Chile en la encrucijada



¿Por qué bajan los valores de las empresas en la Bolsa local? ¿Por qué el índice de confianza empresarial ha caído más de 12% de febrero 2018 a julio 2019? ¿Por qué un gobierno de derecha no recibe el "voto" de los inversionistas? Basta leer la prensa para entender la decepción del mundo empresarial con el gobierno, a lo que se agrega el preocupante comportamiento del Parlamento que, liderado por las iniciativas del Partido Comunista, obstaculiza el desarrollo armónico del país. El gobierno carece de un proyecto estratégico y parece estar concentrado en responder a las urgencias de la coyuntura. Es notoria su improvisación, la que ha llegado al extremo de plegarse al demagógico proyecto de rebajar la jornada laboral, sin que exista un estudio serio sobre su efecto en la economía y el empleo. Esto, en un contexto futuro en el que debiera aumentar la cotización previsional, en plena transformación digital asociada a la revolución industrial 4.0, y con el temor a una recesión global.

Algo parecido pasó en Pesca, donde otra iniciativa comunista, la Ley de la Jibia, se aprobó sin fundamento técnico y pese a que era inconstitucional. Y el gobierno no hizo nada por frenarla, salvo iniciativas de última hora. Así se destruyó una industria sin que se beneficie a nadie, ya que los artesanales no tienen capacidad para pescar su cuota; los semindustriales no tendrán plantas a las que vender su producto; y se perderán ventajas competitivas del país.No es casualidad que estas dos iniciativas, presentadas en el gobierno Bachelet II, no hayan avanzado en esa administración. Es de suponer, porque se sabía de su nulo sustento técnico y de su negativo impacto sobre el empleo.

¿Qué le impide a los parlamentarios -que habiendo impuesto su criterio político en temas de competencia técnica- seguir con iniciativas similares? Si hoy pretenden disminuir la jornada laboral, es porque probaron su poder y la debilidad e improvisación del Ejecutivo.

La certeza jurídica se ha debilitado; basta ver los conflictos con permisos de construcción, decisiones judiciales en torno al espectro de telecomunicaciones, discusiones ácidas en concesiones de obras públicas y proyectos de ley de dudosa constitucionalidad como es el caso de la nueva Ley de Pesca. Y las señales internacionales preocupan: crece el temor a una recesión y el apetito por bonos gubernamentales, el más seguro activo financiero, refleja este mal ánimo. Debemos esforzarnos por volver a la senda que nos permitió tener el mayor PIB per cápita de América Latina, reducir la pobreza y acercarnos al desarrollo. Ello requiere un gobierno con un proyecto claro, que promueva los consensos, la mirada técnica, e integre la visión de la ciudadanía. Es indispensable, también, contar con una oposición capaz de enfrentar estos desafíos con espíritu constructivo y sin dejarse llevar por iniciativas populistas que son "pan para hoy y hambre para mañana". La encrucijada que enfrenta Chile es demasiado seria para fallar y todos debemos estar dispuestos a hacer nuestro mejor esfuerzo para superarla.

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