La elección de Biden y el voto hispano en EE.UU.



Por Jorge Heine, profesor de Relaciones Internacionales Universidad de Boston

La elección de Joe Biden a la Presidencia de los Estados Unidos ha arrojado varias sorpresas. Una de ellas es lo que todo indica será su triunfo en el estado de Arizona, alguna vez uno de los estados más conservadores. Ahí fue que surgió Barry Goldwater, padre del conservadurismo moderno en el partido Republicano, y candidato presidencial en 1964.

Las fuertes políticas antinmigrantes aplicadas en Arizona les han rebotado a los republicanos, y la población de origen hispano le ha dado un gran apoyo a Biden. Los demócratas no ganaban ese estado y sus 11 votos electorales desde 1996. Uno pensaría que ello sería una de las noticias claves de estas elecciones, pero no es así. Al contrario. El hecho que Trump volvió a ganar Florida, en parte gracias al voto de los cubano-americanos, ha instalado una curiosa narrativa. Debido al resultado en Florida, y uno o dos bolsones de votación hispana en el Valle del Río Grande en Texas que apoyaron a Trump, el cuento es otro.

Según cifras preliminares, Biden habría ganado unas dos terceras partes del voto hispano, una cifra inferior a la de Obama en 2012, que obtuvo un 71 por ciento. En varios lugares, incluyendo Florida, Biden obtuvo una votación inferior a la de Hillary Clinton en 2016. Esto ha llevado a algunos a señalar que no habría tal cosa como “el voto hispano”. Llevando las cosas al límite, una colaboradora cubana-americana del New York Times ha escrito que no hay tal cosa como una comunidad hispana en este país.

El español es el tercer idioma más hablado del mundo, y lengua nativa de unos 500 millones de personas. Con 60 millones de personas, un 18 por ciento de la población de los Estados Unidos, los hispanos son hoy la minoría étnico-lingüística más significativa, superior en tamaño a la afro-americana. De ellas, 32 millones están en edad de votar, 12,7 millones lo hicieron en 2016, y se calcula que unos 15 millones lo hicieron en 2020. En el Congreso de los Estados Unidos hay un Caucus Hispano, con 38 miembros. Si hay algo que marca una diferencia entre la comunidad hispana y las otras, es el grado al cual conservan su idioma natal, algo muy asociado a su identidad.

Sin embargo, la baja participación electoral de los hispanos (inferior al 50 por ciento, comparada con más de un 60 por ciento para los negros y un 66 por ciento para los blancos) implica que estén subrepresentados en los cargos electivos, aunque la estrella indiscutida del Partido Demócrata hoy es Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), representante por el Bronx, de origen puertorriqueño. El día que la comunidad hispana movilice políticamente el enorme potencial que sus cifras nos indican, será una aplanadora, muy difícil de contener.

No es de sorprender, por ende, que muchos pretendan negar su propia existencia. Les aterra solo pensar lo que podría lograr.

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