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El largo adiós de Hernán Briones Goich al mundo industrial

La belga Carmeuse lanzará una OPA para quedarse con el control de Cementos Bío Bío, marcando la salida definitiva del primogénito de Hernán Briones Gorostiaga de la compañía, fundada en 1957 en Talcahuano. Caminos propios, escaso interés de sus descendientes por el negocio y una oferta por US$505 millones los llevaron a él y a su hermano Pablo a salir de Bío Bío. Hace una década, la familia había dejado Indura.

Un adiós largo, pero irreversible. La salida definitiva de la familia Briones Goich de Cementos Bío Bío terminó de pactarse esta semana. La belga Carmeuse puso sobre la mesa una oferta de US$505 millones por quedarse con la firma que en 1957 el exdirigente gremial Hernán Briones Gorostiaga fundó junto a otros socios, en Talcahuano.

Los únicos dos de los cinco hijos del expresidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) que quedaban como accionistas en Cementos Bío Bío S.A., Hernán (78, el mayor) y Pablo (75), decidieron salir del negocio y separar aguas definitivamente. Ambos poseen en conjunto, y en partes iguales, el 43,65% de la firma a través de la sociedad Inversiones Cementeras.

Con ellos, se irán también otros dos accionistas históricos de la compañía: los Rozas Rodríguez, herederos de Alfonso Rozas, uno de los grandes amigos de Briones padre y que fue quien lo convenció a mediados del siglo pasado que producir cemento con las escorias de la acerera CAP en Talcahuano sería un buen negocio. Este clan posee el 11,29% de la firma. La oferta de los belgas también consideró a la familia Stein Von Unger y su 8,29%, que manejan a través de las sociedades Normex S.A. e Inversiones Toledo. “La mayoría de los socios son bastante mayores”, dice un accionista de la empresa.

Sumando los papeles de los tres clanes, los belgas alcanzan el 64,57% de la firma. La Oferta Pública de Acciones es por el 100% y la declararán exitosa si llegan al 66,67% del total de las acciones emitidas por la sociedad, algo que es altamente probable que consigan.

Una vez terminada la OPA, la “nueva” CBB quedará con dos grandes accionistas adentro: Carmeuse y la peruana Yura (si es que no vende) y que entró de manera hostil al conglomerado en 2020 gracias al 19% que le vendieron las dos hijas de Hernán Briones y Sylvia Goic, María Loreto (72) y Anita Briones Goic (77), lo que generó como efecto inmediato que sus hermanos Hernán y Pablo salieran a defender el negocio mediante compras de acciones.

Las hermanas recibieron hace cinco años US$45 millones por casi el 20%. Los hermanos recibirán ahora unos US$220 millones por casi el 44%. Por acción, más del doble.

Socios fundadores

Con esa transacción, en 2020, las dos hermanas Briones terminaron de salir de los negocios heredados por su padre, separándose totalmente en términos económicos del bloque que habían formado en 2007 con Hernán, Pablo y su madre, regulado por un pacto de accionistas. En la otra vereda quedó Felipe (75), quien se concentró en Pesquera Yadrán y siguió un camino en solitario.

Anita y Loreto dejaron Invesa, la matriz de los demás negocios del conglomerado familiar, y a cambio, recibieron acciones de Bío Bío y efectivo. Esas acciones fueron las que después le vendieron a Yura.

Fuentes del mercado dicen que desde que los Briones Goich iniciaron el camino sin retorno de la división de sus negocios, tanto los Rozas como los Stein estuvieron dispuestos a seguir en la cementera siempre y cuando alguno de los hermanos Briones siguiera adentro. Ello, pese a que en todos estos años estos accionistas habían recibido varias ofertas para vender sus participaciones y nunca existió un pacto que los obligara a actuar en bloque, porque eran socios de toda la vida. “La relación siempre fue de confianza mutua”, subrayó un antiguo colaborador ligado a esos grupos.

La decisión

“Hernán tenía sentimientos encontrados, porque salirse de Cementos Bío Bío implica dejar la actividad industrial quizá para siempre”, confidenciaron en el entorno del mayor de los Briones Goich, quien en 2012 dijo a La Tercera que sus intereses pasaban por los negocios relacionados a la actividad industrial, o “los fierros”, como coloquialmente su padre llamaba a las operaciones productivas.

“Yo soy industrial, soy más empresario”, lanzó como una definición de vida el ingeniero civil cuando le preguntaron acerca de si tuvo o no dudas al vender el control de Indura a la estadounidense Air Products en US$620 millones en 2012, pero manteniendo un 31%. Tres años después, Briones ejerció una opción para vender a Air Products el porcentaje restante. Fue la salida de los Briones de su otro brazo industrial.

Hace varios años el empresario se trasladó a Lisboa, Portugal, donde ahora tiene residencia y pasa casi el año entero. Allá hizo otra vida, vive en un barrio de conservación histórica, desde donde maneja algunos negocios en Europa, especialmente inmobiliarios, dijeron fuentes cercanas.

Tiene dos hijas: Bárbara (45) y Constanza (43), ambas Briones Marasovic, quienes pasan la mayor parte de su tiempo en Estados Unidos. Una en Nueva York y la otra en un pueblo de Colorado. Ambas manejan Inversiones La Marrón S.A., de la cual cuelgan las sociedades de inversión donde participan individualmente. Una tercera hermana, Alicia, murió en 2010 en un accidente en Pichilemu.

Desde su asentamiento en Europa, Hernán Briones se había mantenido ligado a Chile. Acá ha seguido participando en los directorios de CBB y sus filiales, como Cbb Cales S.A. (Ex Bío Bío Cementos S.A.), Ready Mix Hormigones Ltda. e Inacal S.A., manteniéndose en el día a día de la compañía.

A fines de 2024, Yura intentó aumentar su participación en Bío Bío y lanzó una oferta para subir al 40% y los controladores contragolpearon con una negociación para vender sus acciones a la estadounidense Mississippi Lime Company (MLC). El deal se cayó. Y llegaron los belgas, en un proceso en el que los controladores fueron asesorados por JP Morgan, revela una fuente. Para los Briones, su salida de Bio Bio también es una manera de terminar su relación hostil con los peruanos. “Ellos nunca quisieron tener a Yura adentro”, dicen en el mercado.

Camino propio

En la cada vez más global Lisboa, también vive Pablo Briones. O Juan Pablo. Todos los hombres Briones Goich llevan por primer nombre Juan, pero son conocidos por el segundo. Su papá tenía una usanza similar: se llamaba oficialmente Julio Hernán y usaba Hernán.

Radicado buena parte del tiempo en Portugal, Pablo, quien es ingeniero industrial, tampoco habría visto mayor interés de sus hijos por el negocio que fundó el abuelo. Y si su hermano mayor tampoco iba a seguir en la firma, él también le vendería a los belgas. “Pablo no se iba a quedar en Bío Bío sin Hernán”, aseguran cercanos.

Pablo tiene cuatro hijos: Cristina (39), Patricia (37), Ángeles (34) y Juan Pablo (29), todos Briones Padró. La primera trabaja como investment manager en Invesa y también participa en la fundación educacional Hernán Briones, que controlan sus tías Anita y María Loreto. Patricia desarrolla un proyecto de conservación, mientras que Ángeles y Juan Pablo también participan en algunas sociedades y también coleccionan autos antiguos.

Según el hecho esencial enviado a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), la OPA de Carmeuse será lanzada “a más tardar el 13 de agosto de 2025″. En el mercado se dice que la operación de los belgas sería gestionada por el Santander y por el estudio Morales Besa, en lo legal. Y si la OPA es declarada exitosa, la historia de Hernán Briones en el mundo industrial chileno habrá terminado.

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