La recuperación económica no está garantizada

La tienda Adidas, del Mall Sport, ayer registró una fila. Foto: Patricio Fuentes.

Las señales de tenue mejoría pueden ser fácilmente diluidas por medidas que, si bien en el corto plazo aparecen muy populares, pueden generar efectos sistémicos muy dañinos.



El Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre parece mostrar un escenario menos devastador del que se había anticipado para la economía local. A diferencia de lo que se estimó en el informe de junio -que anticipaba que la economía podía caer hasta 7,5% en 2020-, las nuevas proyecciones parecen suavizar algo la caída y en el escenario base la actividad podría caer en torno al 5%.

Uno de los elementos que podrían haber contribuido a mitigar esta caída es el retiro del 10% de las AFP. De hecho, en un apartado, el Banco Central (BC) concluye que el consumo recibió un impulso significativo producto de esta medida, aunque transitorio y enfocado en productos mayormente importados. En esta línea, algunos han señalado -sobreponderando los eventuales efectos positivos de corto plazo- que finalmente esta medida no tuvo los impactos económicos negativos que habían anticipado los expertos.

No obstante este mejor desempeño relativo de la economía, no cambia el ritmo de crecimiento en el largo plazo, ni menos valida la tesis de ausencia de efectos negativos de algunas medidas. De hecho, para evitar un importante aumento en la volatilidad en el precio de los activos provocado por el retiro del 10%, que podría haber comprometido la estabilidad financiera y la normal formación de precios, el BC se vio obligado a anunciar medidas para proveer liquidez y facilitar el ajuste de cartera, algunas de las cuales fueron complementadas con el accionar de la Superintendencia de Pensiones y la CMF. En opinión del BC los bajos impactos en el mercado financiero ocurridos luego del retiro del 10% “sugieren que el efecto señal habría sido efectivo en mitigar los impactos de corto plazo”, lo que confirma que -tal como advirtieron diversas voces expertas- la liquidación de tamaña cantidad de activos no es inocua y requiere una intervención a gran escala para morigerar sus negativos efectos. Por lo demás, es sintomático que, a pesar de esbozar ciertos efectos positivos en el consumo, el IPoM no realizó cambios en la estimación de la caída para este componente de la demanda interna (-4,2%) en relación al informe de junio.

Otro aspecto que destaca el IPoM -y que sirve para contener las expectativas-, es el fuerte shock que están enfrentado las compañías chilenas y que, según el informe, “es evidente que la actual situación implicará cierres de un número importante de empresas”. Por eso, concluye el BC, “es esencial asegurar un flujo sostenido de crédito, procurando que el sistema financiero no vea deteriorados sus niveles de capitalización y liquidez, ya sea por cambios regulatorios y/o por un deterioro más marcado de la capacidad de repago de hogares y empresas”.

Pese a ello, y nuevamente ignorando los impactos acumulativos que pueden tener diversas iniciativas legislativas en el mercado financiero, algunos parlamentarios siguen impulsando iniciativas muy populares, pero con efectos económicos altamente dañinos. Avanzan medidas para la postergación universal de las cuotas de los créditos, la eliminación de los datos crediticios mientras en paralelo se implementa la portabilidad financiera, obstáculos a la cobranza como la prohibición de embargo o restricciones a la cobranza extrajudicial, entre muchas otras. El Banco Central alerta que de producirse efectos significativos en el mercado por cambios regulatorios -sin especificar cuáles- o por otras razones, “el sector financiero podría no ser capaz de sostener el crecimiento del crédito, transformándose en un amplificador de la recesión, como ha sido en otras ocasiones”.

Estos elementos, además de relevar la necesidad de escuchar la opinión de los expertos al momento de legislar, deben llevar a asimilar que el crecimiento no está garantizado y que para asegurarlo es esencial contar con un marco normativo que no envíe señales equívocas. Los escasos efectos positivos de corto plazo no alcanzan a compensar el daño que pueden causar en el largo plazo iniciativas bien intencionadas, pero con importantes deficiencias técnicas o que no reconocen los efectos sistémicos que pueden generar.

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