
Eugenio Valenzuela Somarriva: convicciones que definen la historia

La partida de Eugenio Valenzuela Somarriva es un momento para reflexionar sobre como la obra silenciosa de un hombre puede cambiar la historia. En tiempos donde el valor de la democracia es relativizado, y la damos por descontada, es pertinente recordar cómo esto pudo no ser así en nuestro país.
Abogado egresado con máxima distinción y premio Montenegro de la Universidad de Chile, Valenzuela integró el Tribunal Constitucional entre 1981 y 1989, para volver entre 1997 y 2006, por elección del Senado. Su trayectoria pública lo llevó a servir en el Consejo de Defensa del Estado, integrar la comisión encargada del retorno de exiliados y ejercer como abogado integrante de la Corte Suprema. Una persona que dedicó su carrera al derecho, a la justicia y al bien común.
Sin embargo, fue durante los años ochenta, en la discreción y reserva del Tribunal Constitucional, donde se libró una contienda jurídica que definió el que Chile pudiera tomar una decisión sobre su futuro.
Durante tres años, Eugenio Valenzuela lideró fallos ajustados en el Tribunal Constitucional que, con valentía y tenacidad, cimentaron una transición pacífica a la democracia. Mientras el ejecutivo intentaba pasar leyes que servían sus propios intereses y dejaban la puerta abierta a una potencial manipulación del plebiscito del 88´, el ministro construyó mayorías dentro del tribunal para corregir decenas de inconstitucionalidades. A través de su razón aguda y certera precisó lo necesario para construir legitimidad e institucionalidad.
En ese momento tan delicado, enfrentando la presión y voluntad adversa de la dictadura, Eugenio Valenzuela Somarriva aseguró que el plebiscito fuera transparente y con las garantías necesarias. Gracias a él, Chile tuvo un Tribunal Calificador de Elecciones correctamente constituido, registros electorales como corresponde, partidos políticos operativos y propaganda política en radio y televisión. Incluso un detalle tan esencial como conocer con un mes de anticipación la fecha del plebiscito, fue posible gracias su coraje, apego al derecho y genio jurídico.
La vida y obra de Eugenio Valenzuela dan espacio para una reflexión sobre cómo las convicciones de una persona, la rectitud ética más allá de las preferencias políticas y el apego a la norma en acciones cotidianas, pueden cambiar el destino de un país.
En lo personal, fue siempre discreto, haciendo sus aportes con absoluto bajo perfil. El Derecho era su pasión, pero su vida cotidiana era simple, marcada por la cercanía familiar, su faceta de agricultor durante los fines de semana, y la generosidad hacia los más necesitados.
Hoy despedimos a un hombre notable, a un jurista excepcional y, sobre todo, a un abuelo profundamente querido. Su legado perdurará no solo en la historia institucional de Chile, sino en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y aprender de su ejemplo.
Por Tomás Sánchez Valenzuela, autor de Public Inc.
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