto, y el otro era cómo le iba al gobernador Axel Kicillof, quien termina constituyéndose, a partir de esta elección, como el líder natural del peronismo que viene, como el líder natural para encabezar el proceso electoral en 2027.
Antes de estas elecciones, un informe del JP Morgan afirmaba que si Milei perdía por menos de cinco puntos, el mercado se iba a recuperar. Considerando el resultado final, ¿esto quiere decir que el gobierno de Milei está en problemas serios?
El gobierno de Milei está en problemas serios, pero no por la elección, ya venía con problemas muy serios. Y no por los audios del titular de la agencia de discapacidad que se autoincrimina y aparte vincula a lo más alto del gobierno de Javier Milei, al presidente de la Cámara de Diputados, a su hermana y secretaria general de la presidencia, en coimas y sobreprecios sobre los medicamentos para los discapacitados. No solo por eso, ya antes de eso el gobierno estaba complicado. Argentina viene de un proceso donde esta alta financiarización de la economía ha provocado una enorme fuga de capitales y una enorme extranjerización de los depósitos de la gente, pero sobre todo de las empresas. Esto quiere decir que hay una gran desconfianza en el gobierno. Yo creo que esta elección determinó esas dos cosas. Primero, que fue una elección provincial, pero que tiene impacto nacional por la envergadura de la provincia de Buenos Aires. Y claramente tiene un impacto en los mercados, y lo va a seguir teniendo.
A propósito del caso audios, ¿cree que el resultado de las elecciones significa que se ha acabado el argumento de la probidad que Milei suele ocupar para denostar al kirchnerismo?
O sea, ya no son tan probos como ellos decían que eran, aun cuando no está probado nada todavía en este caso. Es que no lo eran tampoco. Y lo cierto es que el peronismo siempre ha sufrido esa estigmatización y siempre la derecha ha logrado acomodarse en esa narrativa de la opinión pública, como que ellos son honestos y el peronismo es deshonesto. Pero pasó siempre. Milei pierde, por supuesto, esa pátina de honestidad que él mismo se untaba. Tampoco era real, es alguien que llega con denuncias muy concretas, incluso antes de ser gobierno, de ventas de candidaturas, gente que decía que había pagado 20.000, 30.000 dólares por una candidatura en la lista de Milei. Con vuelos inexplicables, que estuvo viviendo más de dos meses en un hotel y que no puede explicar cómo lo pagó. Es decir, hay muchas irregularidades desde antes.
Tras el descalabro en las elecciones, Milei apostó por un gabinete de “unidad nacional” y apeló también a los gobernadores. ¿Considera que se trata de una medida más bien desesperada?
Es una no medida, porque en realidad él dijo que interpretaba el resultado de las urnas y que entonces iban a hacer una autocrítica, la autocrítica necesaria y los cambios necesarios. Al final no cambia nada, entonces es una autocrítica vacía, son cambios absolutamente vacíos. Hoy tratar de recurrir a los gobernadores que fueron utilizados durante un año y medio, gobernadores que no son peronistas, me parece que no le va a dar resultado. Aparte, hoy la polarización es nacional. Milei ha logrado, con sus posiciones muy histriónicas, que hoy el efecto sea Milei o no Milei. Hoy ese es el clivaje político en Argentina. Los que apoyan a Milei y los que no apoyan a Milei. Hay una enorme cantidad de la sociedad argentina que le dice no al gobierno y que no necesariamente son kirchneristas, cristinistas o peronistas.
¿El peronismo está en condiciones de replicar el triunfo de Buenos Aires en las legislativas nacionales del próximo 26 de octubre?
Yo pienso que sí. Habrá que ver los resultados. Por supuesto, es otra elección. La de octubre es una elección nacional. Yo creo que la elección en la provincia de Buenos Aires fue una elección que marca un cambio importante. ¿Por qué? Porque se expresó la sociedad. Porque hasta acá se venía expresando la política. Y la política, como bien sabe usted, tenía un techo de legitimidad en sus opiniones. Yo creo que el peronismo encendió una esperanza una vez más, pero que falta caminar mucho, falta transitar mucho, falta generar síntesis. El peronismo nunca llega al gobierno siendo el menos malo o la oposición a. Siempre llega al gobierno porque tiene un proyecto superador. Bueno, ese es el proyecto superador que hay que poder plasmar.
La prensa argentina dijo que “el peronismo encontró candidato”, en alusión a Kicillof. ¿Comparte esa evaluación o cree que falta tiempo para decidir a la carta presidencial para 2027?
Yo creo que Kicillof va a ser el candidato del peronismo. Y creo que Kicillof va a ser el próximo Presidente de Argentina. Porque hay un deterioro muy grande del experimento libertario, porque eso va a generar una enorme atomización política, con la frustración de este fenómeno libertario. Y creo que Kicillof ya con la elección y el resultado del domingo, terminó catapultándose. Terminó de resolver en las urnas y no a partir de discusiones de dirigentes, el liderazgo del peronismo. Uno me dirá, bueno, pero también está Cristina. Sí, Cristina ocupa un liderazgo, pero es un liderazgo simbólico. El de Kicillof es un liderazgo práctico, es un liderazgo de ejercicio. Y eso le da enormes posibilidades para encabezar la lista en el año 2027 y creo yo para ganar la elección.
Brasil, Venezuela y Chile
De cara al fallo judicial contra Jair Bolsonaro por el intento de golpe de Estado, el Presidente estadounidense Donald Trump impuso un arancel del 50% a Brasil y calificó el proceso como una “caza de brujas”. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Primero, Trump lo que hace, no solo en Brasil, sino en el resto del mundo, es disciplinar a partir de los aranceles. Lula, con una posición muy digna, dijo que no los iba a aceptar y empezó a trabajar en ampliar mercados y no caer en la indignidad de tener que agacharse ante el poder de Washington. Me parece que eso es un símbolo muy importante de lo que es Lula y creo que Latinoamérica y Sudamérica lo deberían también mirar muy bien, porque ese es el camino. Lo otro no te da nada. Yo lo veo con Milei, que se arrastra y tenemos el 10% igual que Chile. Y Gabriel Boric ha tuiteado en contra de las medidas de Trump mientras Milei no para de chuparle las medias a Trump y, sin embargo, a nosotros nos aplicó la misma tarifa. Creo que es más digna la construcción de alternativas, que es lo que está haciendo Brasil. Por otra parte, Trump piensa que haciendo esto le genera un daño a Lula. Creo que Trump no entiende la política brasileña. Lula le gana con los ojos vendados a Bolsonaro en una elección. Creo que lo que más desearía Lula es que Bolsonaro sea su contrincante el año que viene, porque le gana con los ojos cerrados. Entonces me parece que ese disciplinamiento no le va a dar resultados a Trump.
En su campaña electoral, Trump prometió desvincular a EE.UU. de los conflictos extranjeros en general. Sin embargo, en las últimas semanas inició un despliegue militar en el Caribe contra el gobierno del Presidente venezolano Nicolás Maduro, al que acusa de narcotráfico. ¿Cree que la intención de Washington realmente es un cambio de régimen?
Hay otros métodos para la lucha contra el narcotráfico. Colombia puede dar testimonio de esto y EE.UU., el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pueden dar testimonio de cómo se trabaja apoyando a un país para que luche con sus herramientas contra el narcotráfico. Con lo cual, si genuinamente acá hubiera esa búsqueda, pienso que las herramientas serían otras. El problema es que ya han puesto a Maduro como un jefe de cartel del narcotráfico. Eso pone la situación casi sin salida. Yo creo que se va a acentuar la dinámica violenta en el Caribe. Eso va a llevar a que los gobiernos de Sudamérica, la OEA, los distintos organismos tengan que ver cómo arman una mesa, cómo abordan esa problemática. Creo que claramente es una intención forzada para que Maduro deje el gobierno que ilegítimamente tiene, pero creo que este no es el modo claramente. Hay que hablar con los vecinos, hay que hablar con Chile también, que recibe tanta migración venezolana. Estados Unidos no tiene por qué intervenir de ese modo. Porque si Trump “resuelve” buscar una solución bélica con Venezuela, yo quiero ver qué pasa en otros lados del mundo, con fronteras muy calientes, con conflictos de muchos años que estaban latentes. Creo que se van a despertar si esto sucede. Es una caja de Pandora.
Durante los gobiernos de Boric y Milei, las relaciones entre Chile y Argentina han estado marcadas por tensiones. De cara a las próximas elecciones presidenciales en nuestro país, ¿ve una mejora de las relaciones bilaterales?
Pienso que se van a recomponer. En mi gestión nos tocó el gobierno de Piñera, que no tenía mucho que ver con mi tradición política ni mucho menos, pero siempre fueron muy respetuosos. Yo pude trabajar muy bien. Por supuesto que trabajé mejor con el gobierno de Boric, porque había más afinidad, pero las Cancillerías son profesionales, pueden llevar adelante el trabajo. Me parece que Milei equivocó el camino a la hora de ideologizar demasiado su política exterior y se olvidó de que hay que tener una dosis de pragmatismo muy alta en las relaciones exteriores. En ese sentido, me parece que se descuidan los intereses nacionales teniendo una mala relación con Chile, que es nuestro quinto socio comercial.
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