Grupo Claro vive ajuste y recibe nuevas ofertas

La venta de Mega a Bethia, la de SAAM y el traspaso del control de Vapores a Luksic. Tres movimientos en apenas un año que suma el grupo Claro y que han disminuido en forma considerable el patrimonio administrado por el que fuera uno de los mayores holding de negocios del país.
¿Camino trazado? algunos colaboradores y ex colaboradores del grupo afirman que sí. A la vez, hay varios movimientos internos que dan pistas de ello.
El primer antecedente es el rol que cumple la Fundación Educacional Claro Vial, que representa los derechos de María Luisa Vial -la viuda de Ricardo Claro, fallecido en agosto de 2008- y que tiene como misión principal "la beneficencia en obras educacionales", según consta en los estatutos de la fundación y que son públicos.
Esta entidad asumió todos los intereses del grupo en noviembre de 2008 y, a través de ella, se busca, más que administrar las compañías, generar dividendos que puedan transformarse a futuro en obras benéficas.
La fundación, además, quedaría sujeta a la constitución de dos nuevas fundaciones en Chile, situación que, si bien se completó, no ha operado al 100% como tal. De acuerdo con información pública, sólo ha realizado una donación para apoyo educativo, aunque significativa: US$16 millones a la fundación Nocedal -vinculada al Opus Dei- para la construcción de dos colegios para niños de escasos recursos. Dicha institución, hasta el día de hoy, opera con un directorio que se anunció como provisorio, pero que no ha variado.
En 2010, además, se concretaron los traspasos de acciones entre la fundación extranjera y las fundaciones locales Claro Vial y Emejota y Jotacé. Las locales conservan los derechos a dividendos, mientras que la foránea, los derechos políticos.
LA RETIRADA. En el mercado se plantea que el fin último de la familia, a través de la fundación, sería abandonar la administración de las compañías, apuntando hacia un modelo similar al que, por ejemplo, tenía la Fundación Isabel Aninat cuando participaba en la propiedad de Soprole.
Esto explicaría las últimas movidas en Vapores, en donde el grupo Luksic anunció que está dispuesto a suscribir hasta US$1.000 millones del próximo aumento de capital, pasando a controlar y, de paso, entrando a SAAM, pero dejando a la familia con una participación minoritaria, pero relevante.
Hay más antecedentes. De acuerdo con versiones de mercado, Viña Santa Rita estaría ad portas de ser el próximo desprendimiento de los Claro, pues tiene una oferta sobre la mesa que ya está siendo analizada y cuya contestación se aguarda para no más allá del verano.
La oferta provendría de quienes ya son sus socios en Vapores, los Luksic, y apuntaría a una asociación con Viña San Pedro, lo que les permitiría competir de igual a igual con el buque insignia del sector vitivinícola chileno: Concha y Toro.
No obstante, desde la propia viña dicen que esto no es así y que no existe, a priori, ninguna oferta sobre ninguna mesa.
Detrás de todo esto se esconde una situación distinta. En un comienzo, noviembre de 2008, varios ejecutivos de las compañías asumieron roles clave en distintas empresas -Baltazar Sánchez, Juan Antonio Álvarez, Rolando Medeiros y Cirilo Elton, principalmente- a quienes se sumó Jaime Claro Valdés, hermano del patriarca.
El modelo, que funcionó en un comienzo, a lo largo de los años se ha ido desgastando. Esto, principalmente por lo hecho en Vapores, donde la empresa ha debido enfrentar una seria crisis que la hará perder cerca de US$1.000 millones al cierre del ejercicio 2011, y ha visto reducir su valoración de mercado desde los casi US$3.000 millones que costaba en 2008 a los US$800 millones que vale hoy.
De acuerdo con la versión de un colaborador del grupo, nadie de la sucesión estaba lo suficientemente preparado como para asumir, en propiedad, todas las tareas que supone encabezar un conglomerado de tal magnitud. "Hacer lo que hacía don Ricardo", dice la fuente, en otras palabras. Que no era poco.
Otro de los brazos de Claro, el grupo Elecmetal -titular de Cristalerías Chile- también está en la mira de inversionistas distintos a la familia. Incluso este año la sociedad Costanera -ligada al histórico socio de Claro, Alfonso Swett- ha avanzado en la compañía desde el 11% que tenía en enero hasta el 18%.
Al igual que Swett, otros colaboradores ya se mostraron "disponibles" para crecer en la propiedad de las distintas empresas. Entre los socios se cuentan el dueño de Sonda, Andrés Navarro, Joaquín Barros, Gustavo de la Cerda y el ex ministro de agricultura del gobierno de Patricio Aylwin, Juan Agustín Figueroa.
Precisamente, este último, en entrevista con un diario a comienzos de año, dio a entender que este grupo de socios está disponible para tomar la posta a través de una segunda generación. Serán, posiblemente, las nuevas caras.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.