A Claudio Muñoz, presidente de Telefónica en Chile, le gusta dejar en claro el rol que han tomado las telecomunicaciones en el mundo y cómo han cambiado la vida de las personas.

Ayer, el directivo de la empresa -cuya marca comercial es Movistar- lideró el lanzamiento del nuevo servicio de banda ancha satelital de Telefónica, que proveerá de conectividad especialmente a zonas rurales o semi urbanas del país, que no cuentan con factibilidad técnica para ser conectadas por los tradicionales servicios de telecomunicaciones. Para implementar este servicio único en Chile, Telefónica realizó una inversión de US$250 millones y junto a su filial Media Network, lanzaron al espacio el satélite geoestacionario Amazonas 3, único con tecnología de Banda Ka en Latinoamérica, que desde febrero de 2013 orbita la Tierra sobre la línea del Ecuador. Además, se construyeron dos telepuertos para enviar la señal de datos hacia el espacio: uno ubicado en Laredo, Texas, en Estados Unidos, y otro en el norte de Chile, en el Parque Industrial Chacalluta, en Arica.

“Creemos que el mundo y nuestro país están viviendo un cambio tecnológico de proporciones muy grandes. Esto es mucho más profundo de lo que fue la revolución industrial en su momento y tiene la gran característica de transformar a la sociedad y a las personas”, destaca Muñoz, quien ayer habló con PULSO sobre los desafíos de la industria de las telecomunicaciones en Chile. El lugar fue la Escuela Gaspar Marín, un establecimiento rural en San Fernando, donde hasta hace pocas semanas no existía internet, y que hoy cuenta con una sala de computación que navega entre 2 Mbps y 6 Mbps gracias a la banda ancha satelital que desplegó la multinacional.

“Aquí, lo relevante es que estamos poniendo la tecnología al servicio de la población”, dice tajante el presidente de Telefónica en Chile.

¿Cuál es el principal desafío para la industria de las telecomunicaciones en Chile?
Nosotros cuantificamos que para los próximos 10 años Chile debe invertir US$30.000 millones en desarrollo de infraestructura en telecomunicaciones. Para ponerlo en simple, esto es el doble de lo que se ha invertido en los 10 años pasados.

Si se revisan las cifras, todos los actores de la industria hemos invertido US$15.000 millones en los 10 años anterior, por lo tanto, tenemos que duplicar esa cantidad en la próxima década. Se requieren US$3.000 millones por año. El año pasado la inversión de la industria estuvo en torno a los US$2.300 millones, aproximadamente.

¿Qué podría pasar si es que no se concretan estas inversiones?
Tenemos un desafío como país: hay que apurar el tranco e invertir más rápido. Lo que estamos mostrando aquí (en la zona rural de San Fernando) es que es posible trabajar con lógica regional y con incentivos correctos a la inversión para desplegar soluciones innovadoras que transforman la vida de las personas.

Pero aquí la pregunta relevante es cómo seguimos invirtiendo, porque desde luego tenemos que hacer mucha inversión.

Las telecomunicaciones son el segundo sector que más invierte en Chile después de la minería.

¿Cómo evalúa el desempeño de la compañía con los cambios normativos que ocurren en Chile? De hecho las regulaciones están afectando a los resultados.
Esta es una industria en la que permanentemente hay cambios. Si hay algo que distingue a telecomunicaciones como sector son los cambios y transformaciones. Los cambios son de todo nivel.  Desde luego vemos cambios tecnológicos, regulatorios y desde el punto de vista de los intereses de la ciudadanía.  Qué es más evidente cuando hemos cambiado nuestra forma de usar los celulares y la banda ancha de Internet. Nuestra tarea como empresarios es adaptarnos a los cambios. Nuestro rol del día a día es cómo enfrentamos un mundo o país que está pidiendo efectivamente que las empresas nos transformemos y nos adaptemos a una nueva realidad. Evidentemente que las regulaciones son un elemento importante. Cuando las regulaciones no fomentan la inversión, la tarea es más difícil.

¿Qué ha pasado con el proyecto Benedictinos, en esta zona de Las Condes, para llegar con fibra óptica a la puerta de los hogares?. ¿Se planea ampliarlo a otras zonas de la Región Metropolitana?
Ese es un proyecto en el que hemos sido pioneros. Chile fue uno de los primeros países del grupo Telefónica en probar la tecnología de fibra óptica al hogar.  Ese fue el foco del proyecto Benedictinos. Partimos hace unos cuatro años, aproximadamente.  Al alero de este proyecto tuvimos buenos resultados, porque aprendimos a cómo hacer las redes de fibra óptica.

De hecho, producto de ese proyecto nos atrevimos a dar el salto a escala nacional. Hoy Telefónica está desplegando redes de fibra óptica en las principales ciudades de nuestro país. Tenemos, al día de hoy, más de 200 mil hogares con tecnología de fibra óptica,  y creo que este fenómeno no va a parar. Vamos a seguir insistiendo en que la fibra óptica complemente a las redes móviles. Son redes de cuarta generación.

¿Qué plazos maneja este proyecto para expandirse a otras zonas?
Estamos trabajando a toda velocidad. Hoy los clientes se dan cuenta que la opción de conectividad de banda ancha por fibra óptica o la híbrida (que une fibra y cobre) es una realidad en nuestro país.

Chile hoy, cuando lo comparas con el resto de los países de la región, es el que está más avanzado en despliegue de fibra óptica.  Esto no va a parar. Esto va a continuar. El desafío es ver cómo transformamos esto en soluciones útiles como las que hemos visto hoy.

En esa línea,  ¿a cuánto asciende el plan de inversiones de Telefónica Chile este año?
Nuestra compañía debe estar invirtiendo anualmente entre US$600 millones a US$700 millones.

¿Y cuál es el foco, principalmente?
Eso no cambia. El foco sigue siendo redes de fibra óptica y redes de cuarta generación móviles, que son las frecuencias que nos hemos adjudicado en la banda 2.6 MHz y 700 MHz. Entre fibra óptica y redes móviles de última generación está el 80% de nuestras inversiones.

¿Qué le parece el oficio de la Subtel que prohibe a operadoras móviles ofrecer redes sociales gratuitas?
No voy a hablar de la contingencia, pero aquí lo relevante es que estamos poniendo la tecnología al servicio de la población.