Los hombres son los últimos en saber que se van a separar
<img height="21" alt="" width="94" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200811/193348.jpg" /> <br /> Ellos no leen las señales de advertencia y el divorcio los toma por sorpresa. "Es un problema de estructura cerebral", advierten los especialistas.

Fue un viernes en la noche. Pablo (32) llegó tarde a su departamento en Las Condes y se encontró con su mujer, Antonia, sentada en el living tomando un martini. Se sorprendió, pero decidió ignorar la situación, comentó que estaba cansado y se fue a acostar. Al día siguiente, la encontró sentada en el mismo sillón, con una maleta roja a su lado. "Tenemos que conversar... porque me voy", le dijo ella. "Hemos hablado muchas veces y tú no has cambiado". Luego, le entregó las llaves de la casa y se fue.
"Ese día me tomó por sorpresa", recuerda Pablo a un año del divorcio, constatando una realidad que se da en Chile y ya tiene nombre y cifras en Estados Unidos: el Sudden Divorce Syndrome (Síndrome del Divorcio Repentino), una situación que afecta principalmente a los hombres, quienes, a diferencia de las mujeres y por su estructura cerebral, son menos proclives a predecir las conductas de los demás. Es decir, no leen adecuadamente las señales del deterioro y se topan con la separación de manera sorpresiva.
¿Los números? Según un estudio realizado por la organización estadounidense Aarp (American Association of Retired Persons), uno de cada cuatro hombres que se divorcian afirma que nunca lo vieron venir. En tanto, sólo un 14% de las mujeres cuyo matrimonio se rompió afirma haberse sorprendido. En ese país, de hecho, según la Comisión por el Bienestar del Niño y la Familia, cerca del 75% de las demandas de divorcio son interpuestas por mujeres.
El sicólogo británico Simon Baron Cohen da cuenta en su libro The Essential Difference (La diferencia esencial) de las distintas estructuras cerebrales entre los géneros. "Los hombres tienen un cerebro configurado principalmente por el entendimiento y la construcción de sistemas. Las mujeres, en cambio, por la empatía, la capacidad para identificar las emociones y pensamientos del otro.
De esta manera, las mujeres tienen mayor habilidad que los hombres para responder con la emoción apropiada, y ellos tienen más habilidad para analizar y entender cómo funcionan las cosas, algo que no es de gran ayuda para las relaciones sociales.
Es así como las mujeres pueden percibir en forma más rápida las señales de advertencia, porque biológicamente están más orientadas a las relaciones, a la afectividad y a cuidar al otro. En cambio el hombre, está orientado a lo práctico, a la tarea y a la resolución de problemas. Y obviamente, estas diferencias de género se dan en todas las parejas en mayor y menor grado.
Para la sicóloga Mariely Said, las diferencias incluso van más allá, ya que, según ella, las señales sí están a la vista, pero los hombres no las ven porque no están centrados en el otro. "Las mujeres son más hábiles para interpretar las emociones a través de la expresión facial. Si ambos van de visita a una casa, la mayor parte de las veces ella se da cuenta de que los dueños de casa están agotados, porque está más atenta a las expresiones faciales, al lenguaje emocional y no al verbal".
SEÑALES INCORRECTAS
"Me acuerdo que ella siempre se quejaba de que me había dado muchas señales, pero que yo no las capté. Yo sabía que estábamos un poco alejados, pero siempre pensé que podíamos solucionar las cosas", agrega Pablo sobre su divorcio.
Para los especialistas, las señales del deterioro gran parte de las veces son enviadas de manera incorrecta, lo que dificulta aún más que los hombres las puedan leer.
"La mujer se mueve mucho más en lo implícito de una relación, hay señas, detalles, hechos que dan cuenta de su estado; los hombres, en cambio, somos bastante más explícitos, necesitamos que nos digan clara y directamente las cosas", explica Sergio Barroilhet, siquiatra y director de la Unidad de Salud Mental del Centro de Salud de la Universidad de Los Andes.
Para el especialista, ese es justamente uno de los componentes más decidores del Síndrome del Divorcio Repentino: las mujeres no envían señales concretas, a excepción del decaimiento sexual. Y para graficarlo da un ejemplo: "Si ella se queda callada y no habla de lo que les pasa, el hombre jamás lo interpretará como signo de algo".
Según Said, los mensajes femeninos habitualmente son erróneos, porque tienen tono de reclamo, de queja por insatisfacción, falta de comunicación, falta de interés de él, carencia de cariño o pasión entre ellos, o la falta de panoramas que antes hacían juntos.
Y son dichas en el peor contexto: la mujer insiste en enviarlas mientras discuten o pelean. "El hombre entonces piensa que es una recriminación más", dice Said. Tesis que refuerza Barroilhet, quien comenta que los hombres tienden a desensibilizarse ante los reclamos de la esposa. Así las quejas comienzan a perder efectividad y a transformarse en rutina, y sobreviene la separación.
Es lo que le pasó, de alguna manera a Javier (37). El, junto a su mujer, Ximena (35), partieron a terapia a instancias de ella. En la primera sesión Javier comentó que él consideraba que la relación estaba bien pero que estaban un poco más cansados, menos entretenidos y con mayores exigencias. Cuando le tocó el turno a ella, fue lapidaria. "Propuso que nos separáramos", recuerda.
Para Said el relato de Javier es más común de lo que se pudiera pensar. "Cuando las parejas consultan en medio de una crisis, los hombres siempre tienden a puntuar mejor la relación que las mujeres", dice. Y agrega: "Los hombres no le dan tanta gravedad al asunto, tienden a bajarle el perfil a las cosas. Les cuesta más darse cuenta de que el tema es más grave".
CÓMO EVITARLO
¿Cómo esquivar el Síndrome del Divorcio Súbito? Un camino obvio es no casándose, sostiene la revista Bestlife. Pero si ya lo está, los expertos coinciden que estadísticamente es casi imposible salvar un matrimonio en su fase terminal. Por ello, hay que actuar antes de que la sangre llegue al río.
Según John Gottman, renombrado investigador estadounidense, existe una gran clave y ésta no puede ser más simple: "el 5 a 1", la llama. Ello significa que los maridos (y también las esposas) deben manifestar al menos cinco acciones positivas que haya hecho su mujer por cada crítica que emitan. ¿Fácil, no? Howard Markman, otro experto en terapia de pareja, sostiene algo bastante conocido, pero no por ello menos importante: los hombres deben afinar el ojo ante las peticiones de sus mujeres -sea por atención o cariño-, ya que ellos no tienen la estructura mental para hablar sobre sentimientos. Algo que hace el matrimonio más difícil para ambos.
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