Pelo: cómo usar correctamente el acondicionador

¿Cada cuánto aplicarlo en el cabello? ¿En todo el pelo o solo en las puntas? ¿Cómo saber cuál es correcto para mí? Estas y otras dudas son respondidas por estilistas y profesionales.




El acondicionador —antes conocido como bálsamo— suele ser el segundo paso en el lavado de pelo. En el primero, con el champú, se retira la suciedad —como el polvo o las células muertas de la piel— y se limpia con esta fórmula concentrada. Mientras que el acondicionador, por su parte, hidrata y humecta la fibra capilar, dejando al cabello más suave y fácil de manejar.

Ahora bien, ¿es necesario usar siempre un acondicionador después del champú? ¿Hay tipos de cabello que lo necesitan más que otros? ¿Cómo se aplica correctamente?

Todas estas dudas las resuelven Juanjo Sandoval Lyon, estilista especialista en color y maquillaje, que acaba de fundar su peluquería Descarado Pelo en el barrio El Golf, y Denise Corales, estilista en Monsite, salón ubicado en Vitacura.

¿Cómo se aplica correctamente el acondicionador?

Ambos profesionales coinciden en que la forma correcta es justo después del lavado, y desde el medio del pelo hasta las puntas. “Tú ya tienes aceites naturales en la cabeza”, dice Sandoval, “entonces si a eso le agregas encima el acondicionador, se forma como una especie de capa que se pone muy densa que no se verá bien”.

Aplicar el acondicionador directo al cuero cabelludo lo dejará demasiado graso, “se humectará más de lo deseado y se sentirá muy sucio inmediatamente”, advierte Corales. ¿Con qué frecuencia hay que usar el acondicionador? “Cada vez que te laves un pelo”, dice, “después de enjuagarte el champú”. ¿Y cada cuánto hay que lavarse el pelo? Eso lo respondemos en este artículo.

¿Cómo escoger el acondicionador adecuado?

Las opciones hoy en el mercado son muchas. Desde productos sencillos, económicos y naturales, hasta otros más sofisticados y específicos. La mejor manera de elegir el que mejor funcione para tu tipo de cabello, como también para tu corte o peinado, dice Corales, es asesorándote con tu estilista.

“Al ver las etiquetas, mucha gente piensa: ‘bueno, tiene aceite de palta, o keratina, seguro hará muy bien’, pero hay ciertos componentes que son muy pesados para ciertos tipos de pelo”, analiza. Si el cabello es muy fino, por ejemplo, no conviene usar un acondicionador muy graso, “porque te puede dejar el pelo chato y aplastado”.

A modo general, Sandoval prefiere el aceite de argán. “Su olor es fabuloso”, dice, además de ser muy nutritivo e hidratante. También sugiere evitar siempre las siliconas, “para que el pelo no quede duro. Los acondicionadores más baratos suelen tener siliconas, que hacen que el pelo brille pero que al mismo tiempo quede muy duro, muy pesado. Al poco rato dan ganas de volver a lavarlo”.

“Como cualquier otro producto, no hay que elegir el acondicionador ni por su olor, ni por el color de su envase o porque combina con el baño”, sincera el estilista. El objetivo principal es “identificar qué tipo de pelo tienes, cómo quieres que se vea y desde ahí comprar el que mejor se adapte a tus necesidades”.

Identifica tu pelo

“Al elegir tu acondicionador, es fundamental saber si lo quieres para pelo seco, pelo graso, pelo delgado o para pelo teñido”, dice Sandoval. Para eso, es de extrema relevancia conocer qué tipo de cabello tienes y qué es lo que buscas.

Si hablamos de forma, el pelo puede ser liso, ondulado, rizado o afro, que es cuando el rizo es muy cerrado y voluminoso. Si hablamos de textura, el pelo puede identificarse como grueso o fino, mientras que cuando nos referimos a su condición, el pelo puede ser normal, graso o seco. Aunque todos los acondicionadores parezcan iguales, sus efectos en el cabello pueden ser muy distintos según el tipo de pelo que tengamos.

Así como una persona con pelo grueso no necesita un acondicionador que le dé volumen, a alguien con pelo fino no le vendrá bien uno muy pesado. Y mientras al pelo seco le viene bien una humectación intensa, al graso le favorece algo más suave. Para quienes tengan dudas respecto a su tipo de pelo, el ideal es preguntarle al estilista sobre la categoría con la que identifica nuestro cabello, y de acuerdo a esta información pensar en los productos que puedan hacer un match con nuestra cabeza.

No es lo mismo hidratación y humectación

Corales aclara que cuando leemos que un acondicionador promete hidratación, versus otro que ofrece humectación, no se trata de sinónimos sino que de dos cosas bien distintas. “La hidratación te aporta agua, te baja el frizz, mientras que la humectación te lo va a dejar más graso, un poco más pesado”, asegura.

Ayúdate de una buena mascarilla

Las mascarillas para pelo son un gran complemento para hidratar y proteger el cabello. “Siempre tenerlas fuera de la ducha”, recomienda el fundador de Descarado Pelo, porque “si las abres y les cae agua, la mascarilla se contamina, se vuelve líquida y ya no funciona tan bien”.

Para Sandoval, el proceso de mascarilla funciona como un ritual, el que conviene hacerlo al menos una vez por semana, o dos en caso de necesidad extrema. En algunos casos, incluso, puede reemplazar el uso de acondicionador.

Conviene realizarlo fuera de la ducha, ya que la mayoría de estos productos —como el K18— se aplican con el pelo húmedo, no mojado. “Sino, el agua hace resbalar la mascarilla”, advierte. Luego, debes poner un poco de producto en la palma de una mano y aplicar desde los medios a las puntas, pero nunca en la raíz.

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Para distribuir en tu pelo, puedes usar tus mismos dedos, con movimientos hacia abajo. “Hay que dejarlo reposar unos cinco o diez minutos”, dice, dependiendo de las instrucciones de cada producto. Algunos se remueven con un peinado y otros con un pequeño enjuague.

“Hay gente que se deja la mascarilla toda la tarde y lo único que logran es engrasar su pelo. Después dicen: ‘cómo me dejé el pelo tan sucio, la mascarilla no es buena’, pero lo único que ocurrió es que no la supiste usar”, advierte.

La importancia de ir rotando

Aunque uno a veces tenga su producto favorito o regalón, Sandoval cree que es bueno ir cambiándolos de vez en cuando. “El ph del pelo se acostumbra a ese champú o acondicionador y luego ya no tiene el efecto deseado”, dice el estilista. “Puede pasar que el producto generaba un gran efecto por un tiempo y luego ya no: eso es porque el ph ya está acostumbrado, entonces conviene ir renovándolo”.

Por ejemplo: si el pelo te quedó muy dañado después del verano, y te compraste un champú reestructurante, “ese champú no lo puedes usar más de un mes; si lo sigues utilizando, el pelo te va a quedar grasoso, porque ya no está dañado ni necesita ‘reestructurarse’”.

Al mismo tiempo, si tienes el pelo muy seco y te compras productos específicos para él, “al mes tendrás que cambiar a uno para pelo normal, porque el champú y el acondicionador ya hicieron su trabajo de hidratación. Siempre hay que ir identificando el problema que tienes, y desde ahí comprar”, detalla.

A mucha gente le pasa, cuenta Denise Corales, que compra un acondicionador para resolver un problema: el frizz, el pelo seco, el pelo dañado, las puntas partidas o la mantención de un color. Al tiempo, eso sí, sienten que ya no les funciona. “Eso es porque el producto ya cumplió su función”, dice. “Es bueno ir cambiándolo. No porque el producto ya no sirva, sino porque ya hizo lo que tenía que hacer”.

Algunos favoritos

Uno de los productos estrella con los que trabaja Corales —y que además usa personalmente— es la línea No Frizz, de la marca Living Proof. “Tiene una molécula específica que es hidrofóbica: así mantiene la humedad de tu cabello sin dejar que entre humedad extra, controlando el frizz de manera casi total”, cuenta.

Acondicionador Living Proof No Frizz

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Otro producto que recomienda de la misma marca es el PHD —o perfect hair day—, que contiene una “molécula que evita que el pelo se ensucie: queda repelente a transpiración y olores. Eso ayuda a no tener que lavarte el pelo tan seguido; solo hará falta enjuagarlo con agua”.

Es decir, si vas a un asado y quedas con un poco de olor a humo, solo con un enjuague rápido de agua bastará para recuperar la frescura de tu pelo. “Todo ese olor, transpiración o mugre, si no es mucha, se despegará fácilmente. Así extiendes el tiempo entre un lavado y otro”, profundiza.

Acondicionador Living Proof PHD

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Lo que Juanjo Sandoval les recomienda a sus clientes es comprarse una buena mascarilla o crema de tratamiento, como la de K18, “y usarla en vez del acondicionador, para así evitar el pelo muy graso. “Ese producto en específico lo tiene todo: reconstruye el pelo, lo protege y evita la oxidación por el sol. Si quieres tener un tratamiento premium que te solucione todos los problemas, ese es”.

Si no tienes los medios para costear cualquiera de estos productos, la sugerencia sigue siendo la misma: aplicar el acondicionador adecuado para tu tipo de pelo siempre del medio a las puntas.

Cuidado con lo que compras

“Hay mucha gente que pregunta cuál es la diferencia entre un acondicionador más profesional, como los que usamos en los salones, con uno de los que venden en el supermercado”, dice Corales. “Si te gastaste mucho tiempo y plata en hacerte el pelo, no te servirá de nada cuidarlo con productos de dos o tres lucas”, advierte. “Todo esto tiene un proceso: si realmente no podrás mantener un color complicado o un peinado específico, lo mejor es hablar con tu estilista y que te recomiende otra alternativa. Así no te ahogas en algo que no podrás mantener”.

¿Comida en el pelo? Jamás

Suena raro, pero constantemente aparecen noticias o tendencias —especialmente en TikTok— de ciertos alimentos que tienes que echarle a tu pelo para obtener ese resplandor y vitalidad de ensueño. Desde aceite de oliva hasta palta, también se habla del limón, del plátano y la miel. Corales es explicita para decir que jamás recomienda “ponerse nada comestible en la cabeza. Prefiero mil veces que se coman esas cosas, que son muy nutritivas, antes de que se las apliquen en el pelo”.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 9 de marzo de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.

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