SEÑOR DIRECTOR:

La verdadera catástrofe que han significado los incendios de las últimas semanas pone en evidencia y releva el rol que la sociedad civil, los privados, juegan día a día en nuestro país.

Rápidamente se activan mecanismos de respuesta, procesos, plataformas de donaciones y, sobre todo, se articulan miles de voluntarios y programas al servicio de los damnificados.

El Fondo Nacional de Reconstrucción, legado del expresidente Piñera, y la Ley 16.282 de donaciones en caso de catástrofes, permiten movilizar los recursos necesarios no solo hacia el Estado, sino que también facilita el aporte a fundaciones, corporaciones y universidades que disponen equipos para ir en apoyo de las personas afectadas. Ambos mecanismos operan desde una lógica de colaboración público-privada, dado que grandes y complejos desafíos requieren de múltiples actores para enfrentarlos, y el Estado por si solo no basta.

Los incentivos tributarios existentes permiten acelerar y atraer recursos que van en ayuda directa de quienes más lo requieren y además promueven la incorporación de más actores, iniciativas e innovaciones que puedan aportar para enfrentar el gran desafío de la reconstrucción, tal como lo ha hecho la sociedad civil desde los inicios de nuestra historia, generando insumos y experiencia para el desarrollo e implementación de soluciones y políticas públicas.

Tal como señaló el Presidente Boric: “La colaboración público-privada será muy bienvenida y es necesaria para enfrentar la total dimensión de los desafíos que tenemos para la reconstrucción”.

Es una muy buena noticia que se hayan activado mecanismos como el fondo para la reconstrucción. Una verdadera democracia es la que permite que todos los actores sean parte activa de la construcción del bien público, y de hacerse cargo de los problemas.

Paula Streeter

Socia 40c Consultores

Historiadora y socióloga