Roger Waters en Chile: seis momentos para entender una visita rotunda

ROGER WATERS

El célebre músico inglés vuelve al país con su gira This is not a drill tour. Una ocasión en que despliega su conocida ambición por las escenografías ambiciosas, con un despliegue de pantallas y el infaltable cerdo volador. Se trata de un espectáculo cargado a las referencias políticas con un set de canciones concentrado en los discos más clásicos y conceptuales de Pink Floyd. Asimismo, incluye un puñado de temas de su era solista y hasta una nueva canción. También se espera la presencia de invitados como Rosa Quispe e Inti Illimani, quienes serán parte de un homenaje a Víctor y Joan Jara.


A cinco años de su última visita al país, el célebre músico inglés Roger Waters (80) se prepara para reencontrarse con la audiencia chilena con dos shows en el Estadio Monumental, este 25 y 26 de noviembre. El exlíder de Pink Floyd llega al país con su This is not a drill tour, una monumental gira de estadios que arrancó en julio de 2022, en pleno verano boreal, con una presentación en Pittsburgh.

Tras pasar por Norteamérica y Europa, el tour avanzó al tramo latinoamericano en octubre de este año. Ya pasó por Brasil (con 6 shows), Uruguay, Argentina (dos noches en el Monumental de River Plate) y tras los dos conciertos en Santiago, seguirá por Perú, Costa Rica, Colombia y finalizará en las alturas de Quito, Ecuador.

Como en otros momentos, Waters llega levantado polvareda. En Argentina, Uruguay y Colombia, le cancelaron las reservas de Hoteles, debido a una serie de declaraciones donde criticaba al gobierno de Israel, las que fueron calificadas de “antisemitas” por varias organizaciones judías locales. En Chile, la Comunidad Judía local presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones contra el músico y la productora DG Medios, a fin de “que se le prohiba en su concierto utilizar elementos o emitir comentarios que inciten al odio y al antisemitismo”.

En Culto revisamos algunas claves de los shows de Roger Waters en el país.

1. Una nueva mirada a temas clásicos

Durante la pausa de la pandemia Waters publicó nuevas versiones para temas clásicos de Pink Floyd. Y no se detuvo, este año lanzó una reedición de The Dark Side of the Moon (1973), el legendario álbum del grupo inglés publicado hace 50 años. En esta reimaginó el disco con varios cambios respecto al original. De alguna forma ese espíritu de revisión también lo llevó a sus shows. Suele arrancar con la afamada Comfortably Numb, del álbum The Wall (1979), pero casi irreconocible: la toca a un pulso más lento y sin el clásico solo de guitarra, que en su banda de directo suele interpretar Jonathan Wilson. Este último explicó a Ultimate Classic Rock cómo se gestó ese cambio ”Lo hicimos justo antes de la pandemia como demo. No recuerdo por qué dijo que hiciera eso. Eso fue simplemente algo que [Waters] dijo: ‘Intentémoslo muy lento y bajemos una octava’, lo cual hicimos”.

Roger Waters

2. Una escenografía imponente

Es sabido que Waters no escatima recursos a la hora de montar un espectáculo. Desde los días de Pink Floyd se acostumbró a los montajes faraónicos, que incluyen inflables, proyecciones, pantallas gigantes, vestuarios, y hasta la recordada muralla real para la histórica gira de The Wall. El tour This is not a drill mantiene esa tendencia. “Para ‘arenas’ plantea un formato 360° con escenario central y una estructura para las pantallas en forma de cruz que se eleva y da visibilidad al público de cada sector. Además, cuenta con una gran pasarela. Para los estadios de fútbol, como en sus shows de Buenos Aires y Montevideo, emplea un escenario convencional con cuatro grandes pantallas. En todos los casos hay desarrollos escénicos y teatralidad, relacionados a los discos conceptuales que está revisitando en esta gira de shows”, explica a Culto el periodista argentino Mauro Apicella, quien cubrió los shows de Waters en River para La Nación de Buenos Aires.

3. Político y contingente

Antes del show, en las pantallas se puede leer una advertencia: “Si eres de los que dicen: ‘Me encanta Pink Floyd, pero no soporto la política de Roger, harías bien en irte a la mierda, e ir al bar en este momento’”. Un claro mensaje que introduce a la fuerte carga política y contingente del espectáculo. Así, pasan alusiones a crímenes policiales y militares perpetrados en diferentes partes del mundo. No duda en calificar como “criminal de guerra” a variadas personalidades, desde Ronald Reagan (de quien usa parte de un discurso), pasando por George W. Bush, Barack Obama y hasta el actual presidente de EE.UU., Joe Biden. “Roger Waters hace de sus shows una provocación de arte político dentro de un contexto en el que no se suelen ver este tipo de propuestas -explica Mauro Apicella-. Hoy los shows musicales de estadio son para el entretenimiento, básicamente. Y cruza esta situación de entretenimiento de masas con el arte político, aún con las fuertes contradicciones que trae su discurso”.

4. Repertorio cargado a los discos conceptuales de Pink Floyd

El repertorio de la gira This is not a drill es de alrededor de 24 canciones cada noche, dividido en dos partes con un intermedio. El arranque está cargado a temas de The Wall, acaso uno de los discos de Pink Floyd más personales de Waters. Así pasan The happiest days of our lives, seguida de Another brick in the wall, partes 2 y 3. Del mismo disco incorpora temas como In the flesh?, Run like hell, Outside the wall y la mencionada Comfortably Numb. Además, hay guiños a otros discos de Floyd; pasan temas del álbum Wish you were here (1975), como Shine on your crazy diamond (en la que despliega un homenaje a Syd Barrett, el malogrado primer líder de Pink Floyd), Have a cigar y la canción que le da título. En la segunda parte del show, pasan temas de The Dark Side of the moon, como Money, Us and Them, Any colour you like, Brain Damage y Eclipse. Asimismo, el set incluye un puñado de canciones de la era solista de Waters, como The powers that be, The Bravery of being out of range y una nueva canción, The Bar, compuesta durante los días del covid, que el inglés suele interpretar al piano.

5. Cerdo volador ¿sin estrella de David?

En el repertorio también hay un espacio para Sheep, de Animals (1977), lo que permite revivir parte de los inflables que se usaban en la faraónica gira de la época, como la oveja y el clásico cerdo volador. Este último le había granjeado una polémica a Waters, debido a que en Europa lució varios rayados en su plástica piel; entre estos una estrella de David, símbolo del judaísmo. Esta y otras referencias, le valieron al músico fuertes acusaciones de antisemitismo. Sin embargo, aquel símbolo ha ido desapareciendo, mientras han avanzado las polémicas. Así lo pudo ver Mauro Apicella. “Aparece el cerdo volador, pero no vi que tuviera ninguna simbología determinada. Solo decía: He is Mad. Don’t Listen”. Una medida cautelosa ante las reacciones de las asociaciones judías locales. En Argentina, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), trató de impedir los shows en el Monumental de River. Y aunque no lo consiguieron, la justicia ordenó a Waters de abstenerse de realizar actos o expresiones antisemitas o discriminatorias.

6. Invitados

Para los shows en Santiago, está prevista la presencia de invitados. Para la primera noche subirá al escenario la cantautora aymara Rosa Quispe, quien además es académica e integrante del Programa Originarias de ONU Mujeres en Chile. Por otra parte, la segunda noche tendrá en escena a Inti Illimani, quienes participarán en un momento de homenaje a Víctor y Joan Jara, recientemente fallecida. Waters conocía a la bailarina inglesa, de hecho, se había reunido con ella en su visita de 2018, por lo que se espera que sea un momento especial de la jornada.

Aún quedan las últimas entradas disponibles y nueva ubicación a la venta (Océano vista parcial), vía Ticketmaster.

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