SEÑOR DIRECTOR:
El escaso acceso y uso de servicios financieros, habilitador clave en la consecución de la autonomía económica, es uno más de los obstáculos que han enfrentado las mujeres para lograr su desarrollo. No por nada el llamado que ONU Mujeres hace este año es a financiar los derechos de las mujeres para acelerar la igualdad.
Existe un consenso de que poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género es un camino obligatorio hacia el desarrollo sostenible de los países, donde la inclusión financiera proporciona a las mujeres herramientas para acumular activos, generar ingresos, gestionar riesgos financieros y participar plenamente en la economía.
En Chile contamos con algunas iniciativas innovadoras que están marcando una diferencia tangible, pero la brecha persiste. Se requieren microfinanzas disruptivas que permitan catalizar el cambio social. Es clave que el crédito vaya acompañado de inclusión digital, educación financiera, incorporación de los efectos del cambio climático y, como ya se ha dicho bastante, una política de cuidados que aborde la sobrecarga doméstica de las mujeres en desmedro de su desarrollo económico y personal.
Detrás de estos desafíos se requiere la colaboración irrestricta entre sectores. Solo la sinergia entre el mundo público-privado, la sociedad civil y la participación activa de las mismas comunidades vulneradas, permitirá impulsar iniciativas para superar los desafíos más apremiantes.
Las mujeres con independencia económica se convierten en activas agentes de cambio. Necesitamos revolucionar los mecanismos de inclusión financiera para acelerar la igualdad. Si dejamos pasar más tiempo, para la conmemoración de un próximo 8M será demasiado tarde.
Karina Gómez
Gerenta Comercial y Social Fondo Esperanza
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