Jason Roberts: “Necesitamos desarrollar una visión de una naturaleza cuántica”
Escribiendo sobre el naturalista que legó al mundo el sistema de clasificación de todas las especies vivas, Carl Linneo, el cronista norteamericano Jason Roberts se convenció de la urgente necesidad de superar las categorías fijas para entender la realidad. De paso, rescató la figura de Georges-Louis de Buffon y ganó el Premio Pulitzer con Todos los seres vivos, una biografía dual que, fiel a su contenido, desafía las clasificaciones convencionales.
Jason Roberts nunca se llevó muy bien con las categorías de clasificación, y parece inevitable que termine preguntándose por la arbitrariedad de las cosas. Por eso le sorprendió la noticia de que su libro Todos los seres vivos: la gran carrera por entender la vida en la Tierra (Taurus) había ganado el Premio Pulitzer 2025 en la categoría de “biografía”. ¿Acaso había escrito una biografía? “Ni siquiera sabía si cumplía los requisitos”, comenta el autor californiano. “Es una biografía dual”, explica, “y el último tercio del libro transcurre después de la muerte de los dos personajes principales, quienes nunca se conocieron en la vida real”.
El trabajo -disponible en librerías- cuenta la fascinante y dispar historia de dos naturalistas del siglo XVIII cuya valoración fue cambiando a lo largo de la historia. Por un lado, Carl Linneo, cuya contribución más duradera fue la creación del sistema moderno de clasificación de los seres vivos (reino, clase, orden, género, especie) y el establecimiento de la nomenclatura binomial. Por el otro, Georges-Louis de Buffon, quien en su monumental Historia Natural se adelantó en 100 años a la noción de la evolución y a otros conceptos que el conocimiento científico iría confirmando en los siglos venideros.
Se trata de dos figuras opuestas en todos los sentidos, pero hermanadas en el propósito de clasificar a cada especie viva sobre el planeta.
“Empecé escribiendo una biografía sencilla de Linneo y sus seguidores”, relata Roberts. “Sus conceptos sobre muchas cosas eran extremadamente rígidos. Y eso se debía a que él, como hijo de un pastor, no podía permitirse creer en la evolución, y tampoco creía en la extinción. Pensaba que Dios había creado este cuadro perfecto de toda la vida, y que, al ser perfecto, no había posibilidad de que Dios permitiera que algo de él entrara o saliera de la Tierra. Así que eso me hizo cada vez más escéptico sobre Linneo. Empecé a profundizar en sus conceptos de lo que ahora se llama raza, cómo categorizaba a los humanos en cuatro grandes grupos diferentes, a los que les atribuía cualidades específicas, negativas, dependiendo de si eran homo sapiens europeos o no”.
Paralelamente, Roberts fue fascinándose con quien inicialmente sería sólo un secundario: Georges-Louis de Buffon.
“Si lees cualquier biografía de Linneo escrita antes de 1980 verás que Buffon existe sólo como un personaje humorístico, como un contrapunto. Se le presenta esencialmente como una especie de aristócrata esnob que estaba en contra de Linneo, pero solo porque no lo entendía o le tenía envidia. Y esa idea fue algo que di por sentado durante mis primeros años de investigación para este libro. Fue solo cuando me desilusioné un poco de Linneo que empecé a interesarme por Buffon. Y ahí fue cuando realmente floreció. Empecé a comprender que Buffon estaba entrando intencionalmente en el registro histórico como una especie de alma ignorante, una persona sin iluminación. Fui a Francia y comencé a investigar más sobre su vida y su perspectiva. Y descubrí que, en realidad, fue más famoso durante su vida que Linneo”.
Fue la obra de los seguidores de Linneo la que ocultó la genialidad de Buffon. Su asociación con la aristocracia lo transformó en un paria en la Francia posrevolucionaria, y sólo siglos después el avance del conocimiento científico comenzaría a darle la razón.
“El propio Charles Darwin dijo que las ideas de Buffon le parecían, cito, ridículamente parecidas a las mías. Y eso se debía a que nunca había leído a Buffon, quien había sido censurado en Inglaterra en aquel entonces. La Iglesia se apresuraba a censurarlo cada vez que intentaba insinuar que la realidad bíblica no era tal. Así que empleó un lenguaje extraño y confuso en su voluminosa obra, diciendo algo como: oh, es posible que la evolución exista y que todos descendamos de una sola especie, pero luego añadía al final una especie de excusa que decía: pero, claro, todos sabemos que eso es falso, porque la Biblia misma dice lo contrario, y punto. Esta persona increíblemente intrigante decía verdades que sabía que estaban adelantadas a su tiempo, y las expresaba con este tipo de lenguaje.
Es tentador establecer paralelos con el presente: la negación de la ciencia a manos de la ideología y la religión, por ejemplo. ¿Era su intención?
Cuando miro el camino que recorrí para escribir el libro, mi primera reacción es de tristeza. Y eso es porque veo que hubo personas que tenían un profundo conocimiento de la genética, la biología, la evolución y la extinción, 100 o 200 años antes de que esas ideas fueran aceptadas. Esas personas dudaban en expresarse, porque sabían que tenían que pasar por el filtro de lo que era culturalmente aceptable en ese momento. Al descubrir que estas personas increíblemente inteligentes se esforzaban por enviarnos mensajes esencialmente codificados, no pude evitar sentir la necesidad de ayudarlos. Y creo que existe cierto grado de colaboración con alguien como Buffon, quien señalaba con ahínco todos estos hechos. Tenía esa sensación de descubrimiento y de colaboración. Y eso me resultó muy intrigante. Al mismo tiempo, como comencé con Linneo, me costó mucho mantenerlo como una figura humana. Y la realidad es que contribuyó a la cultura occidental al plantear la idea de que existe un marco estructural para toda la vida. Y la única manera de que funcionara era asumir que la vida era un cuadro estático. La claridad que Linneo nos ofreció fue muy tranquilizadora para la gente de la época victoriana, de la expansión y de la colonización.
Al constatar cómo el consenso científico ha ido cambiando, ¿se pregunta qué damos por sentado hoy que en un siglo constataremos como equivocado?
Sí, creo que estamos al borde de un gran cambio de paradigma en nuestra forma de ver la naturaleza y nuestra relación con ella. Y me siento bastante alentado por eso, porque la gente ha estado intentando reforzar la jerarquía linneana durante siglos. Y lo hacen añadiendo casillas individuales que se apilan dentro de casillas y más casillas. La realidad es que esas cajas estáticas solo pueden funcionar hasta cierto punto, hasta el momento en el que se derrumban. Creo que una de las cosas que dijo Buffon que realmente me quedó grabada fue la idea de que la “especie” es útil como concepto estático, porque como humanos necesitamos ese tipo de categorías, pero no debemos confundir el andamiaje con el edificio en sí. Linneo malinterpretaba este andamiaje conceptual como parte de la arquitectura de toda la vida. Su punto era que necesitamos fragmentar la información para comprenderla. Un ejemplo perfecto de ello es el espectro de colores. Miramos y vemos los resultados de un prisma y nombramos los colores. Lo que Buffon decía era: “Sigamos usando esos nombres de colores, pero entendamos que estamos tomando un atajo y experimentando nuestras propias limitaciones.
“Las demarcaciones tienen una base humana, son artificiales”, agrega Roberts. “Por lo tanto, necesitamos avanzar hacia una comprensión de la naturaleza que no implique falsa certeza”, explica. “La cuestión es que ahora otras ciencias han tenido que aceptar la incertidumbre. Por ejemplo, la física cuántica es el modelo clave ahora, en el que no necesitamos decir específicamente que sabemos dónde se encuentra una partícula subatómica en un momento dado, sino que necesitamos entender que está básicamente en una nube de incertidumbre. Y eso suena contraproducente, pero hemos usado esa comprensión para crear cosas como las computadoras cuánticas. Necesitamos desarrollar una visión de naturaleza cuántica donde digamos: es una especie, pero tal vez no lo sea. Tal vez sea una especie convirtiéndose en otra especie. Quizás no necesitemos etiquetarlo específicamente ni encasillarse para entender que es una corriente evolutiva única.
Habla de las limitaciones del lenguaje, y justamente ahora son los modelos de lenguaje los que nos dan la ilusión de que la inteligencia artificial es una existencia propia, una alteridad…
Es un buen punto. Y es necesario que la gente reconozca que una de las cosas que están sucediendo es que el concepto de IA imita, crea la apariencia de la realidad reproduciendo lo que ya se ve como realidad. Así que hay un aspecto externo en eso. Una de las cosas que hemos aprendido en la biología moderna es que los científicos están retirando discretamente especies que nunca existieron. Simplemente creíamos que existían porque se parecían entre sí. Al mismo tiempo, existen numerosas especies que recibieron nombres distintos, pero que en realidad son una sola especie, porque su forma externa varía según el entorno en el que se encuentran. Aceptar ese tipo de incertidumbre y, al mismo tiempo, comprender que, a nivel genético, estas criaturas son idénticas, es una forma de gestionar nuestro conocimiento, pero también reconocer cuánto desconocemos.
¿Cree que el reconocimiento del Pulitzer tendrá algún impacto en su forma de trabajar?
(Se ríe) Que conste en el registro que me reí durante unos minutos -apunta. De ninguna manera esperaba ganar el Premio Pulitzer. Ni siquiera sabía si cumplía los requisitos. El libro no encaja en el concepto de una biografía. De hecho, si vas a la sección de biografías de una librería, verás que está ordenada alfabéticamente según la persona de que se trata. He entrado en librerías ypregunto: “¿Dónde está mi libro?”. Y me dicen: “¡No sabemos dónde ponerlo! ¿Es sobre Linneo? ¿Sobre Buffon?”.
Las librerías también necesitan abrazar la incertidumbre…
¿Qué puedo decir? Escribo un libro sobre el hecho de que la vida real se sale de las categorías, y el libro en sí mismo se sale de ellas. Al mismo tiempo, reconozco que necesita categorías, y me alegra mucho que los jueces de una en particular hayan decidido que esto era apropiado para otorgar el Pulitzer. ¿Qué significa eso? Lo único que significa es que seguiré estos temas de mi interés y seguiré intentando estar lo más cerca posible del lector. Espero que estemos literalmente en la misma página.
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