Columna de Gonzalo Said: “Ideas privadas a problemas de todos”

Foto: Andres Perez

"Se hace indispensable sopesar distintas alternativas que intenten evitar el colapso del sistema de salud privado. Dejarlas caer, como parece buscar cierta parte del oficialismo, no solo sería un suicidio político, sino además se expondría a cientos de miles de familias a problemas serios en la provisión de atención médica. La dimensión del problema es de tal envergadura que hace rato dejó de ser un problema puramente privado"



En una entrevista este fin de semana, el ministro de Hacienda señaló que veía en los empresarios a “personas pragmáticas, que más allá de sus ideas políticas, quieren que las cosas se resuelvan”. Son, sin duda, declaraciones valorables de la principal autoridad económica del país, sobre todo porque las reformas en discusión muchas veces han sido concebidas sin considerar la opinión de este sector.

Es evidente que los empresarios no deben ser quienes definan el curso de las reformas. Sin embargo, al ser un actor clave en la implementación de la mayoría de los cambios propuestos, se hace muy necesario considerar al menos las ideas que puedan tener para mejorar los proyectos que afectan al mundo de la empresa.

En ese sentido, es destacable que Hacienda haya considerado los criterios que se han propuesto desde el sector privado para el diseño de una nueva reforma tributaria. El ministro señaló que definirían “primero, ciertos principios sobre los cuales quisiéramos que respondiera nuestro sistema tributario”, luego “cuáles son las necesidades y prioridades de gasto que quisiéramos financiar”. “Tercero, cuánto de eso se puede financiar con mayor eficiencia en el uso de los recursos y en la fiscalización tributaria”. Solo en cuarto lugar se avanzaría en los instrumentos tributarios.

No obstante, acto seguido revela que se requieren 2% del PIB de recaudación adicional para financiar el aumento de la PGU, la reducción de listas de espera en hospitales, la sala cuna universal y la inversión en seguridad ciudadana.

El camino planteado por el ministro de Hacienda en materia tributaria es una buena señal. Y es lo que también se requiere en otros ámbitos en los que se necesita una mirada integral para poder resolver los problemas.

En las Isapre, por ejemplo, se hace indispensable sopesar distintas alternativas que intenten evitar el colapso del sistema de salud privado. Dejarlas caer, como parece buscar cierta parte del oficialismo, no solo sería un suicidio político, sino además se expondría a cientos de miles de familias a problemas serios en la provisión de atención médica. La dimensión del problema es de tal envergadura que hace rato dejó de ser un problema puramente privado. Frente a esto, al Gobierno no le queda otra alternativa que buscar una solución que mantenga con vida al sistema privado de salud. Una opción podría ser crear un mecanismo similar al de deuda subordinada que permita a las Isapres seguir existiendo, pero pagando al Estado a largo plazo el supuesto compromiso. Es evidente que para lograr darle viabilidad a una propuesta de este estilo, las Isapres debieran tener la capacidad de subir sus ingresos por la vía tarifaria. En paralelo, podrían regularse aspectos relacionados con la integración vertical, que le permitan mayor competencia y menor riesgo sistémico al sistema de salud.

Finalmente, en materia de pensiones, el Gobierno ha mostrado cierta apertura a modificar su proyecto. Creo que corresponde, tal como en el ámbito tributario, definir ciertos criterios para mejorar las pensiones. En primer lugar, es evidente que se hace necesario subir las cotizaciones, aunque quizás los 6 puntos sea excesivo luego de la PGU. En segundo lugar, la mayor parte de las nuevas cotizaciones debe ir a las cuentas individuales. En tercer lugar, hay que buscar que las administradoras de pensiones privadas -y eventualmente estatales- sean eficientes y actúen en un mercado competitivo, sin privilegios ni ventajas. Una eventual desintegración del sistema debe introducir mayor competencia en cada eslabón de la cadena y no reducirla.

Para que Chile avance debemos dejar de lado los ideologismos, encontrar la manera más eficiente de abordar las complejas problemáticas sociales y hacerlo de forma colaborativa para que realmente seamos capaces de entregarle a los chilenos una mejor calidad de vida.

* El autor es empresario.

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