Pablo Correa: "Sería poco prudente de parte del BC someter al país a una política monetaria menos expansiva que la actual"

Incierto se ve el escenario económico de mediano plazo, tras la aprobación del Brexit, señala Pablo Correa, debido a los efectos que esta decisión de Reino Unido pueda tener a nivel global, incluido Chile. De hecho, el académico de la Universidad del Desarrollo afirma que en este nuevo contexto, el Banco Central no debería volver a subir la tasa de interés y que el Ministerio de Hacienda debería enfocarse en mantener la credibilidad de la política fiscal, cumpliendo la trayectoria de reducción del déficit.
¿Cuál será el impacto de mediano plazo del Brexit?
-Dado que esto es un salto al vacío, un divorcio a la rápida, más allá del impacto puntual y la volatilidad de los mercados financieros durante las próximas semanas, esto genera un manto de incertidumbre largo. Nos vamos a encontrar con una situación parecida a la que Europa vivió cerca de 2011, cuando se sabía que podían haber episodios de alta volatilidad por lo que estaba pasando en España o en Grecia, pero más allá de esa volatilidad, estaba todo el mundo en una postura de incertidumbre y de cautela, porque no se conocía cómo se iba a resolver el tema. Algo parecido va a pasar ahora. Por lo menos por los próximos dos años toda la región va a estar sumida en una situación de incertidumbre, porque es un tema inédito, para el cual nadie estaba muy preparado.
¿En qué se traducirá este impacto?
-Esto va a restarle en forma permanente dinamismo a Europa. La semana pasada la Superintendencia de Pensiones dijo cuál era la exposición de los fondos en los mercados afectados. La verdad es que los mercados afectados hoy son todos. Tendrá efectos financieros y comerciales globales, y el problema es que tiene efectos negativos sobre una economía mundial que ya estaba en marcha lenta.
¿Cómo se moverán los flujos de capitales? ¿Se ve alguna oportunidad para los países emergentes considerando por otro lado que los commodities se mantienen con precios bajos?
-Esto se condiciona con un mundo emergente que anda lento, con una incertidumbre política enorme en EEUU. Así, el Brexit le va a quitar crecimiento al mundo como un todo. Es ingenuo pensar que esto va a tener efectos acotados a Inglaterra y Europa. Tendrá efectos globales y en ese sentido los capitales se moverán en búsqueda de retornos seguros y libres de riesgos, y eso es malo para el mundo emergente.
¿Refugio en oro y en papeles del Tesoro de EEUU, por ejemplo?
-Sí, y seguramente seguiremos viendo tasas negativas en los bonos alemanes. Los que dicen que esto es súper acotado están en un error. Lo mismo pasó con Grecia, que por su tamaño se decía que era acotado y no fue así.
Para ponerlo en contexto, ¿cómo se compara esta situación en relación a la crisis subprime?
-La primera lectura es que acá no están quebrando los bancos, por lo que es acotado. Mi visión es completamente contraria. Cuando se tuvo la crisis subprime había un problema financiero y de gestión de riesgo que le pegó a los balances de algunas instituciones financieras. Pero en 2010 ya se estaba superando ese tema con una nueva regulación. Esta crisis es más complicada porque es sobre todo una crisis política, que va a tener implicancias económicas y, por lo tanto, el cómo se resuelve es mucho más complejo que las quiebras de unos bancos. Los elementos que van a entrar en la ecuación para resolver esta crisis son enormes y no están totalmente dimensionados. Ello podría implicar un sentimiento europeo más profundo en otros países o, por el contrario, ver nuevos referendos. Los efectos de esto sobre el crecimiento global pueden ser peores que los que se tuvo con una crisis puntual financiera como la de 2008-2009.
Desde el punto de vista de lo que pueden hacer las autoridades económicas, ¿se elimina la posibilidad de un alza de la tasa de la Fed durante este año?
-Totalmente. Esto no estaba internalizado por ninguna autoridad monetaria en el mundo. Por lo tanto esto también va a implicar una reconfiguración de cómo reaccionan a este escenario. Y hoy no es el momento en ninguna parte para políticas monetarias más restrictivas, sino que todo lo contrario. Acá va a ser necesario, probablemente, pensar en medidas alternativas no convencionales y aún más laxas. Esto va a forzar a que los bancos centrales se vuelvan a poner creativos, porque esto va a ser para largo.
¿Quiénes se verían más afectados por este nuevo contexto?
-Entre las instituciones que van a estar más afectadas, y el viernes ya se vio, son justamente las instituciones bancarias. Entonces las autoridades tendrán que encontrar la manera de permitir créditos al resto de las empresas y las familias.
En este escenario de mayor desaceleración, ¿cómo queda parado Chile?
-Nuestra economía, tanto desde un punto de vista comercial como de flujo de capitales, es totalmente abierta y en ese sentido no va a ser inmune, por lo que sería ingenuo pensar que esto va a ser menor para Chile. Esto viene a ser viento en contra, que va a tener efectos, por ejemplo, en el costo de financiamiento externo, no por un tema de nivel de tasas, sino que por un tema de percepción de riesgos. Y también va a tener repercusiones comerciales, por lo tanto si ya estaba siendo relativamente difícil llegar a un crecimiento del PIB en torno a 1,5% o 2,0%, esto a Chile en particular le pone más viento en contra.
¿Ese efecto se podrá sentir ya en el segundo semestre?
-Sin lugar a dudas, porque básicamente tiene efectos sobre los niveles de incertidumbre, las percepciones de riesgo, la voluntad de invertir en activos emergentes, etc. Si fuera solamente un tema comercial uno podría creer que los efectos van a ser más atenuados en el tiempo, pero esto desde un punto de vista financiero sí va a tener efectos y eso se va a notar sin lugar a dudas.
Así como se elimina la opción de un alza de la Fed, ¿el Banco Central también debería dejar de subir la tasa y cambiar su mensaje?
-El Banco Central tiene muy poco espacio para subir la tasa de política monetaria este año, la probabilidad de un alza es prácticamente nula. Es más, sería poco prudente de parte del Banco someter al país a una política monetaria menos expansiva que la actual, y mientras antes haga ese reconocimiento mejor para los mercados. Hoy, para este escenario global, lo que menos se necesita es estar metiendo palitos y piedras en el camino, y en ese sentido lo más recomendable sería tener un Banco Central que sea directo en su mensaje y que frente a un cambio de escenario genere las modificaciones en el mensaje de forma relativamente rápida.
"Hay que mantener el riesgo crediticio soberano sumamente acotado"
¿Cómo se encuentra el escenario fiscal para enfrentar el Brexit?
-Lamentablemente la situación es totalmente distinta a la que vimos los años 2008-2009, cuando se pudo implementar una política fiscal brutalmente contracíclica en los dos últimos años del ministro (Andrés) Velasco. Hoy no se tiene la capacidad fiscal para hacer eso, y creo que sería un error, dada la naturaleza del shock, responder con política fiscal. Nuevamente lo que se va a tener es un mundo más cauto, inversionistas más prudentes que también van a ver con mucho más cautela las posiciones crediticias, tanto de los soberanos como de las corporaciones. Frente a ese escenario de mayor riesgo y de escrutinio, desde el punto de vista fiscal, lo que se debiese hacer para ayudar a que la economía chilena responda de mejor manera a la crisis es mantener el riesgo crediticio soberano sumamente acotado.
¿Hay que mantener la prudencia?
-Uno de los activos y banderas que Chile puede enarbolar en este nuevo escenario global es que tiene una política fiscal prudente y sobre todo creíble. Estoy en desacuerdo con los que dicen que los niveles de endeudamiento de Chile son preocupantes. Siguen siendo bajos, pero se tiene que mantener la credibilidad en la trayectoria. En ese sentido, el Ministerio de Hacienda el año pasado se comprometió a una trayectoria de una reducción de 0,25 punto porcentual por año. Si se llegase a desviar en esa trayectoria, sería la peor noticia que pudiéramos entregarles a los inversionistas y a los mercados financieros externos respecto de Chile.
¿El espacio para subir el gasto fiscal en 2017 está ahora incluso más acotado que lo que se anticipaba una semana atrás?
-Sin lugar a dudas. En un mundo en el que los niveles de riesgo en general van a ser percibidos como mayores uno tiene que diferenciarse, ¿cómo se diferencia Chile en la política fiscal? Con credibilidad. No se puede estar cambiando la trayectoria de la política fiscal todos los años y es muy importante que se mantenga el compromiso. Por esto hay que buscar otro tipo de herramientas para estimular el crecimiento.
¿Cree que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés va a tener la capacidad de contener el gasto fiscal en un año electoral?
-Creo que el Gobierno en general y el Ministerio de Hacienda en particular van a tener que buscar herramientas alternativas a las tradicionales. Siempre lo más fácil es echar mano a la política fiscal, pero lo que se va a demandar en este nuevo escenario es un esfuerzo adicional para buscar otro tipo de herramientas y eso no implica renunciar a buscar formas de apuntalar el crecimiento. El ministro está sumamente comprometido a mantener la trayectoria que él introdujo el año pasado.
¿Valdés se juega el partido más importante en este presupuesto?
-Será un punto determinante en la conducción económica de este Gobierno.
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