La paridad de género no existe fuera de la Convención Constitucional en Chile

Imagen Equidad de género


Luego de que ganó el Apruebo y la Convención Constitucional en el Plebiscito por una nueva Constitución, el 25 de octubre pasado, Chile pasó de ser un país regido por una carta magna escrita en dictadura a uno que escriba una nueva y con paridad de género. Esto lo deja a la vanguardia como el primer país en incorporar y resguardar el 50% de los escaños de la Convención Constitucional para las mujeres.

No obstante, lo anterior, y -sin despreciar en lo más mínimo el hito que significa que la nueva Constitución sea escrita la mitad por mujeres- ese avance puntual en la política no es la realidad que se vive en el país. En Chile no hay paridad de género en ningún ámbito y menos en los espacios de poder. Por eso que es tan importante que la Constitución sea paritaria para abrir, justamente, los caminos que desde siempre les han sido negados a las mujeres sólo por el hecho de ser mujeres.

Según el primer Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile 2019 -realizado por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, junto con el Ministerio de Hacienda y con la colaboración de la Fundación ChileMujeres- el 89,4% de los puestos de directorios están ocupados por hombres y sólo el 10,6% por mujeres. Del mismo modo, los puestos de gerencia de primera línea del país están compuestos en un 80% por hombres y sólo en un 20% por mujeres.

Las cifras sobre la participación de mujeres en la industria no son más alentadoras. Sólo en tres sectores tienen un promedio sobre el 40,7% en servicios comunitarios, sociales y personales, intermediación financiera y comercio. Y en cinco sectores como las industrias manufactureras metálicas, suministro de electricidad, gas y agua, construcción, explotación de minas y canteras y actividades deportivas la presencia femenina no supera el 20%.

Este escenario en el que se refleja la disparidad e inequidad entre los hombres y las mujeres también se replica en la brecha salarial, ya que las mujeres que se desarrollan en los niveles medios (jefaturas) y administrativos ganan en promedio 9% menos en sus sueldos brutos que los hombres. Y las mujeres en el nivel ejecutivo (directivas y gerencias) en promedio un 10% menos.

De esta forma, se pude ver de manera concluyente que la paridad de género no es tal en el país y, lo que es peor aún, está muy lejos de serlo, salvo por ese inédito hecho político que ocurrió el 25 de octubre, donde por fin se miró a las mujeres como personas con las mismas capacidades que los hombres para redactar una nueva Constitución.

Pero lo cierto es que en Chile existe una deuda histórica con las mujeres, no sólo en términos de participación y brecha salarial, sino que también en el reconocimiento de su aporte a la sociedad con características distintas a las de los hombres, las que sin ser mejor ni peores, complementan la mirada y la forma de ser y de hacer un país y un mundo más inclusivo y real. Además, es una gran oportunidad de contrarrestar la violencia hacia las mujeres la que no solamente se realiza de manera física, sino que también psicológica con discriminación, pagos inferiores y la invisibilización femenina en la de toma de decisiones y en los espacios de poder.

*Red de politólogas

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