El poder del “like” en las RRSS: ¿transformó Facebook la interacción social?

Los "me gusta" cumplieron 15 años desde su primera aparición en esa red y han acumulado en los últimos años consecuencias positivas y negativas. La división de los usuarios, daños psicológicos, el fomento a la diseminación de información falsa, entre otras, son algunas de las secuelas de su implementación, que marcó un antes y después en la cultura popular.


Desde sus inicios, en 2009, el botón “Like” de Facebook se transformó en una herramienta presente, de una u otra manera, en todas las redes sociales, convirtiendo la forma en que interactúan los usuarios en línea y generando un alto impacto en la sociedad.

Con un simple click se puede demostrar aprobación, apoyo o simpatía respecto de publicaciones, fotos o comentarios.

¿Qué vuelve a este pequeño emoticono tan poderoso y cómo ha influido en la dinámica social en línea? Incluso, ¿Es tan original como se piensa?

Quizás es mucho decir, pero no hay dudas. El “Like” ha democratizado la validación social. En febrero pasado la herramienta cumplió 15 años desde su primera aparición, pero no siempre fue un “Me gusta”.

Antes de su llegada a la red, la retroalimentación positiva en línea se quedaba en comentarios escritos. Eso significaba más esfuerzo y tiempo por parte de los cibernautas, pero se simplificó este proceso al tener una forma rápida y fácil de mostrar aceptación. Facilitó la capacidad de recibir reconocimiento, permitiendo que una amplia gama de contenido, desde publicaciones personales hasta noticias importantes, obtuviera visibilidad y validación.

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Mark Zuckerberg recibió el primer prototipo del botón "Me gusta" en 2007. En ese entonces, el mensaje era "Awesome" ("Asombroso") y no "Like", como es hoy en día. El nombre fue propuesto por él a su equipo.

Otro de los plus del botón es que ha redefinido la forma de medir el éxito en las redes sociales. Antes, la cantidad de comentarios o seguidores era el principal indicador de popularidad. El número de “likes” ahora puede determinar la relevancia y el impacto de una publicación, por lo que se ha instalado una cultura de validación cuantitativa, donde la búsqueda de “likes” puede influir en el contenido que se comparte y en la autoestima de los usuarios.

Eso sí, “el poder” del “Like” no se limita a la validación personal. Se volvió fundamental en la formación de comunidades online y cierto tipo de compromisos, por ejemplo, entre otros usuarios. Hoy se “usa” para afirmar los vínculos entre usuarios al mostrar afinidad e intereses compartidos.

Además, el algoritmo de Facebook y de las distintas plataformas de Meta utiliza la cantidad de “Me gusta” como un factor para clasificar la visibilidad del contenido, lo que significa que los posteos más populares tienden a tener aún más visualizaciones y alcance, creando un círculo de retroalimentación positiva.

Círculo vicioso

A pesar de eso, “el impacto Like” no es totalmente positivo. Ha sido objeto de críticas por promover una cultura de superficialidad y recompensar el contenido que divide a los usuarios o sensacionalista, en vez de la calidad o la veracidad de la información.

Además, su presencia en todas las plataformas puede fomentar la comparación social y contribuir a problemas de salud mental, como la ansiedad y la baja autoestima, especialmente entre los jóvenes.

Incluso, este tema estuvo en el ojo de la polémica en los últimos años, cuando Frances Haugen, exempleada de Facebook, dio a conocer una serie de documentos confidenciales de la empresa, en los que se explicaba el actuar de la firma.

A diferencia de otras redes, en las que los moderadores trabajan de forma extenuante para filtrar el contenido, aunque a veces de manera poco eficiente y sin lograr, el conglomerado de redes sociales, propiedad de Mark Zuckerberg, sabía del impacto negativo de su algoritmo y los “Like” en los jóvenes.

La polémica fue tal y salpicó tanto a todas sus otras plataformas que la compañía decidió hacer un blanqueo de imagen y cambiar de nombre.

Se ha comprobado que las redes sociales pueden llegar a generar depresión en la población adolescente e infantil, al fomentarse la superficialidad y el contenido nocivo.

Al mismo tiempo que las redes sociales continúan evolucionando, el rol del “Like” sigue siendo central en la forma en que nos vinculamos en línea. Si bien su “poder” puede ser controvertido, no se puede negar el impacto de la herramienta en la forma en que expresamos empatía o apoyo, nos conectamos y construimos grupos humanos en el entorno digital. Dependerá de los cibernautas utilizar la herramienta de manera consciente y reflexiva para fomentar así una interacción más positiva y significativa.

Una novedad cuestionable

Facebook no puso la primera piedra en el mundo de las redes sociales. Sí es cierto que es de las más pobladas y masivas desde sus primeros días, pero de ahí a decir que es la que inició todo, hay mucho trecho. Incluso, podría decirse lo mismo con el botón de “Like”.

Para cuando la plataforma de Mark Zuckerberg comenzó a popularizarse, no existía el botón del pulgar arriba. Ni siquiera habían luces de ello. Facebook era lo más cercano a un foro con perfiles accesibles, en los que los usuarios publicaban fotos, videos o mensajes, y podían solamente recibir comentarios. Nada más.

Otras redes, como Digg, muy similar a lo que es ahora Reddit, tenían un botón para indicar aceptación y una especie de “Like”, por lo que muchos la consideran precursora en el tema y sugieren que el equipo de Zuckerberg tomó desde ahí la idea. Lo que sí es cierto, y que incluso han relatado los involucrados en el proceso de creación, es que el hombre a la cabeza de Menlo Park ni siquiera estaba seguro al respecto.

La página principal de Digg, previo a que Facebook implementara su sistema de "Like" en 2009. La red es una plataforma de noticias y trends.

“Project Props”, como se le denominaba a la iniciativa que buscaba posicionar mejor las publicaciones o comentarios con más llegada a los usuarios, tenía la idea de un botón “Awesome”. Zuckerberg descartó la propuesta, pero sí propuso el “Me gusta”. Por lo que, solo hasta cierto punto, el mito de estar a la cabecera podría ser verdad. Lo mismo dicen de FriendFeed, que para 2008, antes de Meta, tenía su propio botón de este tipo.

Más allá de eso, la llegada del botón a la red de Zuckerberg motivó a otros tantos a hacer los suyos, aunque no tan similares, para tampoco caer en el plagio. Instagram, también de Meta, Twitter y Snapchat, tienen la modalidad de un corazón. Lo mismo otras plataformas, pero de streaming, como Soundcloud y Spotify. La más parecida, y que incluso es un pulgar, como Facebook, es YouTube. También lo hace LinkedIn. La influencia de la red social de Menlo Park, quizás por el alcance que tuvo desde su lanzamiento, se hizo con el título de creador de los “Like” en el imaginario popular, pero antes hubo otros.

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