Política

Franco Parisi: El (nuevo) gran impugnador

El candidato del PDG reunió 2,5 millones de votos en la pasada elección presidencial, sorprendiendo al mundo político. Su discurso anti élites y criticado por populista, se expandió por radios locales y redes sociales sin que nadie del establishment se diera cuenta. Todo eso ahora lo tienen convertido en el intérprete de la clase media. ¿Será suficiente para legitimarse como un caudillo electoral?

Santiago, 16 de noviembre 2025. El candidato presidencial, Franco Parisi, realiza un discurso durante el conteo de votos. Sebastian Nanco/Aton Chile SEBASTIAN NANCO/ATON CHILE

Franco Parisi llevaba tres meses en Chile, pero aún era invisible. A pesar de haber aterrizado en Santiago en abril, con una puesta en escena fabricada por el PDG incluida, a pesar de haber sido proclamado como la carta presidencial de ese mismo partido en un acto en el ex Congreso que no tuvo mucha cobertura y de los más de 899 mil votos que había obtenido cuatro años antes, sin siquiera pisar el país, el controvertido economista de 58 años no lograba que el mundo político y empresarial, o la casta, como él la llama, lo reconociera.

No fue considerado en el debate de la Cámara Chilena de la Construcción, en mayo, “porque no marcaba suficiente en las encuestas”, les argumentaron, cuenta Rodrigo Vattuone, presidente del PDG, y tampoco en el Salmon Summit de julio. Después de ese segundo desprecio, Parisi subió un video donde describió esa displicencia como “una falta de respeto a la gente” y lo utilizó como un elemento para empujar su propia narrativa:

“La clase emergente, la clase media, el emprendedor -comentó- sabe que en noviembre se juega algo importante. Es la gente versus la élite política”.

Hablar en esos términos tenía un propósito. La de noviembre de 2025 sería, después de varios años, la primera elección presidencial con voto obligatorio. Esa condición arrastraría a unos 13 millones de votantes a las urnas: casi seis millones más que para le votación que eligió a Gabriel Boric.

–Si tú analizas el perfil del votante de Parisi de 2013 y de 2021 –dice Juan Pablo Lavín, fundador de Panel Ciudadano­–, es un perfil más masculino que femenino y significativamente más joven. La concentración de su voto está en menores de 45 años y más de regiones que de la Metropolitana o la Quinta. Dentro de las mismas regiones, de hecho, es más periférico que del centro urbano. Son clases medias y medias bajas principalmente.

Eso, agrega Lavín, iba a tener un efecto en la presidencial.

–Uno ya podía proyectar que el votante Parisi se había multiplicado para esta elección, porque ese perfil de votante es muy similar a la concentración que tienen los jóvenes de votantes obligados. Son personas que tienen mucha desconfianza en la institución y, sobre todo, en el Estado. Por eso mismo, creen que no sirve de nada ir a votar y no votaban.

Sólo que ese cálculo no era el mismo que hacían las principales encuestadoras. A pesar de un padrón que había crecido en un 90% a base de votantes no politizados, los principales sondeos habían diluido el apoyo al economista de un 12,8% en 2021 a un 5% este año.

En las conversaciones que Parisi tenía todas las noches con su equipo a las 23.00, donde participaban sus asesores y compañeros del programa de streaming Bad Boys, Giancarlo Barbagelata, Juan Marcelo Valenzuela y Pedro Gubernatti, lograron un relato que unía las carencias de Parisi con las del electorado que era obligado a votar: ambos se sentían ninguneados.

Santiago, 5 de septiembre 2025. Franco Parisi presenta a los nuevos integrantes de su comando y que asumiran tareas en areas como, Justicia, Carola Caneo, Energia, Michael Roa, Hacienda, Juan Carlos Fernandez, Seguridad, Flavio Espinoza y Marcela del Sol. Jonnathan Oyarzun/Aton Chile JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

–Es el típico personaje al que no le dan el crédito hipotecario, pero que tampoco califica para el subsidio porque no es tan pobre. La típica persona que no es bien recibida cuando va a pedir ayuda al Estado –explica Barbagelata.

En esos ciudadanos enojados con el trato que recibían, con el precio que había que pagar para comer y para estar sanos, y que ninguno de esos problemas tuviese soluciones simples, había una oportunidad.

Mientras Vattuone armaba la lista de 200 candidatos al parlamento que presentaría el PDG, Franco Parisi salió a recorrer Chile presentando esas soluciones simples en lugares tan disímiles como una plaza en Viña del Mar o un auditorio universitario en Chillán.

–Decíamos que Franco no pertenecía a la política tradicional y que no le interesaba pertenecer tampoco. Que no nos sentíamos identificados ni con la izquierda ni con la derecha. Que no teníamos dogma. Que sólo nos interesaban las soluciones concretas –recuerda Valenzuela.

En cada comuna el diagnóstico era el mismo: después del estallido y seis años de peleas y polarización había un hastío de la política por ser incapaz de producir mejoras tangibles. Antes de inscribir su candidatura en el Servel el 18 de agosto, Parisi necesitaba un eslogan que englobara eso. Lo estaba discutiendo con su esposa, Valenzuela y Barbagelata, cuando apareció.

–Yo le dije que nuestro problema era que lo estaban vinculando al centro. Y el centro es poco sexy. Porque para la gente ser amarillo es una indefinición –dice Valenzuela.

Parisi se acordó de cómo Francisco Orrego reivindicaba a los fachos pobres y del rechazo que, en general, produce el comunismo. Necesitaban algo a medio camino, una solución simple y despolitizada a un problema que parecía complejo.

Pensé que era una posibilidad decir que no éramos ni fachos ni comunachos –recuerda Parisi–.

Era un poco informal, dice:

–Pero lo tiramos y pegó.

Los despreciados

Franco Parisi estaba al teléfono. Todos los días, durante 30 o 40 minutos, respondía algunos de los 1.500 mensajes privados que le llegaban a su cuenta de Instagram. Eran dudas sobre sus propuestas económicas y cómo planeaba mejorar el empleo y ayudar a los votantes a pagar sus deudas. Parisi, entonces, tomaba su celular y respondía con audios.

–La gente se daba cuenta. Nos decía que nunca pensaron que un candidato les respondería. Pero acá esas cosas eran posibles –asegura Giancarlo Barbagelata.

El equipo de Parisi tenía que hacerse cargo del controvertido prontuario que había dejado el economista en sus dos aventuras presidenciales anteriores. Como cuando el Servel le objetó 27 ítems de su rendición de gasto de su primera campaña. Entre las observaciones estaba el pago de $8 millones a su prima Karen Tapia Parisi por servicios de secretaria en terreno y $580.400 destinados a la compra de artículos de la marca Hugo Boss. Dos años más tarde Parisi fue despedido de dos universidades norteamericanas por una serie de acusaciones de acoso sexual contra estudiantes y personal femenino.

Su segunda candidatura presidencial tuvo que ser desde Estados Unidos, sin la posibilidad de estar en Chile, debido a que mantenía una orden de arraigo vigente por una deuda de pensión alimenticia de $207 millones. Además ese año el PDG dejó de recibir $682 millones que habían rendido, por irregularidades en su balance de acuerdo al Servel.

26/01/2023 FRANCO PARISI SE REUNE CON LA DIRECTIVA NACIONAL DEL PARTIDO DE LA GENTE (PDG) FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA MARIO TELLEZ

Perfilar la reputación para el tercer intento de Parisi forzó a su equipo a aprender a estar y ser vistos en las pantallas de los smartphones de la ciudadanía. Ahí, donde los votantes pasaban unas cinco horas diarias, podían presentarlo lejos de sus aspectos negativos. Entonces, si había una tendencia que se volvía viral, Parisi era parte de ella, alcanzando volúmenes de visualizaciones que difícilmente habría conseguido participando en los espacios políticos dominicales. Un reel con la cumbia El nuevo campeón, podía alcanzar 2 millones de visualizaciones en 24 horas y un posteo con su frase Uno para los vivos y dos para los, donde hacía referencia a su lugar en la papeleta obtenía 70 mil likes sin mayor publicidad.

De todo el material que produjeron, el equipo de Parisi seleccionó los 50 videos que mejor rendimiento tuvieron, como un intercambio picante con otro candidato o cuando se quebró hablando de la enfermedad que le quitó la vida a su padre en TVN, para apuntarla hacia algunos de los públicos que tenían segmentados. La televisión, más que un fin, era un lugar del cual sacar contenido, enfocado bajo su óptica, para alimentar a sus propios canales.

El camino por los bordes de Parisi también incluía las visitas a comunas donde estaban esos votantes que se parecían a los que ya había tenido. En Quillota, Cabildo, Quintero y Llay Llay hablaba con las radios locales, poco acostumbradas a sentar a un candidato presidencial en sus estudios y Parisi les decía que eran iguales: partes despreciadas del engranaje imperfecto de Chile.

–Los candidatos van a regiones, pero a las capitales regionales: no a las comunas pequeñas –explica Barbagelata–. Entonces nosotros hacíamos el recorrido paralelo y evidentemente llamaba mucho más la atención en esas zonas. Le daban más tiempo, más cobertura, ellos mismos potenciaban la entrevista y la anunciaban por las calles. Lo hacían porque se daba una cierta sinergia: el candidato ninguneado, con el medio ninguneado.

En cada una de esas paradas Parisi encontraba formas de presentarse como el redentor de esas audiencias. Le decía a las técnicos en enfermería que necesitaban reconocimiento institucional, porque eran vitales para la estructura sanitaria en Chile; a los evangélicos, que debían jugar un rol en la recuperación de personas con problemas de salud mental y drogas, porque tenían la infraestructura que a la red de salud le faltaba y, al mundo tuerca, que su pasión no era un crimen: sino que un ejemplo más de cómo un Estado invisibiliza a quienes debe servir.

–Nunca le habíamos dado apoyo a ningún partido político. Franco fue la primera persona que nos escuchó y, bueno, nos gustó porque tampoco está metido en ningún partido político. Nada sucio –dice Cristopher Cabeza, fundador de un festival del mundo tuerca.

Relacionarse con esos nichos a partir de ofertones, no fue particularmente aplaudido por los analistas.

–Parisi siguió la estrategia que tuvo en sus campañas anteriores, planteándose como el candidato anti-establishment, pero en una clave particularmente populista, creo yo, buscando el argumento rápido y de ganancia económica, desde el punto de vista de la gente. Mucho bono, muchos retiros de pensiones no inflacionarios –cree Cristian Valdivieso, director de Asuntos Públicos de Criteria.

El norte, que Parisi ya había conquistado hace cuatro años, no lo entendió así.

–Aquí es un modelo a seguir –asegura Sacha Razmilic, alcalde Evópoli de Antofagasta–. Recuerda que él se hace conocido como asesor financiero. Antes de ser presidencial, le decía a la gente cómo tenía que invertir sus recursos. Estamos hablando de personas que en las negociaciones de la minería obtenían buenos bonos, entonces lo tomaban como un referente que los apoyaba en cómo administrar sus recursos. Aparte, es todo un segmento que no le debe su estado económico actual al gobierno, porque no llegaron ahí por subsidio, ni por herencia. Son personas que vienen de clases más bien bajas, que han salido por su propio esfuerzo, y eso lo valoran muchísimo.

El discurso del economista, sostiene uno de sus asesores, no sólo tenía que ver con combatir la migración y la inseguridad, sino que también le hablaba al emprendedor que quiere multiplicar su plata, al trabajador que sueña con ser su propio jefe y al contratista que ve cierta realización en poder comprar una camioneta del año o en pagarle una cirugía estética a su esposa.

Para esa clase media, que no se siente víctima ni pueblo, el mensaje de Parisi, cree Razmilic, era uno que los redimía:

Les decía que no se sientan avergonzados de lo que son, de lo que han logrado, de su éxito.

Solo que esa conexión con su discurso o las millones de interacciones que registraban en redes sociales, parecían no permear a las proyecciones que hacían las encuestadoras, que lo ponían en quinto lugar dentro de los ocho que competían por La Moneda, cuando ellos estaban seguros de que estaban peleando el segundo.

–A pesar de nuestras apariciones en Mega, TVN y los debates, las encuestas nos daban a la baja, cuando no había razón estadística para hacerlo –acusa Parisi–. Nosotros veíamos que había una manipulación.

Juan Marcelo Valenzuela estaba seguro que al menos un 20% del padrón los apoyaba. Pero claro, nadie más, ni los analistas, ni la industria de los estudios de opinión, ni los medios parecían compartir esa posibilidad. Que ellos estuvieran en lo correcto, implicaba que todos los demás estuvieran equivocados:

–Sería irreal decir que no teníamos dudas.

La grieta

Franco Parisi apareció en la franja prometiendo barcos cárceles, eliminar el IVA a los medicamentos, reduciendo el impuesto al combustible, aumentando la PGU, fijando en $5 millones el tope del sueldo de un funcionario público y planteando la posibilidad de ahorrar a través del consumo. También explicaba cómo se dio el cobro en exceso de los precios de la luz y qué habría hecho él para solucionarlo.

Los números de sus redes sociales sólo crecían con ese tipo de contenido. Según su equipo, sus videos fueron reproducidos cerca de 200 millones de veces. No sólo eso: 247 mil otros usuarios replicaron o expandieron el material que Parisi publicaba. Un reel, por ejemplo, que explicaba las diferencias entre el candidato del PDG y la candidata oficialista Jeannette Jara, acumuló 1.2 millones de visualizaciones y 100 mil me gusta.

–Lo interesante es que teníamos alrededor de 6 millones de usuarios que nos veían una gran cantidad de veces –describe Barbagelata–. La probabilidad de que una persona viera muchos videos nuestros y terminara votando por Franco, era relativamente alta. Nosotros pensábamos que uno de cada tres podía hacerlo.

Su partido le organizó seis cierres de campaña. En el último, en La Pintana, adelantó que pasaría a segunda vuelta y que el domingo en la noche “la noticia de todos los medios será la gran sorpresa de Parisi”.

El día de la elección, luego de votar en La Reina, esperó los resultados con su hermana Zandra en el departamento de ella en Presidente Riesco. Parisi veía la televisión y no entendía cómo las proyecciones de las mesas seguían ubicándolo quinto. Pero eso, dice Rodrigo Vattuone, era porque aún no contabilizaban a las de regiones. Después llegaron las de Arica y Calama y Alto Hospicio y todas las 64 donde llegó primero.

–Una radio importante me llamó, diciendo que estaba pasando a segunda vuelta –cuenta Parisi–. Pero después se estancó el crecimiento de Kaiser, que le estaba robando significativamente votos a Kast.

Para pasar junto a Jara –cuenta el economista– necesitaba que el candidato libertario marcara 16 puntos. Pero Kaiser se quedó en 13,9% y él en 19,7%: a 545.068 votos de José Antonio Kast. Si en cada mesa de Chile hubiera conseguido 14 votos más, Parisi habría pasado a segunda vuelta.

–Franco quedó tremendamente golpeado, en algún momento bajó a una oficina privada para estar solo –recuerda Valenzuela, que celebraba su elección como diputado por Valparaíso, uno de los 14 que consiguió su partido.

Parisi es un gran amante del fútbol. Foto: Carlos Acuña/Aton Chile.

Alrededor de las 21.30, Parisi dio su vocería. Dijo “estuvimos a nada de pasar a la segunda vuelta” y aprovechó de ajustar cuentas con el mundo político, sin adelantar a quien respaldaría en el balotaje.

Al final, fue como lo había vaticinado: la noticia en todas las redacciones era la sorpresa del candidato del PDG.

El análisis posterior de los votos sólo hizo más evidente la grieta que existía entre el votante de Parisi y la élite, incluso en la RM. Mientras en La Pintana obtuvo el 26,8% de los votos, en comunas como Vitacura (0.8%), Las Condes (2.2%) y Lo Barnechea (5.2%) ni siquiera fue un contendor.

–Ahí me odian –dice Parisi–, pero en algún momento se van a dar cuenta que ellos, si los despiden, en seis meses también pierden la casa, el auto, la casa en la playa y hasta el matrimonio.

Hay una diferencia entre el desprecio de antes y el de ahora: con 2,5 millones de votos y un público que sólo parece multiplicarse cada cuatro años, es difícil seguir ignorando a Franco Parisi como un caudillo electoral. Sobre todo, porque después del domingo se ubicó como el gran impugnador de las elites y él intérprete validado por la clase media dentro de la oferta política.

Aún así hay cosas que no cambian. No sólo que Parisi probablemente seguirá viviendo entre Chile y Estados Unidos, a pesar de que a la bancada del PDG le gustaría tenerlo como asesor económico, sino que también el desprecio inconfesable que, según su círculo, siente por el mundo que gira en torno a la política que, al menos estos días, está obligado a tomarlo en cuenta.

–Tengo clarísimo que esto es un veranito de San Juan –cree Barbagelata–. En seis meses más, en las encuestas de nuevo vamos a estar marcando un punto.

Santiago, 16 de noviembre 2025. El candidato presidencial, Franco Parisi, realiza un discurso durante el conteo de votos. Sebastian Nanco/Aton Chile SEBASTIAN NANCO/ATON CHILE
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