
¿Se termina el bromance entre Trump y Putin?: EE.UU. eleva el tono contra Rusia y retoma el envío de armas a Ucrania
La relación entre ambos líderes ha tenido altos y bajos. ”No estoy contento con Putin. Eso es lo que puedo decirte ahora mismo", dijo el martes el mandatario estadounidense tras una conversación con su par ruso. "Nos tira un montón de tonterías”, añadió.

La relación entre Donald Trump y Vladimir Putin ha sido la más cercana en la historia entre un Presidente estadounidense y su par ruso. Ambos han conversado en seis ocasiones desde que el republicano regresó a la Casa Blanca en enero pasado.
Sin embargo, como en todas las relaciones diplomáticas, esta ha tenido sus altibajos y ahora parece no estar pasando por su mejor momento. Frustrado porque hasta ahora no existe ninguna indicación de que Putin tenga la intención de repensar su objetivo de bombardear Ucrania hasta someterla, Trump -indicó la prensa local- puede estar empezando a darse cuenta de que el líder ruso no es su “mejor amigo”, al menos cuando se trata de geopolítica.
“No estoy contento con Putin. Eso es lo que puedo decirte ahora mismo”, dijo el martes Trump durante una reunión con funcionarios del gabinete en la Casa Blanca. “Putin nos tira un montón de tonterías (...) Siempre es muy amable, pero resulta que no tiene sentido”, añadió.

Así, Trump no se quedó en declaraciones. Junto con anunciar que había aprobado el envío de armas defensivas estadounidenses a Kiev, dijo que estaba considerando sanciones adicionales contra Moscú, dando cuenta de su frustración con Putin por el creciente número de muertos en la guerra de Rusia con Ucrania.
Incluso dijo que estaba considerando apoyar un proyecto de ley en el Senado que impondría fuertes sanciones a Rusia por la guerra. “Lo estoy analizando muy seriamente”, comentó.
El proyecto de ley, cuyos principales patrocinadores son el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, y el senador demócrata Richard Blumenthal, de Connecticut, también castigaría a otros países que comercian con Moscú, imponiendo aranceles del 500% a las naciones que compren petróleo, gas, uranio y otras exportaciones rusas.
El mandatario estadounidense, que como candidato presidencial prometió poner fin a la guerra en un día, no ha podido cumplir esa promesa y los esfuerzos de su administración para negociar la paz han resultado insuficientes.
En medio de esta frustración, Trump declaró el lunes que Estados Unidos enviaría más armas a Ucrania, principalmente defensivas, para ayudarla a defenderse de los avances rusos. El martes afirmó haber aprobado dicha medida. “Estamos enviando algunas armas defensivas a Ucrania y lo he aprobado”, señaló.
Por su parte, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo el martes que había ordenado una ampliación de los contactos con Estados Unidos para garantizar entregas críticas de suministros militares, principalmente en materia de defensa aérea.

“Actualmente contamos con todas las declaraciones y decisiones políticas necesarias y debemos implementarlas lo más rápido posible para proteger a nuestra gente y nuestras posiciones”, afirmó.
De hecho, Zelensky se reunió este miércoles con Keith Kellogg, el enviado a Ucrania de Trump, quien asistirá a la conferencia de ayuda internacional sobre Ucrania en Roma que se desarrollará los días jueves y viernes.
También Trump instó a Pete Hegseth, secretario de Defensa de EE.UU., a presionar a los contratistas para que aumentaran su producción de armamento. No quedó claro si se refería a los misiles interceptores para los sistemas de defensa aérea Patriot estadounidenses que Kiev utiliza para derribar misiles balísticos rusos.
“Tenemos que intensificarlos, Pete, y dejar que avancen a un ritmo mucho mayor”, dijo. Tras una llamada con Trump el viernes, Zelensky indicó que el líder estadounidense había acordado trabajar para aumentar la capacidad de Kiev para “defender el cielo”.
Otras molestias de Trump
El 19 de febrero Trump se hizo eco de los argumentos del Kremlin en una publicación en su red social Truth Social, donde llamó a Zelensky “dictador” y le advirtió que el tiempo se agotaba para Ucrania: “Piénsenlo: un comediante de éxito moderado, Volodymyr Zelensky, convenció a Estados Unidos de gastar 350 mil millones de dólares para entrar en una guerra que no se podía ganar (…). Un dictador sin elecciones, Zelensky debería actuar rápido o no le quedará ningún país”.
Una semana después, en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos se opuso a una resolución redactada por Europa que condenaba la invasión de Ucrania por parte de Moscú y apoyaba la integridad territorial de ese país, votando de la misma manera que Rusia, Corea del Norte y Bielorrusia.

Los veteranos diplomáticos británicos quedaron conmocionados cuando Estados Unidos redactó y votó a favor de una resolución del Consejo de Seguridad que exigía el fin del conflicto, pero no contenía ninguna crítica a Rusia. Reino Unido y Francia se abstuvieron tras el veto a sus intentos de modificar la redacción, indicó The Guardian.
Más tarde esa semana se produjo el altercado televisado con Zelensky en el Despacho Oval, seguido del apresurado abrazo al líder ucraniano en Londres por parte del premier británico Keir Starmer y el rey Carlos III. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, aplaudió a la Casa Blanca desde Moscú. “La moderación con la que Trump y (el vicepresidente JD) Vance se moderaron y no le dieron un puñetazo a este canalla es un milagro de moderación”, publicó en Telegram.
Mientras, indicó The Guardian, el negociador estadounidense Steve Witkoff reveló un profundo desconocimiento de la historia de Ucrania y una gran simpatía por las afirmaciones de Putin de que la guerra había sido provocada. El diario recordó que, con frecuencia, pasaba de intentar comprender la perspectiva rusa a alinearse con ella.
Por ejemplo, en una entrevista con Tucker Carlson que alarmó profundamente a los diplomáticos europeos, Witkoff preguntó: “¿Por qué querrían absorber a Ucrania? ¿Con qué propósito, exactamente? No necesitan absorber a Ucrania. Sería como ocupar Gaza (...) Pero los rusos también tienen lo que quieren. Han recuperado estas cinco regiones. Tienen Crimea y han conseguido lo que quieren. Entonces, ¿por qué necesitan más?”, sostuvo.
Ya para marzo, el mandatario estadounidense declaró estar “enojado” con su homólogo ruso por los ataques de Moscú contra civiles ucranianos. El 1 de abril, el Presidente finlandés, Alexander Stubb, tras pasar ocho horas jugando al golf con Trump, informó por primera vez que el republicano estaba perdiendo la paciencia con Rusia.
Sin embargo, en mayo el lazo parecía estar mejorando. Tras una llamada telefónica de dos horas, Trump calificó a Putin de “buen caballero”, mientras que un alto asesor del Kremlin afirmó que “ninguno de los dos quería terminar la conversación”.

El cambio de política estadounidense se produjo cuando Trump admitió, el viernes de la semana pasada, que había salido decepcionado de una llamada telefónica con Putin, porque no parece que este último estuviera buscando detener la guerra de Rusia contra Ucrania.
“Estoy muy decepcionado con la conversación que tuve con el presidente Putin, porque no creo que esté allí, y estoy muy decepcionado”, dijo Trump. “Solo digo que no creo que esté pensando en parar, y eso es una lástima”, añadió.
De hecho, a pocas horas de finalizar la llamada, un aparente ataque con un avión no tripulado ruso provocó un incendio en un edificio de departamentos en un suburbio del norte de Kiev, dijeron funcionarios ucranianos, lo que indica pocos cambios en la trayectoria del conflicto.
Según The Times, a pesar de la aparente sorpresa de Trump por la negativa de Putin a reducir sus ambiciones en Ucrania, las señales desde Moscú indican desde hace tiempo que el interés del líder ruso en mejorar las relaciones con Washington tenía que ver exclusivamente con el objetivo más amplio del Kremlin de mantener y expandir su propia esfera de influencia.
Putin ha insistido desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, en enero, en que Moscú pondría fin a su invasión solo cuando haya eliminado las “causas fundamentales” del conflicto, un término que el Kremlin utiliza para referirse a un gobierno prooccidental en Kiev, sostuvo The Times.
En abril, Fyodor Lukyanov, director del think tank Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, que asesora al Kremlin, dijo al diario británico que “Putin está interesado en cooperar con Trump no tanto por Ucrania, sino como un elemento de participación en el proceso general de cambio global”.
“Poner fin a la guerra en Ucrania ha dejado de ser una preocupación primordial para Trump y su administración, en gran medida porque parece estar concluyendo que no es una posibilidad y, por lo tanto, se está moviendo hacia pastos supuestamente más verdes, como Irán y Gaza”, dijo a The Times Sam Greene, profesor de política rusa en el King’s College de Londres.
Añadió: “El principal factor que motivó a Trump a buscar la paz en Ucrania parece haber sido su deseo imperioso de normalizar las relaciones con Rusia. La pregunta es, en ausencia de paz, ¿abandonará ese objetivo o intentará compartimentar la guerra y buscar la normalización de todos modos? Ese, obviamente, sería el resultado preferido por Putin”.
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