Cuántos pasos debes caminar al día para reducir el riesgo de Alzheimer, según un nuevo estudio
Una investigación publicada en Nature Medicine concluyó que la actividad física puede ser especialmente beneficiosa para las personas mayores con mayor riesgo de desarrollar este diagnóstico. Los autores precisaron la cantidad de pasos diarios que se requieren para ralentizar el deterioro cognitivo.
Una investigación científica publicada a principios de noviembre en la revista Nature Medicine determinó cuántos pasos se deben caminar al día para ralentizar el deterioro cognitivo en adultos mayores con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Previamente, otros estudios relacionados al área de la salud habían concluido que la actividad física es una de las mejores maneras de reducir el riesgo de padecer este diagnóstico.
Sin embargo, el nuevo trabajo incluye algunas aristas adicionales.
El director del departamento de neurociencia del Instituto de Investigación AdventHealth, Kirk Erickson, quien no participó en la reciente investigación, explicó al New York Times que “desde hace varias décadas sabemos que la actividad física se asocia con un menor riesgo de desarrollar demencia”.
No obstante, agregó, lo “realmente importante y único” de este estudio es identificar cómo el ejercicio podría influir en algunas de las proteínas implicadas en esta enfermedad.
Cuántos pasos debes caminar al día para reducir el riesgo de Alzheimer
De acuerdo a los resultados de la investigación, dar entre 3.000 y 5.000 pasos al día se relacionó con un riesgo menor de desarrollar Alzheimer, en comparación con realizar menos actividad física.
Los beneficios fueron aún mayores entre los 5.000 y los 7.500 pasos diarios, según el trabajo publicado en Nature Medicine.
Para realizar su estudio, los autores hicieron un seguimiento a casi 300 adultos mayores de entre 50 y 90 años, durante un promedio de nueve años.
Ninguno de los participantes presentaba deterioro cognitivo al inicio de la investigación. Sin embargo, alrededor del 30% tenía una acumulación considerable de la proteína beta-amiloide en el cerebro, lo que usualmente se relaciona con el Alzheimer.
Pese a esto último, algunos estudios previos han demostrado que cerca del 10% de las personas de 50 años y el 44% de las de 90 años presentan esta acumulación sin signos de deterioro cognitivo.
La neuróloga del Hospital General de Massachusetts y autora principal de la reciente investigación, Jasmeer Chhatwal, declaró en una entrevista con el citado periódico: “¿Qué diferencia a estas personas de aquellas que sí desarrollan deterioro cognitivo con el tiempo?”.
“Queremos encontrar características basales que permitan predecirlo”.
Con ese objetivo en la mira, los investigadores entregaron un podómetro a los participantes cuando se inscribieron en la iniciativa.
Lo usaron durante una semana para determinar su promedio diario de pasos.
Posteriormente, se sometieron a pruebas cognitivas anuales y a tomografías por emisión de positrones cada cierto tiempo, para así detectar acumulaciones de la proteína beta-amiloide y de otra llamada tau, que también se relaciona con el Alzheimer.
Los autores presumen que en esta enfermedad primero se acumula el amiloide, lo que contribuye a la formación de “ovillos neurofibrilares” de tau dentro de las neuronas, que después se propagan por el cerebro.
A partir de sus análisis, los investigadores creen que son principalmente estos ovillos los que provocan el mal funcionamiento de las células cerebrales, lo que termina generando deterioro cognitivo.
Aunque el número de pasos que dieron los participantes no pareció afectar sus niveles de amiloide, si presentó una correlación con la cantidad de ovillos de tau que desarrollaban y con si presentaban deterioro cognitivo.
Los investigadores vieron que, entre los participantes con mayor concentración de amiloide en el cerebro, quienes hacían poca o nula actividad física desarrollaron más ovillos y tuvieron un peor rendimiento cognitivo después de nueve años.
Por otro lado, quienes caminaron entre 3.001 y 5.000 pasos diarios tendían a presentar una menor acumulación de tau y un deterioro cognitivo más lento.
Quienes caminaron entre 5.000 y 7.500 pasos al día obtuvieron resultados aún mejores.
No obstante, quienes daban más de 7.500 no presentaron beneficios adicionales.
Los participantes con cantidades mínimas de amiloide en el cerebro no mostraron cambios en la proteína tau ni en la cognición relacionados con su número de pasos, dijo Chhatwal al Times.
La neuróloga presume que aquello podría deberse a que, al no presentar niveles elevados de amiloide desde el inicio, era poco probable que experimentaran una acumulación significativa de tau o un deterioro cognitivo.
Aunque las conclusiones de la reciente investigación son prometedoras y allanan el camino para nuevos estudios, el especialista del Instituto de Investigación AdventHealth comentó que se trata de resultados observacionales, por lo que es posible que otro factor explique la relación entre el ejercicio, la cognición y la proteína tau.
Asimismo, dijo, el hecho de que los participantes solo hayan usado el podómetro por una semana al inicio del estudio pudo haber influido en los resultados, ya que podrían haber aumentado o disminuido su cantidad de pasos con los años.
“En conjunto, nuestros hallazgos respaldan la consideración de la inactividad física como una intervención para modificar la trayectoria de la enfermedad de Alzheimer preclínica en futuros ensayos de prevención, y sugieren además que la inclusión preferencial de individuos sedentarios con niveles elevados de amiloide puede maximizar la probabilidad de demostrar un efecto protector de la actividad física sobre la acumulación de tau y el deterioro cognitivo y funcional en la enfermedad de Alzheimer temprana”, se concluye en el trabajo dirigido por Chhatwal.
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