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Aldo Lema, economista: “Un plazo de seis meses es razonable para que la ciudadanía evalúe si las expectativas se están cumpliendo”

El economista y ex integrante del Consejo Fiscal Autónomo plantea que “no es fácil lograr un recorte de US$ 6.000 millones, ni por el monto, ni por el plazo”. Para 2026 dice que las proyecciones de crecimiento que entregó el Banco Central hubiesen sido las mismas, independiente de los resultados de las elecciones presidenciales. Plantea que el foco en lo económico debe ser subir el PIB potencial del país.

Una mirada positiva tiene sobre la economía y su crecimiento para 2026. Incluso dice que el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile puede superar el 3% el próximo año. Para Aldo Lema, exintegrante del Consejo Fiscal Autónomo (CFA), el impulso externo ayudará al proceso de instalación del gobierno de José Antonio Kast, pero le pone como tarea central el elevar el crecimiento tendencial entre el 0,5% y el 1%, y advierte que debe comenzar a gestionar las expectativas para aterrizarlas a lo que se pueda realizar.

¿Cuáles son las prioridades en crecimiento económico que tendrá este gobierno?

Las prioridades pasan esencialmente por subir el crecimiento potencial de Chile y eso requiere algunas condiciones básicas. Chile no tiene, por ejemplo, una situación fiscal insostenible, pero sí una dinámica que exige consolidación fiscal para adelante, y, por lo tanto, una trayectoria de gasto más acotada, sobre todo en un contexto de actuales rebajas tributarias que se plantean. Es clave un reimpulso adicional de la inversión privada que se ha venido recuperando.

¿Se debe poner como meta subir el crecimiento potencial?

El foco debería estar en que el crecimiento potencial suba, al menos, medio punto o en un punto. Si bien todavía puede ser considerado insuficiente, es fundamental moverse en esa dirección y estar en cuatro años más cerca del 3%. El alza en el crecimiento potencial de Chile tiene múltiples efectos positivos: le da un impulso al empleo asalariado, acelera las remuneraciones reales y genera mayores intereses fiscales para financiar las políticas sociales.

Pero considerando que el PIB potencial de Chile ha estado estancado en el 2% en los últimos años, ¿qué debería hacer el gobierno entrante para lograrlo?

Uno podría preguntar qué entorno o qué contexto Chile requiere para que los resultados se vean más o menos rápido. Yo diría que obviamente se necesitan mejores políticas públicas, sobre todo orientadas a crecimiento económico. También se requiere un poco de buena suerte, que hoy el país, en algún sentido, está teniendo respecto a otros países emergentes.

¿La buena suerte es el mejor precio del cobre?

Sí. En la heterogeneidad que han tenido los precios de los commodities han sido favorecidos por razones de demandas sectoriales. En particular con el cobre, y también lo que ha ocurrido con el litio, que en algún sentido complementa y beneficia el efecto dentro de los metales. A su vez, ha caído el precio del petróleo, por lo tanto, Chile ha tenido una ganancia en términos de intercambio. Pero lo central es que se necesitan mejores políticas públicas o buenas políticas públicas, se necesita buena política y ahí la gobernabilidad va a ser clave.

¿Qué le hace pensar que, en este ciclo político, sí habrá una buena calidad de las políticas públicas?

Hay lecciones aprendidas de gobiernos previos respecto a la necesidad de tener buena calidad de la política y capacidad de liderazgo, de negociación. Además, tenemos un cierto ambiente de mejor gobernabilidad en Chile por dos factores. Primero, porque generalmente al principio hay una luna de miel con un nuevo gobierno, y lo segundo, porque el gobierno que llega, de José Antonio Kast y su equipo, tiene bastante claro que es necesario tener un marco de diálogo, de acuerdos, de intercambio, no solo con sus socios dentro de la eventual coalición, sino también tendiendo puentes hacia la nueva oposición. Por el lado de la futura oposición hay un cierto aprendizaje respecto a que la próxima elección se va a jugar más en el centro, como al final terminó jugándose esta última. Si bien los candidatos venían desde los extremos, se tuvieron que mover hacia el centro para captar a esos votantes. Es posible que en la oposición futura de la izquierda y la de centroizquierda tengan liderazgos como el de Gabriel Boric o el de Jeannette Jara u otros, que apunten a ser críticos, firmes en sus posiciones, pero muy institucionales, es decir, con menos predisposición a que la movilización sea en las calles.

¿Cuáles serían los elementos que permiten anticipar un mejor crecimiento?

Una economía mundial algo más resiliente de lo que se pensaba, condiciones financieras menos restrictivas, un dólar globalmente débil y más predisposición en materia de inversión extranjera hacia Chile por condiciones más globales. A nivel interno también por algunas expectativas mejores locales por la repriorización del crecimiento, de darle una gran importancia en el corto plazo, y eso creo que claramente es la segunda parte de la trinidad que es positiva. La dosis de buena suerte dentro de la trinidad parecería que, al menos en el corto plazo, está favoreciendo a Chile.

¿Eso es 2026?

Al menos para 2026 podría visualizarse un escenario de cierta buena suerte desde el entorno externo, ciertas mejores políticas públicas, y si a eso le sumamos una mejor calidad de la política y una gobernabilidad razonable, podría poner a Chile con una inercia hasta el 2027, de círculo virtuoso, de mayor crecimiento y reactivación en el mercado laboral. No descartaría que el crecimiento del año que viene en Chile pueda incluso ser superior al 3% en 2026.

¿Este mejor escenario que entrega el Banco Central para 2026 estuvo condicionado a que el próximo presidente será José Antonio Kast, o hay factores que no responden a lo político interno?

Una parte importante del mayor crecimiento es internacional. Y para el corto plazo lo habría tenido cualquiera que hubiera ganado la elección. Es evidente que desde hace algunos trimestres la economía ha estado recibiendo cierto mayor impulso internacional. Mi proyección es de un rango entre un 2,5% y un 3,5%.

¿La proyección fijada por el BC en este Ipom hubiera sido la misma si el resultado electoral hubiese sido otro?

Si hubiera ganado la candidata Jara, en este Ipom, el Banco Central habría fijado el mismo rango de crecimiento del 2% y el 3%. Las nuevas proyecciones van a depender de las medidas que se vayan tomando desde el 11 de marzo en adelante.

¿Es un riesgo para el gobierno entrante que no logre manejar las expectativas?

Estamos en un contexto de expectativas altas, tanto en la confianza del consumidor, en empresariales, para la inversión y para los resultados que podrían venir en materia económica en el 2026. Esto tiene como contraparte también un problema: hoy una de las mayores dificultades de los liderazgos a nivel global es gestionar las expectativas. La gestión de expectativas es un tema muy complejo y creo que parte del nuevo gobierno necesita conservar el capital político que tiene.

¿Seis meses es un plazo razonable para mostrar resultados?

Un plazo de seis meses es razonable para que la ciudadanía evalúe si las expectativas se están cumpliendo. La puesta en práctica de políticas de seguridad, el anuncio de algunas reformas o medidas en materia económica, incluido el decreto fiscal entre marzo y septiembre antes del envío de la ley de Presupuestos, es razonable.

¿Se puede hacer un ajuste fiscal de US$ 6.000 millones en 18 meses, como lo sigue proponiendo el gobierno que asumirá en marzo?

No es fácil lograr un recorte de US$ 6.000 millones, ni por el monto, ni por el plazo. Los clásicos ajustes rápidos de otros países provienen de licuación inflacionaria o recorte de la inversión. Lo primero, en Chile no está disponible por la autonomía del Banco Central, y lo segundo, no tiene espacio suficiente.

¿Es creíble hacerlo sin afectar gasto social?

Sí, pero exige apuntar a un plazo mayor, de unos cuatro años y con una rápida aceleración del crecimiento y una fuerte presión por mayor eficiencia. Esto debería dominar la agenda general de productividad, en el sector público, pero también en el privado.

Ahora, sobre la rebaja tributaria que se plantea, de pasar del 27% al 23% el impuesto para las empresas sin compensaciones, ¿es viable, fiscalmente hablando?

Para eso es clave hacer verosímil la menor expansión del gasto público y elevar la expectativa de crecimiento potencial. Aunque exista la tentación de considerar como permanentes ciertos mayores ingresos derivados del cobre y el litio, lo prudente no es asociar la rebaja tributaria a esos fenómenos que podrían ser cíclicos.

¿Cómo podría afectar la situación fiscal si es que no se logra la recaudación por crecimiento?

Chile no tiene un riesgo de insostenibilidad fiscal, porque el déficit primario es pequeño y el crecimiento potencial podría ser mayor a la tasa de interés real de largo plazo. Podría haber un deterioro del déficit, pero sería manejable. En cuanto a la deuda, la apreciación real del peso tiene que reducir el ratio y alejarlo del nivel prudente.

¿Cómo ve el diseño que evalúa Kast de nombrar a Jorge Quiroz en Hacienda y un triministerio para José Luis Daza?

En Chile, los ministros tienen que cumplir con tres condiciones para que la probabilidad de que les vaya bien sea alta: alta capacidad técnica, altos conocimientos del sector público de Chile y gran capacidad de gestión política. Eso es más relevante que si se fusionan tres ministerios o no.

¿Y ve a Jorge Quiroz en Hacienda, considerando que su experiencia es más micro que macroeconómica?

Efectivamente, es mucho más micro, pero es muy orientado al crecimiento económico y el tema fundamental, ya sea desde el Ministerio de Economía o desde el Ministerio de Hacienda, es el crecimiento económico y, por lo tanto, tener un ministro que venga con esa impronta, quizás no es el estándar más tradicional de Hacienda, pero para los tiempos que hoy enfrenta Chile, no me parece que sea inadecuado.

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