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¿Nuevas? Tensiones en el Medio Oriente y su impacto en los mercados

Iraníes queman banderas de Israel y Estados Unidos durante una protesta en Teherán por el asesinato del general Qassem Soleimani. Foto: AFP.

El ataque perpetrado por Estados Unidos en Irak, el cual tuvo como objetivo un general iraní de altísimo rango, ha generado todo tipo de temores en los agentes de mercado (y titulares de alto impacto en la prensa). Sin embargo, las tensiones en el Medio Oriente no son una novedad para la comunidad de inversionistas.

Dejando de lado los conflictos que datan de periodos bíblicos, la primera gran crisis en el Medio Oriente post Segunda Guerra Mundial -y dejando de lado la ocupación del Canal de Suez por Inglaterra y Francia en 1956, en donde se vio involucrado de manera importante el hemisferio occidental-, se ubica en 1979 cuando en la embajada de Estados Unidos, en Teherán.

La Guardia Revolucionaria iraní toma a 52 civiles como rehenes, desatando una crisis a la que se le atribuye haberle costado la reelección al Presidente Jimmy Carter. En ese entonces, Estados Unidos dependía fuertemente de las importaciones de petróleo, y debido a que la crisis generó un aumento súbito de los precios (casi un 100% en 12 meses), se produjo una fuerte recesión mundial que afectó con especial fuerza a ese país y muchos de Europa, igualmente dependientes del petróleo del Medio Oriente.

Desde este mediático episodio (del que incluso se inspiró la película "Argo") hasta hoy, los conflictos armados en el Medio Oriente han estado a la orden del día: a principios de los '90 George H. Bush decidió invadir Irak en la llamada operación "Tormenta del Desierto"; 10 años después, tras el atentado a las Torres Gemelas, su hijo George W. Bush hizo lo suyo en la "Guerra contra el Terrorismo" en Afganistán.

Y aunque el Presidente Barak Obama evitó escalar las tensiones, el asesinato del embajador estadounidense en Benghazi, Túnez, el 11 de septiembre de 2012, hizo pensar lo peor. Con todo, hay que tener en cuenta que las tropas norteamericanas durante los últimos 30 años han tenido una fuerte presencia en el área.

Tratar de explicar el laberinto geopolítico que existe en el radio donde cohabitan Arabia Saudita, Irán, Irak, Israel, Siria, Egipto, entre otros, es una tarea titánica que requiere de muchísimo más que una columna. Sin embargo, algo podemos hablar sobre los activos bursátiles. Si el mejor predictor del futuro es el promedio del pasado, los hitos anteriormente nombrados nos dejan una gran lección. Según un estudio de CNBC, en donde se tomó como muestra los últimos 20 estallidos de violencia en el Medio Oriente en las últimas tres décadas, los resultados son contra intuitivos. Primero, se observa que 80% de las veces el precio del petróleo se dispara en promedio un 5,6% un mes después del estallido. Nada nuevo ahí.

Sin embargo, tres meses después de un evento en particular, las acciones norteamericanas tienen un incremento de 2,8% en su precio, superando el comportamiento del oro (0,0%), el dólar (-0,3%) y los bonos del Tesoro (-0,8%). Los activos riesgosos ganan, los defensivos pierden. Más interesante aún es constatar que ninguno de estos eventos ha generado una reacción en cadena que dé como resultado una recesión, como la ocurrida en 1979.

Las explicaciones de estos fenómenos son variadas. No obstante, es de suma importancia observar que, durante el año pasado, Estados Unidos terminó su eterna condición de importador de petróleo y pasó a ser un exportador neto. Esto significa que la sensibilidad de su ciclo económico a los precios del crudo es mucho menor al de las décadas pasadas.

Teniendo esto en cuenta, pareciera tener más sentido que durante los próximos diez años el análisis de los riesgos geopolíticos esté enfocado más en los países al otro lado del Pacífico, que en los antiguos enemigos del desierto. Por cierto, ello no

significa que el Medio Oriente deje de ser un área muy propensa a conflictos geopolíticos. A los ya tradicionales, como el que enfrenta a Israel con sus vecinos o los existentes entre facciones islámicas, se ha sumado en años recientes los esfuerzos de Irán por contar con armamento nuclear. Todo eso configura un cuadro de alta tensión e inestabilidad latente.

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