Culto

El olvidado general venezolano que hostilizó las costas chilenas y atacó el país

Ocurrió en noviembre de 1837, en el marco de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Un general venezolano que estaba al servicio de la Confederación, José Trinidad Morán, hizo una expedición a las costas de Chile con el fin de hostilizar y generar una revuelta en el país. ¿Cómo le fue? Una historia de Culto.

El olvidado general venezolano que hostilizó las costas chilenas y atacó el país

Uno de los episodios más desconocidos de la historia de Chile ocurrió durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839). Poco después de iniciadas las hostilidades, en que el gobierno de José Joaquín Prieto declaró el estado de beligerancia contra el protector Andrés de Santa Cruz, nuestro país decidió enviar una “expedición restauradora”, al mando del otrora héroe de la independencia, el almirante Manuel Blanco Encalada. Esto, con el fin de disolver la Confederación, que en opinión del ministro Diego Portales, era un peligro para Chile.

En ese contexto, surgió un particular personaje, el venezolano José Trinidad Morán. Un militar que había servido bajo el mando de Simón Bolivar en la guerra de independencia americana. Participó en las liberaciones de Colombia, Ecuador y Perú. En ese último país se quedó residiendo y se incorporó al ejército de la Confederación con el grado de general. Al conocerse las noticias de la invasión de Blanco Encalada, propuso un audaz plan a sus superiores.

“El contexto general era que el mariscal Andrés de Santa Cruz se había declarado ‘protector’ de los estados Nor-peruano, Sud-peruano y Bolivia que formaban la Confederación Perú-Boliviana, que era un intento tardío de juntar el alto Perú con Perú”, comenta a Culto el historiador Rafael Mellafe, especializado en historia militar.

“Portales ya había sido asesinado y esa acción provocó la ira de la población chilena ante Santa Cruz ya que se creyó que éste había estado detrás del atentado. Chile le declaró la guerra a Santa Cruz y se envió un Ejército Expedicionario para derrotar al ‘protector’”, agrega. Fue en ese momento cuando Morán ofreció su idea para dañar al enemigo chileno.

Fusilamiento de Portales, por Camilo Domeniconi.

José Trinidad Morán y Manzano ideó un plan para atacar la costa de Chile, no con la intención de invadir el territorio o tomar poblaciones -dice Mellafe-. El objetivo era promover revoluciones, interrumpir el comercio y crear pánico en las poblaciones de la costa de Chile. Hoy la llamaríamos una acción de hostigamiento".

Con 400 hombres, Morán se embarcó en las corbetas Socabaya y Confederación, más el bergantín Congreso, y partieron al sur. Mientras viajaba, Blanco Encalada llegaba al Perú, y lo que él creía una victoria segura se le comenzó a complicar. Basaba sus acciones en la idea de que, al llegar, los peruanos se alzarían contra Santa Cruz y él solo acompañaría las acciones. Pero nada de eso fue así.

“Mientras Morán viajaba hacia Chile, el almirante Manuel Blanco Encalada entró con sus hombres en la ciudad de Arequipa, el 12 de octubre de 1837. Le habían dicho que todas las autoridades lo saldrían a recibir y que la población se volcaría a las calles para avivarlo, nada de eso sucedió. Todas las autoridades civiles, militares incluso de la Iglesia, habían desaparecido. Alguna alarma de que algo andaba muy mal debió de prenderse en Blanco Encalada, pero aparentemente no fue así”.

Manuel Blanco Encalada fue la primera persona con el cargo de Presidente de la República en Chile.

La primera parada de Morán fue la isla de Juan Fernández, por entonces, un lugar usado como presidio -en rigor, desde la época española-, y que contaba con solo un puñado de 60 soldados para su defensa. “En la época de la vela no era tan fácil viajar de norte a sur por las costas sudamericanas ya que normalmente se tienen vientos de frente -dice Mellafe-. La ruta era Callao, Isla de Juan Fernández y de ahí a Valparaíso. Morán llegó el 14 de noviembre de 1837 a Juan Fernández, ocurrió un breve combate con la guarnición de la isla”. Tras este enfrentamiento, Morán embarcó un grupo de prisioneros con los que siguió viaje al sur.

Su siguiente destino fue el sur, concretamente, Talcahuano. Sin embargo, desde la época española esa plaza era considerada una importante base naval, la que incluso fue reforzada en el siglo XVIII con los fuertes de San Agustín y Gálvez. En ningún caso sería tan simple como en Juan Fernández.

Isla Juan Fernández en el siglo XIX.

“Morán llegó a la Isla Quiriquina el 23 de noviembre de 1837. Con dos botes intentó desembarcar en una de las playas, pero fue rechazado por tropas que había enviado el intendente de Concepción, Manuel Bulnes”, señala Mellafe. La derrota obligó a Morán a tomar rumbo al norte para su siguiente destino: el puerto de San Antonio.

“Arribó al puerto de San Antonio el 28 de ese mes. Intentó un desembarco, pero las milicias armadas, que no eran más que un grupo de huasos montados a caballo, presentaron una tenaz resistencia capturando a 3 peruanos y matando a otros 2″, comenta Mellafe. Fracasada su aventura en el balneario del litoral central, Morán embarcó nuevamente al norte hacia sus siguientes destinos: Huasco y Caldera.

Andrés de Santa Cruz, el protector de la Confederación Perú-Boliviana.

“Tocaron el puerto de Huasco al que cañonearon y siguieron hacia Caldera donde se sabía que había barras de oro y plata -apunta Mellafe-. Morán inició la operación de desembarco para llevarse el botín, pero fue tan mal planificada que los asaltantes no tuvieron el apoyo de la artillería de los buques y fueron repelidos por los tiradores apostados en la playa”. Nuevamente se tuvo que retirar con la cola entre las piernas, ahora de vuelta al Perú.

Increíblemente, los expedicionarios de Morán fueron homenajeados en Lima por el protector Andrés de Santa Cruz el 27 de diciembre de 1837. Decimos increíblemente porque el análisis histórico riguroso indica que la expedición Morán no consiguió mayor cosa. Así lo señala Mellafe: “La expedición de Morán duró 50 días donde lo único que logró fue apresar dos barcos mercantes en Huasco, pero el objetivo inicial planteado no se logró: no promovió ninguna revolución, no se interrumpió el comercio y no hubo pánico entre la población costera, más bien todo lo contrario. Es decir, fue un completo fracaso”.

Manuel Blanco Encalada también había fracasado en su expedición, de hecho, terminó firmando el Tratado de Paucaparta, donde Chile hacía las paces con la Confederación. Pero el documento fue desconocido por el gobierno de Prieto y la guerra continuó. Pero esa es otra historia.

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