
Las otras recomendaciones que entregó la comisión asesora para mejorar la medición de la pobreza
Medir la pobreza severa, la vulnerabilidad y las expresiones de pobreza son también propuestas que entregaron al gobierno los expertos que revisaron la metodología de la Casen.

El análisis principal de las recomendaciones que entregó la comisión asesora para la revisión de la metodología de la pobreza en Chile la semana pasada se concentró en los indicadores de pobreza por ingresos y multidimensional, pero el reporte que presentó el grupo de expertos al gobierno también detalló otras variables que se deberían considerar en un futuro cercano.
Pobreza severa
En el informe se menciona que históricamente la medición de la pobreza ha distinguido la situación de pobreza, de la pobreza extrema. Respecto de ésta última, hasta la medición de 2011 se consideraba que estaban en situación de pobreza extrema los hogares cuyos ingresos totales per cápita se encontraban por debajo del costo de la canasta básica de alimentos (CBA), es decir, los que no disponían de los ingresos necesarios para cubrir las necesidades alimentarias de sus integrantes. En esta metodología, el valor de la CBA era la línea de pobreza extrema o indigencia.
Sin embargo, como medida complementaria a la pobreza extrema está la pobreza severa, denominación que la comisión utiliza para referirse a los hogares que experimentan, en forma simultánea, situaciones de pobreza monetaria y multidimensional. Esto es, hogares cuyos ingresos son insuficientes para adquirir la canasta de bienes y servicios definidos como mínimos del bienestar y que, a la vez, sufren un número de carencias en dimensiones distintas al ingreso por sobre el umbral de la pobreza multidimensional.
De acuerdo al análisis de la comisión, estos hogares se encontrarían en una situación más compleja de pobreza que, para ser abordada, requeriría de políticas públicas integradas, que combinen apoyo de ingresos e inversiones en servicios sociales e infraestructura.
Además, señala que “existe evidencia empírica que muestra que las personas que están en situación de pobreza monetaria y multidimensional enfrentan una mayor probabilidad de estar en pobreza crónica, es decir, en situación de pobreza de largo plazo”.
Las medidas de pobreza extrema y pobreza severa capturan aspectos distintos de la situación de carencias que afecta a la población de menores recursos en el país. Del total de la población que presenta algunas de estas condiciones, alrededor de un tercio está en pobreza severa, otro tercio en pobreza extrema y el tercio restante en ambas situaciones, en la medición propuesta por la comisión.
En base a los antecedentes presentados, la comisión recomienda “incorporar la medida de pobreza severa como parte de los indicadores que integran el tablero de medida de la pobreza”. Esto, debido a que se da cuenta de aquellos hogares que están simultáneamente en situación de pobreza monetaria y de pobreza multidimensional.
Índice de vulnerabilidad
Otra de las recomendaciones que entrega esta comisión es un índice de vulnerabilidad a la pobreza, que se entiende como la probabilidad que enfrentan hogares que, actualmente no están en situación de pobreza de ingresos, de caer en tal situación a futuro por efecto de eventos que afecten la generación de ingreso en ausencia de mecanismos de protección social. La probabilidad que un hogar vea disminuir sus ingresos depende de su exposición a riesgos económicos, como es el caso de desempleo o de enfermedad de sus integrantes en la fuerza de trabajo, o de situaciones de recomposición de los grupos familiares.
“Esto se exacerba si es que el hogar no cuenta con mecanismos frente a estos riesgos de disminución pronunciada de ingresos, como es la tenencia de ahorros, la pertenencia a la seguridad social o el tener redes de apoyo familiar”, sostiene.
También hay riesgos de pérdida de ingresos vinculados a eventos climáticos. Hay evidencia de que las personas en situación de pobreza tienden a estar sobrerrepresentadas en zonas con mayores riesgos climáticos y son, por lo mismo, más propensas a verse afectadas por eventos de este tipo, cuya ocurrencia ha ido en aumento. Quienes habitan en zonas rurales, por su parte, son más sensibles a ver limitados sus medios de vida como consecuencia de sequías o inundaciones, en la medida que dependan de actividades agrícolas o ganaderas. Por otro lado, durante los últimos años han proliferado los asentamientos irregulares en zonas de riesgo ambiental, exponiendo a situaciones de este tipo a quienes ahí habitan, según el análisis de la comisión.

Plantea que para la medición de la vulnerabilidad a la pobreza es de interés conocer la densidad de la distribución de ingreso en el entorno de la línea de pobreza. Esto, pues a mayor porcentaje de población en esta parte de la distribución, más sensible o elástica será la tasa de pobreza frente a cambios en el ingreso de esos hogares. Esto es, más se incrementará -o reducirá- la tasa de pobreza frente a una caída -o aumento- en el ingreso de los hogares.
La metodología propuesta por la comisión es utilizada a nivel internacional por el Banco Mundial para definir y medir vulnerabilidad, y se establece un umbral de vulnerabilidad que se expresa como un múltiplo de la tasa de pobreza. Así, usando datos de América Latina, se determina que quienes enfrentan más de 10% de probabilidad de caer en pobreza son vulnerables y se propone una línea de vulnerabilidad de aproximadamente 2,5 veces la línea de pobreza. Estos cálculos están basados en datos de encuestas longitudinales o de panel, que permiten conocer cómo varía en el tiempo la situación de ingresos y pobreza de un conjunto representativo de hogares del país. En el caso de Chile, estimaciones ajustadas con datos locales sitúan esta línea en torno a 2,3 veces la línea de pobreza, en base a la información provista por la encuesta panel Casen de 2006-2008.
Expresiones de pobreza
Una tercera propuesta que entrega la comisión es una revisión constante a la evolución de la pobreza. “A la luz de los nuevos desarrollos teóricos y técnicos, a medida que mejora la captura de datos, conforme los países se van desarrollando y se van enfrentando a la necesidad de generar nuevas métricas que reflejen mejor los desafíos que enfrentan, va creciendo la presión por medir más aspectos de la pobreza, medirlos mejor y adoptar criterios más exigentes”, señala el informe.
Por ello, sostiene que “la medición de la pobreza vigente es una solución de compromiso, un punto intermedio entre la necesidad de simplificar y la necesidad de capturar el fenómeno en su complejidad”.
Dado lo anterior, se menciona que una manera de enfrentar “esta tensión es poniendo a disposición de los interesados, del Estado y de los tomadores de decisión un tablero de métricas de la pobreza. Cada una de las medidas que compongan este tablero podría tener como función describir un aspecto de la condición de pobreza. Cada quién, según sus objetivos, puede decidir cuáles considerar”.
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