Un único sistema de admisión

Casa central de la Universidad de Chile.
La Casa Central de la Universidad de Chile.


El principal sistema de admisión a las universidades en Chile funciona así: i) define los instrumentos que pueden usar las instituciones para establecer el puntaje que asignarán a cada carrera (PSU, NEM, y ranking); ii) define un subconjunto de instituciones que pertenecen al sistema; y iii) requiere que las instituciones definan las ponderaciones de cada instrumento y las vacantes ofrecidas para cada carrera. Con ello ejecuta centralizadamente un programa que asigna los postulantes según sus preferencias por orden de puntaje, comparable para cada institución/carrera (i.e., el mismo individuo puede obtener distintos puntajes de selección para cada carrera e institución).

Las ventajas de un sistema centralizado como éste son claras; muchos países se mueven hacia allá (caso especialmente notorio el de Brasil) y como en Chile, el proceso suele ser subsidiado por el Estado. Es que definir simultáneamente las postulaciones en base de criterios de acceso objetivos elimina espacios para el amiguismo, no requiere reprocesamientos de información y no multiplica los costos de la postulación. Esto último sería especialmente costoso para los estudiantes de menores recursos.

La Ley de Educación Superior estableció, por ello, la existencia de sistemas centralizados para universidades e instituciones técnico-profesionales. Sin embargo, separó los sistemas de admisión en dos subsistemas, lo que es innecesario pues mantiene un costo que un solo sistema evitaría. Esto porque muchos alumnos que queden seleccionados en el subsistema que se defina en primer lugar, deban esperar la definición del segundo subsistema, eventualmente renunciando a su selección previa. Si todos los alumnos prefirieran cualquier universidad sobre cualquier institución técnico profesional, tendría sentido resolver el subsistema universitario primero. Pero ello no es así; la evidencia indica que las preferencias se distribuyen entre los distintos subsistemas y es previsible que ello se haga más extensivo.

Entendemos que el acceso para el sector técnico-profesional debiera tener sus propios instrumentos, algunos de ellos distintos a los que considera el sistema universitario. Más aún, algunas instituciones pudieran preferir mantener el orden de inscripción. Lo fundamental es que un único sistema de admisión, donde todas las instituciones elijan las ponderaciones que estimen para un conjunto amplio de instrumentos, tendría todas las virtudes que dos sistemas separados tienen, pero reduciría los costos especialmente para los postulantes de menores ingresos.

Mientras se elaboran nuevos instrumentos que favorezcan mejor la vocación y el mérito, un único sistema debiera considerar, sin descartar otros, la PSU, NEM, ranking y el que está usando Duoc UC en los dos últimos procesos de admisión, un bono por provenir de un liceo TP, con especialidad relacionada, lo que en nuestra experiencia ha aumentado la retención y la titulación oportuna.

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