El colegio: La clave para disminuir la brecha de género

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Para promover la igualdad entre hombres y mujeres la crianza importa, pero sin políticas públicas estamos perdidos. Ese fue el mensaje que dio el experto estadounidense Thomas DiPrete en Chile.




"Techo de cristal" y "suelo pegajoso" son ya expresiones comunes para referirse a la dificultad que enfrentan las mujeres para alcanzar empleos de alta responsabilidad y despegar de los de menores ingresos. El colegio es la principal arma para evitar ese tipo de discriminación o al menos así lo que cree Thomas DiPrete, codirector del centro para el estudio de la riqueza y la desigualdad de la Universidad de Columbia, quien llegó invitado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Comunidad Mujer y la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile a hablar sobre inequidad de género en educación de ciencias e ingeniería.

Según DiPrete, autor del libro El surgimiento de las mujeres, la aplicación de medidas correctivas que consideren la equidad de género es lo que está detrás de la diferencia entre el mundo privado y el sin fines de lucro: en el primero, la cifra de mujeres en puestos directivos sigue siendo marginal, mientras que en el segundo, sobre todo en universidades prestigiosas, como Princeton, Brown, Duke o el MIT, ellas logran llegar a los cargos directivos y a las presidencias. Y, por cierto, más mujeres al mando de las instituciones facilita la contratación de otras en todo tipo de puestos.

¿Se puede hablar realmente de un surgimiento de las mujeres?

Creo que lo hay en algunos aspectos, pero no en todos. Ha habido una mejora sustancial en lo educacional y eso tiene un impacto positivo sobre la vida de las mujeres y sobre los niveles de inequidad de género y salarios. Dicho eso, por supuesto que hasta ahora es insuficiente.

¿Qué pierden las empresas y la sociedad cuando no se integra efectivamente a esta parte de la población?

No creo que las mujeres tengan habilidades distintas a los hombres, pues las personas van fortaleciendo sus capacidades a medida que se desarrollan. Creo que cuando tienes una fuerza de trabajo diversa en género se tiende a crear mayor armonía y cooperación. No porque ellas sean más armoniosas o más cooperadoras, sino que cuando hay segregación por género se crean ambientes que no son saludables ni para los hombres ni para las mujeres.

Usted ha hablado de la relevancia del contexto y sobre todo de los estímulos que recibimos del ambiente y cómo ellos moldean nuestro comportamiento ¿Por qué esto es tan importante para entender las brechas de género?

Las actitudes de género y las identidades de género no son biológicas, sino que emergen de un contexto social. Cuando los niños y las niñas son criados en ambientes que les comunican que las habilidades académicas y cognitivas tienen que ver con sus roles de género, piensan que el mundo funciona así. Por supuesto, ayuda que los padres críen a sus hijos de una manera que estimule que tanto niños como niñas sean científicos, profesores o gerentes. No es suficiente, pero ciertamente ayuda, como ayuda que los profesores y las escuelas den apoyo.

¿Cuál es el lugar clave para disminuir las brechas de género?

Creo que hay que enfocarse en el sistema educacional. También hay que preocuparse del mercado laboral y de crear oportunidades para las mujeres, pero no puedes cambiar el mundo simplemente preocupándote de lo que ocurre en el trabajo, puesto que la gente ya llega ahí con una serie de habilidades y, en general, hay una gran diferencia de género en esas capacidades con las que llegan.

¿Qué se puede hacer en el colegio?

El progreso atrae al progreso. Cuando un campo parece estar dominado por los hombres, eso representa un impedimento para que las mujeres ingresen, que es lo mismo que pasa cuando un campo parece estar dominado por las mujeres y representa un impedimento para los hombres. El sistema educacional es el lugar donde hay que empezar. Se hará una diferencia cuando éste entienda, partiendo por los profesores, que hay química, inglés, historia, sin distinción de género.

Los hombres obtienen mejores resultados que las mujeres en matemáticas y ellas un mejor resultado en lenguaje. ¿Qué implicancias tiene esto?

Las mujeres lo hacen mejor que los hombres en los test estandarizados de lenguaje y ellos en los de matemáticas. Pero lo interesante es que la investigación muestra que las mujeres tienden a acortar, más que los hombres, esa brecha en el desempeño regular de los cursos. Lo que no sabemos es si eso ocurre porque los hombres se desempeñan peor a lo largo de las asignaturas o las mujeres se desempeñan peor en los test finales estandarizados. Lo que sí es claro es que, al menos en Estados Unidos, el desempeño en los cursos es un mejor predictor que los test estandarizados de cómo te irá en la universidad.

En Chile, uno de los principales indicadores para ingresar a la universidad es una prueba estandarizada llamada PSU. ¿Lo anterior quiere decir que las mujeres se ven perjudicadas por la hegemonía del puntaje?

Si la selección está puramente basada en un test estandarizado podría perjudicar a las mujeres. En Estados Unidos, además de éstas también hay un proceso de selección en que se presta atención a las entrevistas personales y las notas, que son un mejor predictor del éxito en la universidad y yo diría que también en el mercado laboral.

En Chile se equipara equivocadamente al feminismo con el machismo. ¿Se declara usted feminista?

Supongo que sí.

¿Por qué?

Soy padre de tres niñas y quiero que ellas tengan vidas enriquecedoras, en las que puedan alcanzar su mayor potencial. Para mí, tener esa actitud es una forma de feminismo. Creo que en ese sentido comparto con esa corriente la preocupación porque las mujeres obtengan las oportunidades que ellas esperan tener en el mercado laboral y en la vida. Creo en la equidad de géneros y esa es la parte más importante de la definición de feminismo.

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