De “desconcertante” a “encantador”: cómo es el retorno de The Full Monty

Foto: Ben Blackall

La plataforma Star+ estrenó la miniserie de ocho capítulos que trae de vuelta a los personajes de la recordada película de los 90. A 25 años de los hechos del filme, todos atraviesan diferentes contratiempos en Sheffield. “Funciona bien como un cuento agradable y algo caprichoso de una comunidad de clase trabajadora donde ya casi nadie trabaja”, planteó Rolling Stone.


El guionista Simon Beaufoy aún no cumplía 30 años cuando aceptó el encargo de Uberto Pasolini. A mitad de los 90, el productor lo reclutó para desarrollar y darle forma definitiva al concepto que se le había ocurrido conversando con un amigo, la historia de un grupo de hombres desempleados que deciden transformarse en strippers.

Durante su proceso de escritura cambió la localidad en que transcurría la trama –de Gales a Sheffield–, perfiló a personajes tan humanos como cercanos e introdujo un abanico de temas con los que cualquiera se podría identificar. Y bajo la batuta del director Peter Cattaneo, The full monty (1997) se erigió como una de las películas más recordadas de su década. Una comedia de alto vuelo con algo que decir sobre el mundo y la humanidad.

Foto: Ben Blackall

Mientras con el paso de los años la cinta inspiró un musical y luego una obra de teatro, Beaufoy pensó con frecuencia en la posibilidad de crear una continuación. “Nunca pude encontrar una historia mejor que la original, mi único criterio para escribir una secuela”, explicó a The Guardian.

Cambió de opinión cuando concluyó que el presente de su país se estaba volviendo cada vez más similar al escenario que identificó en los 90. “Escuelas, hospitales, atención dental, atención social, atención de salud mental, transporte, tribunales, agua: todas las estructuras que permiten que las personas necesitadas funcionen ahora estaban al borde del colapso”, indicó.

Ese análisis gatilló la vuelta de los personajes encarnados por Robert Carlyle, Mark Addy, Tom Wilkinson, Paul Barber, Steve Huison y Hugo Speer. La principal curiosidad es que el regreso de los protagonistas es mediante una serie de ocho capítulos (todos ya disponibles en Star+ bajo el título Todo o nada: La serie) que se ambienta 25 años después de los sucesos del largometraje.

Coescrita por Beaufoy y Alice Nutter, la producción no se remite a tributar el eje de la historia original –un grupo de obreros del acero que unen sus esfuerzos en montar un show en que bailan y se desnudan ante su público femenino–, sino que establece su atención en las dificultades que atraviesan los habitantes de una comunidad de clase trabajadora que ha sido golpeada por el desempleo y la reducción de la red de seguridad social.

Foto: Ben Blackall

Gaz (Robert Carlyle) es testigo de las deficiencias del sistema de salud desde su trabajo en un hospital. En el plano más íntimo, lucha por acercarse a su hija menor, Destiny (Talitha Wing), una adolescente que abandona sus estudios. Dave Horsfall (Mark Addy) se desempeña como conserje en la escuela pública en la que la directora es su esposa, Jean (Lesley Sharp). Lomper (Steve Huison) es dueño de un café junto a su esposo, Dennis (Paul Clayton), un lugar que funciona como punto de encuentro de la pandilla original. En tanto, Guy se esfuma a mitad de la temporada, a causa de que Hugo Speer fue despedido debido a que se abrió una investigación por “conducta inapropiada” en el set.

“La película apenas tenía una trama, la versión televisiva incluso menos, pero es encantador y a veces conmovedor ver todas las formas en que el mundo de Gaz ha cambiado y no ha cambiado”, planteó Rolling Stone. Aunque hay guiños a la cinta, aseguró que “la serie funciona bien como un cuento agradable y algo caprichoso de una comunidad de clase trabajadora donde ya casi nadie trabaja”.

“El mayor activo de la serie es su adorable elenco”, sostuvo la revista Time, afirmando que se trata de una “secuela desconcertante”. “Lo que funciona bien minuto a minuto, escena a escena, gracias a la calidez de las actuaciones y la autenticidad de las bromas, se suma a un revoltijo incoherente de personas e ideas”, planteó.

Foto: Ben Blackall

Por su parte, The Guardian le dio la espalda a la producción. “Una pizca de chistes decentes, algunas buenas actuaciones y evidentes buenas intenciones para exponer el continuo empobrecimiento del norte y acusar a los responsables lamentablemente no son suficientes para evitar que la serie se sienta... bueno, aburrida. No se siente tan real ni tan edificante como su progenitor, y nos expone menos que antes a los personajes, la sociedad, el profundo malestar y el potencial humano”, expresó.

Junto con asegurar que es “encantadora y engañosamente humilde”, Variety opinó que “lo que le falta es un gancho tan conciso y convincente como ‘amigos en bancarrota recurren a desnudarse’, para ser justos, una premisa difícil de superar. En cambio, esta nueva versión de The full monty tiene un concepto más flexible que es más difícil de precisar, pero aun así fácil de disfrutar”.

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