Columna de Hans Eben: “¡Curas a las iglesias!, ¡empresarios a sus empresas!”

"No es tiempo para que ningún actor de la sociedad se quede callado, y menos quedarse bajo sus cómodos techos. Es tiempo de escuchar, entender, dialogar y participar. Cada uno buscará la forma de participar que más le acomode".


Hace un par de semanas, se abrió un debate en torno a la participación del empresariado en temas de políticas públicas, para ser más específico, en este caso, sobre la Reforma Tributaria. Hubo diferentes reuniones de público conocimiento entre empresarios, asociaciones, gremios y actores de Gobierno, lo que hizo encender todas las alarmas. Surgieron frases como “militares a sus cuarteles”, “los curas en las iglesias” y “los empresarios a sus empresas”, “cocina de lujo”, “intervencionismo”, “el gobierno en la vereda equivocada”, “los empresarios pisaron el palito”, “interlocutores no válidos” o “negociadores con intereses de por medio”. Los diálogos están bien pero se deberían hacer después de las decisiones, no antes. Inclusive se habló de que se estaban debilitando las instituciones y la democracia. Yo leía todas estas reacciones y reflexiones de parlamentarios, periodistas, académicos, políticos e intelectuales que merecen por supuesto todos mis respetos y, lo primero que se me venía a la mente, era cuánta desconfianza existe entre nosotros.

¿Cuál es el temor que dos personas o que dos instituciones dialoguen? ¿Cuál es el temor de quedar afuera? Porque se concluye de inmediato que en un diálogo o en una escucha existe un intermediario. Un negociador y, que existe un objetivo de por medio. ¿Todo es transaccional en nuestra cultura? ¿No puede existir nada entre nosotros donde nadie gane o pierda y que sólo contribuya al entendimiento o la reflexión? Se viene criticando al empresariado por su desconexión con el mundo “real” y cuando pretende entender mejor al políticas públicas solo le caen críticas. También se le critica al Gobierno de no entender al mundo empresarial y cuando se junta con las empresas también solo le caen críticas.

No es tiempo para que ningún actor de la sociedad se quede callado, y menos quedarse bajo sus cómodos techos. Es tiempo de escuchar, entender, dialogar y participar. Cada uno buscará la forma de participar que más le acomode. En lo personal, soy un convencido que a los líderes de empresas los equipos quieren vernos activamente participando por una mejor sociedad. El silencio y el pasar desapercibido no es más una opción. La empresa es un actor sumamente relevante en el desarrollo del país, al igual que el Estado, comunidades, sociedad civil, academia, políticos y muchos otros. Sin duda que existen instituciones que cumplen roles específicos como el Congreso, para definir, votar y aprobar, por ejemplo, una reforma tributaria. Esto en ninguna circunstancia debiera inhibir a otros actores de la sociedad a dialogar, entender y escucharse sobre cualquier tema que nos permita ser una mejor sociedad.

Dejemos nuestros egos, nuestro metro cuadrado, temores y tratemos de escucharnos, entendernos, y poner al país primero. Tal como dice el gran chileno y con vasta experiencia en entender los conflictos en profundidad y dialogar para así lograr procesos de solución, Alfredo Zamudio, director de la misión Chile del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, que tendemos a confundir dialogar con negociar. Termino con una de mis frases preferidas de Alfredo: “El diálogo es importante entre seres humanos, no se da entre instituciones. Hay que hablar entre las personas, sacar al lado los títulos. Hablar con los nombres, dejar los currículums”

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