Crítica de discos de Marcelo Contreras: Suede y The Mars Volta brillan; el recuerdo de Joe Strummer no es el mejor

Las novedades discográficas de esta semana guardan dos grandes retornos: Suede y The Mars Volta. En contraparte, un box set de Joe Strummer rescata su etapa post The Clash en The Mescaleros, algo lejos de sus momentos más rutilantes.


Suede - Autofiction

Parte de la grandeza de Suede a 30 años de ser ungidos como salvadores del rock británico sin un álbum debut, radica en los dramáticos giros de su trayectoria que cada cierto tiempo marcan un reseteo, hasta consolidar un presente donde cada novedad discográfica confirma su lugar en la élite musical inglesa. Sobrevivieron a la partida del guitarrista y compositor Bernard Butler en 1994, para retomar triunfantes en Coming up (1996). Escasos de ideas se desbandaron en 2003 y volvieron con musa renovada en Bloodsports (2013). Desde entonces, abrazan la regularidad consolidando un reino de fronteras limitadas.

Autofiction reacciona a la grandilocuencia y los sobrevuelos operáticos de The Blue Hour (2018). Sus once cortes en 45 minutos destilan inmediatez, guitarras cargadas con un filo más gótico de resonancias ochenteras, a pesar de excepciones como la balada Drive myself home. Según el vocalista Brett Anderson, este es el disco punk del grupo. Cobra sentido en la medida que las estructuras son más simples y aguerridas, como ocurre en Personality disorder. 15 again exhibe el talento intacto para los buenos estribillos, como el drama endurecido conduce The Only way I can love you. Suede mantiene un curso definido. Un mérito que acarrea escasas sorpresas.

The Mars Volta - The Mars Volta

El regreso de la banda del guitarrista y compositor Omar Rodríguez-López y el cantante Cedric Bixler-Zavala, tras una década sin discos, es una mesa servida para debatir qué se entiende por rock progresivo.

¿Largas suites con múltiples partes y un arsenal de instrumentos? La etiqueta sinfónica calza mejor. The Mars Volta transitó por esos caminos, con numerosas piezas extendidas generosamente más allá de los diez minutos. El músculo, el temperamento y la ambición fueron algunos de los rasgos definitorios de sus seis primeros títulos. Esta encarnación donde persiste Marcel Rodríguez-López en teclados, regresa Eva Gardner al bajo (figuró en el EP debut Tremulant de 2002), y se estrena Willy Rodríguez en batería, es el episodio más progresivo de The Mars Volta. Implica severos cambios en la manera de componer y arreglar las canciones, con una vibra mucho más latina pero no desde la socorrida vertiente afro caribeña, sino con un elegante barniz de modernidad electrónica.

Si hace 20 años Rodríguez-López era el rey de la guitarra espasmódica, ahora decora con elasticidad y gracia. Así, el material posee una sensualidad antes ajena, sellada por el trabajo vocal de Bixler-Zavala, en una extraordinaria reinvención de su estilo. Uno de los mejores regresos del año.

Joe Strummer & The Mescaleros - Joe Strummer 002: The Mescaleros Years

Este box set del ex líder de The Clash junto a The Mescaleros suma cuatro álbumes que contienen sus tres discos de estudio más 15 temas inéditos, entre ellos Ocean of dreams, con Steve Jones de Sex Pistols en la guitarra, demos y las últimas sesiones -el corte Secret agent man-, de este proyecto formado por Joe Strummer en 1999, activo hasta su sorpresiva muerte el 22 de diciembre de 2002.

Con The Mescaleros, el cantante y guitarrista persistió en la contingencia -Johnny Rotten contó en sus memorias que Joe solía ver las noticias con una libreta de apuntes para futuras letras-, junto con profundizar la práctica de una world music sometida a los cánones del rock, territorio en el que The Clash fue pionero en álbumes como el irregular Sandinista! (1980). El material es grato y reconocible por la voz de Strummer, un cantante con agallas y carisma antes que talento, pero rara vez toma mayor vuelo. Las comparaciones son odiosas e irresistibles. The Mescaleros no contaba con un compositor musical osado como sucedía con Mick Jones en The Clash, el compinche perfecto para que las letras incendiarias de Joe Strummer, se convirtieran en bombazos de punk rock con estribillos memorables. Acá esa química no tiene reflejo.

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