Al fin unas zapatillas que sirven para (casi) todo
A contrapelo de la industria, que promueve modelos específicos y desechables, las Vans MTE Crosspath son multiuso y diseñadas para durar. Algo estrechas y un poco caras, valen la pena por su novedad y sustentabilidad.
Con el fin de aumentar el consumo y las ventas, las marcas de zapatillas hace años que dejaron de diseñar modelos multiuso, esos que servían tanto para caminar por la ciudad como para trotar o subir un cerro, y se dedicaron a fabricar pares específicos, útiles para solo una cosa e inútiles para todo lo demás.
No se te vaya a ocurrir usar la zapatilla de running en una pichanga improvisada con amigos, ni caminar por un parque con la que llevas al gimnasio, ni menos ir al gimnasio con esa que te encanta para salir a carretear: cualquier uso fuera del estipulado puede arruinarlas por completo.
Eso, a quienes vamos por la vida haciendo cosas distintas, nos empuja a tener cinco o seis pares de zapatillas, a pesar de no siempre tener el presupuesto ni para comprar solo uno. Porque comprar un modelo que funcione como un todo-en-uno, con la pretensión de que aperre en casi cualquier exigencia que le pongamos, a los pocos meses terminará como un viejo trapo de cocina, fétido y horrible, roto, triste e inservible.
A pesar de que la obsolescencia y la desechabilidad son los principios rectores de las grandes compañías, forzándonos a que compremos más y peor, al parecer Vans decidió ir contra la corriente y desarrolló una zapatilla que tiene dos objetivos muy anticomerciales: es multiuso y ultra resistente. O sea que sirve para muchas actividades y debería durar por varios años.
El modelo, que pertenece a su línea outdoor MTE, se llama Crosspath, que en español quiere decir “senderos cruzados”, como cuando dos caminos distintos se intersectan, porque lo que busca es precisamente eso: servir tanto para moverse por la ciudad como por la naturaleza, suficientemente cómoda para caminar por la calle pero al mismo tiempo resistente para soportar la tierra, las piedras y la humedad.
Su diseño híbrido, ni tan ligero pero tampoco tan robusto, también ayuda a que las zapatillas puedan ser usadas en cualquier circunstancia sin que por eso uno quede estéticamente fuera de lugar. Ni parecía un montañista perdido cuando fui a buscar a mi hijo al colegio con ellas, ni tampoco un desubicado urbanita cuando las ocupé para un pequeño trekking.
Algo ajustadas pero sustentables
Las MTE Crosspath son también el modelo más ecológico desarrollado por Vans. La tela impermeable del empeine está fabricada con plásticos reciclados, la media suela tiene un 50% de espuma EVA proveniente de plantas cultivadas de forma responsable, lo mismo que el caucho de la suela, hecho en un 30% con material reciclado o regenerado.
Esa materialidad no afecta la comodidad ni la durabilidad de las zapatillas, aunque esto último aún es difícil de comprobar, pues se trata de un calzado que lleva pocas semanas en el mercado.
Pero de lo primero sí podemos dar cuenta: las Vans MTE Crosspath, si bien algo duras al comienzo, en especial en la puntera, no se sienten como el típico calzado outdoor, pesado y rígido, sino como una zapatilla deportiva cualquiera, con suficiente amortiguación y no tanto peso.
En la suela incorpora unas pequeñas calugas o relieves, cuyo dibujo ayuda a dar agarre en caminos complicados —como barro, piedra o tierra suelta— pero que no molesta demasiado en la ciudad. Eso sí, cuidado con pisar caca de perro, porque sacarla te podrá tomar un buen rato.
El material de la parte superior de la zapatilla tiene una doble virtud: es transpirable, lo que ayuda a que la humedad de los pies no se retenga —algo fundamental en época de calores—, pero simultáneamente impermeable, entonces no te enterarás si te pilla una lluvia o pisas alguna poza.
Quienes tengan pies anchos, como yo, deben estar atentos y quizá pedir una talla más de la que les corresponde. Eso me ocurrió a mí, que solicité la medida de Vans que he usado toda la vida, pero me quedaron muy estrechas de los lados. Cuando las cambié por un número más alto, el calce anduvo mejor.
Hay distintos colores para elegir: desde el clásico negro con blanco de Vans hasta tonos más radicales, como un amarillo que parece uniforme de bomberos, un verde militar y un gris más urbano. Pero cualquiera sea la combinación, se agradece el esfuerzo por una zapatilla versátil, con un precio algo elevado ($119.990 en Vans) pero que se justifica en su espíritu multiuso y que realmente, a contrapelo con la época, parece haber sido diseñada para durar.
*Los precios de los productos en este artículo está actualizados al 7 de noviembre de 2024. Su valor y disponibilidad pueden variar.
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