Columna de Magdalena Gil, Florencia Cruz y Horacio Gilabert: La economía del fuego

Incendio forestal en Valparaíso
Andrés Pina/Aton Chile


Hace algunos días fueron detenidos un exfuncionario y dos funcionarios activos de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), además de un voluntario de Bomberos, por su participación en al menos 20 incendios ocurridos en la Región de Valparaíso, incluido el devastador incendio de interfase ocurrido a comienzos de febrero de este año en Valparaíso, que dejó 136 fallecidos y más de 16 mil damnificados. Con esto, ya son siete los funcionarios detenidos por su responsabilidad en el siniestro. Estos lamentables hechos deben hacernos reflexionar sobre cómo hemos generado una “economía del fuego”, con incentivos perversos que no favorecen la prevención.

De acuerdo al fiscal, esta “célula” operaba en el sector del Lago Peñuelas buscando “que sus servicios sean requeridos”. Es decir, buscando extender el horario y ganar horas extra por su trabajo de extinguir incendios. Lo problemático de esta situación ya fue advertida en el artículo que publicamos junto al Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica en enero de este año, unos días antes del fatal incendio. En él, destacamos la precariedad del trabajo por temporadas de los brigadistas, que dependen mayormente del pago de horas extra, señalando además que “estas personas no están involucradas en las labores de prevención y mitigación, lo que sugiere que los incentivos no están orientados de manera adecuada”. Lo mismo ocurre con quienes arriendan camionetas, camiones aljibe, aviones y otros medios de combate al fuego.

Si bien nunca imaginamos un “cartel del fuego” como el que se ha descubierto, quisimos alertar sobre la configuración de una “economía del fuego”, donde existen numerosos actores que se benefician económicamente por apagar incendios, y tienen pocos incentivos para prevenirlos. Lo que ocurrió en la Región de Valparaíso el verano pasado solo recalca que es urgente una reconfiguración de este sistema.

Existe hoy amplio consenso entre los distintos actores sobre la necesidad de enfocarnos en la prevención antes que en la respuesta. Para ello, debemos plantearnos la necesidad de brigadistas profesionales, con contratos vigentes todo el año, que puedan hacer carrera en prevención de riesgos y no solamente apagando incendios. Este es el caso de España, con las Brigadas de Prevención Integral y Brigadas de Labores Preventivas, y Australia, donde si bien existen bomberos voluntarios en zonas urbanas, los sectores rurales y de interfase son gestionados por brigadistas profesionales, a tiempo completo, y con responsabilidades de prevención y mitigación (Forest Fire Management). En ambos casos, los brigadistas participan del control del fuego, pero también tienen claras responsabilidades y labores en la prevención y mitigación en el territorio, propiciando la limpieza de sitios, la preparación de las comunidades, apoyando a los municipios en la identificación del riesgo, etc. En el caso de España, su rol no está reducido a incendios, sino también a la reducción de riesgos relacionados con otros fenómenos

En definitiva, la continua amenaza de los incendios y su creciente intensidad debido a la crisis climática, hace imperativo repensar las condiciones de los brigadistas Conaf, el tipo de contrato, su proyección de carrera y, sobre todo, su involucramiento en labores de prevención y mitigación durante todo el año.

Por Magdalena Gil, Escuela de Gobierno UC y Cigiden, Florencia Cruz, Centro de Políticas Públicas UC, y Horacio Gilabert, Escuela de Agronomía y Sistemas Naturales UC