El inesperado éxito que marca el renacer de la banda británica James
Su fiel culto y un sonido más moderno explican el suceso. El clásico grupo de los 90 estuvo cerca de destronar a Adele.

Tim Booth (56), el vocalista y líder de James, en precisa sintonía con esa facha hippie en perpetuo temperamento zen, prefirió responsabilizar a circunstancias externas.
"Creemos que la fuerza de la naturaleza nos va a dejar fuera del camino", "nosotros somos una pequeñita industria artesanal al lado de corporaciones gigantes"; de esa manera, a mediados de la semana pasada, el cantante prefirió adelantarse a los hechos al vaticinar que difícilmente el nuevo álbum de su banda, Girl at the end of the world, desbancaría a Adele del número uno de las listas británicas.
Pese a que en un momento el mano a mano los tuvo 2 mil copias por sobre su coterránea, finalmente 25, el último trabajo de la intérprete, repuntó sobre la hora y se quedó con el liderazgo durante el viernes 25, totalizando 12 semanas en ese puesto. De haberlo logrado, James habría asestado el mayor golpe de la temporada: no cualquiera quita del podio a una mujer hasta ahora invencible. Pero no.
O, al menos, no en términos estadísticos. Con el arañazo que le propinaron a la voz de Someone like you, el grupo de Manchester nacido en los 80 disfruta de una suerte de renacimiento en su adultez, el que los revalida como uno de los sobrevivientes más sólidos de la era dorada del pop de la isla.
"Sabemos que esto ha sorprendido mucho. Todos han exclamado: '¡mira, parecen ser populares todavía!'. Pero lo cierto es que los medios de comunicación nos han ignorado en los últimos años, ustedes incluidos, por lo que es natural que se impacten con que todavía existimos y con que aún poseemos muchos seguidores", comentó Booth para la revista NME, poniendo acento en quizás la virtud más persistente del conjunto: la leal y voluminosa base de fanáticos que aún exhiben en diversos países, la que aún los observa como cantautores delicados y evocativos crecidos a la sombra del duopolio Oasis/Blur. Sin mirar más lejos, sus únicas dos fechas en Santiago, en Lollapalooza 2011 y un año después en el Caupolicán, registraron llenos totales.
Pero la vigencia no sólo se fundamenta en sus feligreses. "Entre este disco y su antecesor, La petite mort (2014), James parece haber ingresado en una nueva fase fértil de su carrera", reseñó el sitio AllMusic. La web Clash Magazine fue aún más allá: "Encomiable sigue siendo que estos muchachos, ya superando los 50 años, no pierdan la espontaneidad y se aventuren en piezas de baile llenas de energía. Aunque el resultado es fuera de foco, tiene mucho impulso y frescura".
De algún modo, todas las críticas en torno a Girl at... han resaltado su arrojo por la reinvención, con canciones decoradas de sintetizadores y electrónica para estadios, ropaje cortesía del productor Max Dingel, colaborador de The Killers y Muse. James, finalmente, suena a siglo XXI. La banda, reconocida por su moderación, ahora elige recargarse.
Pero el anzuelo también se lanza para los seguidores históricos. La agrupación también editó su última entrega en cassette, tal como sus obras más legendarias, alzándose como uno de los álbumes más vendidos en Inglaterra en ese formato. Aunque ni el pasado ni el presente unidos pudieron vencer a Adele, James sabe que, finalmente, este 2016 ya les guardó su propia revancha.
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