Correa, una visita paradojal
[contrastes] En dos días de visita oficial, el Presidente de Ecuador fue condecorado, en medio de una funa por su política energética.

A penas bajó del temerario automóvil diplomático negro, Rafael Correa, Presidente de Ecuador por segundo período, economista, referente para un sector de la izquierda regional, probablemente pensó que, en jerga futbolística, jugaba de local al ingresar a la Universidad de Santiago. Sin embargo, una serie de consignas poco amables lo recibieron ayer en el establecimiento, cuna de íconos como Víctor Jara, Quilapayún e Inti Illimani.
"¡Fuera las transnacionales de territorio indígena!", se escuchaba en los patios del recinto de los manifestantes, quienes se hacían acompañar de lienzos interpelatorios al mandatario. Al presidente le enrostran su política petrolífera en la región amazónica, donde perjudicaría a la población autóctona local.
Así, acompañado de sus escoltas, escuchó el vendaval de gritos hasta llegar al Aula Magna de la Usach. Allí lo esperaba una ceremonia a su favor, donde sería condecorado con el título "Doctor Honoris Causa".
Tras escuchar las loas a su gestión y su figura, Correa tomó la palabra para entrar golpeando la mesa. "A todos esos manifestantes que me tratan de vendepatria...", comenzó, para ahondar en cifras electorales de las regiones presuntamente afectadas, todas favorables a su persona.
Realizada su defensa, Correa se entregó a una exposición de poco más de dos horas que se podrían dividir en dos partes: la sintonía con el ethos cultural de izquierda y la defensa de su gestión de gobierno.
Haciendo guiños a sus simpatizantes, Correa cita con soltura a los poetas locales, en especial a Pablo Neruda, y se declara "hijo de una generación que creció con la canción protesta". Menciona a Víctor Jara, Inti Illimani y Patricio Manns.
Luego, se dedicó a lucir los logros de su gobierno. Avances en reducción de la pobreza y la desigualdad y, particularmente, en educación pública. Todo lo acompaña con gráficos amplificados en un proyector, donde aparecen la baja de la tasa "Gini" de desigualdad, entre otras cosas. "Esto no es el milagro ecuatoriano, es cambiar las relaciones de poder", dice con indisimulado orgullo.
Horas después, Correa se trasladó hasta Cepal, donde profundizó su ideología. Criticó la "larga noche neoliberal" de su país en la década de los 90 y sostuvo que los problemas del desarrollo "son políticos".
Lo escuchaban atentos, en primera fila, el ex Presidente Patricio Aylwin, Angela Jeria y Marco Enríquez-Ominami, quien guardaba para Correa un obsequio: una réplica de los lentes de Salvador Allende, metáfora del Golpe Militar de su extinto gobierno. "Le fascinaron", contó Enríquez-Ominami tras la cita.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.