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Caída de la natalidad afectará en la contribución del trabajo al PIB: efecto negativo se comenzará a ver desde 2035

Según un estudio realizado por Horizontal, si se mantiene constante la productividad y el capital, a partir de 2035 la contribución del trabajo al crecimiento del PIB será negativa (-0,1%) y llegará a un máximo de -0,8% en 2085, debido a que la disponibilidad de trabajadores será menor año a año.

Estudio revela las razones detrás de la baja natalidad en el país.

Las últimas cifras de descenso de la natalidad en el país levantaron la alerta sobre cómo esto podría comenzar a influir en el crecimiento económico.

En 2023, la tasa de fertilidad habría alcanzado solo 1,16 hijos por mujer en Chile, una de las más bajas del mundo y muy por debajo del promedio de países de altos ingresos (1,5). Este fenómeno implica una futura disminución de la población en edad de trabajar, definida como personas entre 15 y 74 años, lo que se traducirá en una menor contribución del trabajo al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).

Un análisis de Horizontal titulado Efecto de la caída en la tasa de fertilidad sobre el crecimiento económico, realizado por la investigadora Soledad Hormazábal, analiza cómo este fenómeno impactará en el crecimiento del país.

El estudio indica que la reducción en la tasa de fertilidad tiene como consecuencia una caída a futuro de la población en edad de trabajar (PET), que se define en este estudio como la población entre 15 y 74 años de ambos sexos. “La población en edad de trabajar creció en nuestro país a tasas que bordeaban el 10% cada cinco años (aproximadamente 2% anual) durante la segunda mitad del siglo pasado. Desde comienzos de este siglo la tasa de crecimiento de la PET ha comenzado a descender, con la excepción del quinquenio de 2020 que estuvo marcado por un importante flujo migratorio. Luego, a partir del quinquenio de 2025, se observa un brusco descenso en la tasa de crecimiento y la PET comenzará a decrecer a partir del quinquenio de 2040”, señala el informe.

Feria Digital Empleos Inclusivos - Foto cedida

En ese contexto, la reducción de la población en edad de trabajar tendrá consecuencias en la economía, puesto que para la producción de bienes y servicios es necesario capital y trabajo.

Así, el estudio plantea que utilizando una función de producción tipo Cobb-Douglas, se proyecta que, manteniendo constante la productividad y el capital, a partir de 2035 la contribución del trabajo al crecimiento del PIB será negativa (-0,1%) y llegará a un máximo de -0,8% en 2085, lo que se explica porque la disponibilidad de trabajadores será menor año a año.

Qué hacer

En este análisis, Hormazábal también entrega cuatro recomendaciones para evitar dicha situación. Una de ellas es aumentar la participación laboral femenina. Según explica, actualmente, solo el 55,9% de las mujeres en edad de trabajar participa en el mercado, muy por debajo del promedio de la Ocde (59,9%) y de Suecia (72,8%).

Lo segundo que propone es reducir el desempleo estructural: bajar el desempleo desde el actual 9,2% al promedio Ocde, que es 4,9%, permitiría agregar otros 300 mil trabajadores activos que entregarían un impulso adicional al crecimiento económico de hasta 0,9 puntos porcentuales. Sin embargo, acota que esto “no retrasaría la contribución negativa del trabajo al crecimiento del PIB que se mantendría en 2035”.

Sombras de personas caminando en la ciudad

Otra medida es mejorar el capital humano. Según manifiesta, el índice de calidad del capital humano en Chile es hoy de 2,0, pero con grandes brechas entre sectores. Por ello plantea que se debe fortalecer la educación y capacitación, ya que eso podría recuperar niveles de crecimiento estructural de la calidad del capital humano como los observados en la década de 1990. “Retomando la trayectoria de mejoras en la calidad del capital humano experimentada durante comienzos de los 90, la contribución del trabajo al crecimiento del Producto se incrementaría y entraría a terreno negativo recién en 2060 (-0,1%), con un mínimo en 2085 de sólo -0,2%”, apunta.

Y el último punto es incrementar la tasa de natalidad/fertilidad: “Se explora el impacto potencial de elevar la tasa de natalidad (al nivel) de la de Israel (la más alta de la Ocde), lo que implicaría duplicar el número de nacimientos, alcanzando los 360 mil al año. Con esto se revertiría la tendencia negativa de la contribución del trabajo al crecimiento hasta al menos 2100”.

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