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Fact Checking histórico a la serie Mussolini: qué fue real y qué no

Protagonizada por Luca Marinelli, la ficción que se encuentra en Mubi ha sido muy comentada y ya tiene disponibles siete de sus ocho episodios. Acá, bajo el lente de la Historiografía, revisamos cuáles aspectos efectivamente ocurrieron y cuáles no.

Fact Checking histórico a la serie Mussolini: qué fue real y qué no

“Mussolini Benito, Amilcare Andrea”

Como quien se presenta como Pablo Emilio Escobar, Benito Mussolini hace su entrada en la serie diciendo: “Me llamo Mussolini Benito, Amilcare Andrea”. Sin embargo, no hay información fidedigna de que efectivamente haya usado esa fórmula, en ese orden, cada vez que debía describirse ante alguien por vez primera. Al parecer, es una licencia de ficción de la serie.

Lo que sí fue cierto es que -mirando a la cámara- Benito Mussolini (un soberbio Luca Marinelli) cuenta los orígenes de sus 3 nombres, los que se deben “a las convicciones socialistas de mi padre (Alessandro)”. Esto último efectivamente fue así. De acuerdo al libro Mussolini, una biografía del fascismo, de Pedro de Vega Garcia, los nombres tuvieron la inspiración que cita la serie: “Alessandro escogió para su hijo los nombres de Benito Amílcar Andrea, en homenaje al líder mexicano Benito Juárez y los revolucionarios italianos Amílcar Cipriano y Andrea Costa“. Claro que con el tiempo Mussolini tomaría el camino exactamente contrario.

“Te elegí a ti”

La serie comienza en 1919, cuando Benito Mussolini aglutina el descontento de un grupo de exsoldados italianos de la Primera Guerra Mundial y los reúne en los Fasci di combatimento, los camisas negras, su fuerza de choque que le permitiría llegar al poder. Pero la brutalidad por sí sola no basta, Mussolini tiene una poderosa aliada, la aristócrata italiana Margherita Sarfatti, quien además es su amante.

La producción no solo indaga en el Mussolini público sino también en el privado. En ese sentido, en el primer episodio Sarfatti le comenta que en el pasado, el poeta y agitador nacionalista Gabriele D’Annunzio -un referente para Mussolini- la cortejó, pero que ella lo rechazó “y te elegí a ti”.

Sin embargo, la realidad fue diferente. De acuerdo en declaraciones que el historiador italiano Giordano Bruno Guerri dio al sitio dagospia-com, Sarfatti nunca tuvo de pretendiente a D’Annuzio. “Mientras besa a Benito, Margherita Sarfatti le confiesa que en 1912 rechazó las insinuaciones del poeta. Existe correspondencia entre Sarfatti y D’Annunzio, y nada sugiere un cortejo por parte del gran seductor, quien, además, exigía mujeres hermosas, y Margherita ciertamente no lo era (a pesar de la corrección política y la humillación corporal póstuma). No es casualidad que la fuente sea un libro de una de las sobrinas de Sarfatti: Micol Sarfatti, La signora del futuro (Giulio Perrone Editore, 2023)“.

Margherita Sarfatti (Barbara Chichiarelli) y Benito Mussolini (Luca Marinelli) en una escena de la serie.

El samurai de D’Annunzio

En un momento, mientras Mussolini cena con un grupo de aristócratas, un misterioso guerrero samurai llega y le entrega un papel con un recado de su jefe, Gabriele D’Annunzio, con un mensaje para que el futuro Duce vaya a verlo a Fiume, la ciudad yugoslava que ha sido tomada por D’Annunzio como una pretensión territorial italiana. El problema es que la escena es insostenible.

Citando nuevamente a Bruno Guerri, aquello nunca pudo haber pasado. “D’Annunzio tenía un seguidor japonés, pero era un profesor afable y rechoncho de la Universidad de Nápoles”.

Gabriele D'Annunzio (Paolo Pierobon) en una escena de la serie.

Aceite de ricino contra la izquierda

No solo saqueaban y destruían sedes y periódicos de la izquierda italiana y golpeaban a los militantes marxistas, la serie muestra que parte de las acciones de violencia ejercidas por los Fasci di combatimento, tenían como protagonista una simple botella de aceite de ricino. El brebaje era usado como forma de tortura, pues en una cierta cantidad actúa como purgante y eso generaba que el cuerpo del pobre individuo reaccionase y así quedara humillado ante sus captores fascistas. Todo con el generoso auspicio de los empresarios industriales italianos del norte.

Esto efectivamente sucedió. De acuerdo al volumen Breve historia del fascismo, del historiador Inigo Bolinaga: “Las numerosas entrevistas que realizó el líder fascista con los empresarios confirmaron la complicidad de estos con la política de acción directa de los escuadristas del PNF, de manera que pudieron desarrollar sus violentas actividades con una impunidad manifiesta. De ese modo, aumentaron los desmanes contra el socialismo que mando sus sedes, apaleando a sus militantes o visitando a sus simpatizantes para administrarles una más que razonable dosis de aceite de ricino; en un pueblo todo el mundo está al corriente de la tendencia política de su vecino, y fascistas había en todos los pueblos".

Los camisas negras saludan a Italo Balbo (Lorenzo Zurzolo), uno de los hombres de confianza del Duce. Escena de la serie.

El “saludo a la romana”

En un momento del capítulo 3, Mussolini le comenta a uno de sus asistentes que cuando llegue al poder cambiará la forma en que los italianos se saludan, y lo hará “a la romana” estirando el brazo cual largo hacia arriba. Su amigo, Cesarino, le comenta que no hay evidencia que de que los antiguos romanos se hubieran saludado así, y Mussolini le responde: “Lo sé, pero no lo diremos”.

En rigor, esa idea no se le ocurrió a Mussolini, sino que a su ídolo, el citado Gabriele D’Annunzio mientras lideraba la toma de la ciudad de Fiume. El “Comandante” introdujo una serie de símbolos nacionalistas que luego fueron apropiados por Mussolini. Así lo explica el citado libro Breve historia del fascismo, el historiador Inigo Bolinaga: “Como era de esperar, la especial forma de ser del que fue denominado el Comandante instaló, desde el primer momento, una serie de ceremoniales muy particulares basados en la Roma clásica, la Italia renacentista y la modernidad simbólico-futurista, y sazonados con su particular visión del mundo y de la historia...Saturó la ciudad con festividades repletas de canciones y desfiles con banderas a fin de conseguir la máxima participación posible de la ciudadanía, e introdujo el uniforme negro de los arditi, su estandarte con la calavera y el saludo a la romana en el día a día de los sorprendidos fiumianos; distintivos que Mussolini introduciría en su movimiento y en su futuro gobierno en homenaje a la aventura del poeta, en un intento de hacer de toda Italia un gran Fiume”.

Víctor Manuel III (Vincenzo Nemolato) y Benito Mussolini (Luca Marinelli), en una escena de la serie.

El rey pequeño (I)

Victor Manuel III era el monarca de Italia en 1922, año en que Mussolini se transforma en primer ministro, es decir, el jefe de gobierno de Italia. Hijo del rey Umberto I, la serie lo muestra usando instrumentos ortopédicos en sus pies y con una estatura inusualmente baja.

¿Esto fue así? Efectivamente. Según el The National WWII Museum, de Nueva Orleans, Vittorio nunca desarrolló una gran estatura. “De niño, pasó la mayor parte del tiempo apartado del mundo, sufriendo discapacidades físicas que lo obligaron a usar aparatos ortopédicos para fortalecer sus piernas. Estas discapacidades pudieron haber frenado su crecimiento, ya que Víctor Manuel medía poco más de un metro y medio en la edad adulta. Debido a su infancia solitaria, Víctor Manuel tenía fama de ser tímido y reservado. A pesar de su carácter reservado, recibió la educación militar tradicional que se esperaba de su familia”. Esto se confirma en fotos de la época, en que aparece al lado de otras autoridades.

El rey Víctor Manuel III, de Italia (derecha) con el rey Alberto I de Bélgica (izquierda).

El rey pequeño (II)

Entre el 27 y el 29 de octubre de 1922, los camisas negras llevaron a cabo la llamada la marcha sobre Roma, en que avanzaron amenazantes sobre la capital con el fin de tomarse el poder (es el eje del capítulo 4 de la serie). En ese contexto, el primer ministro Luigi Facta decreta la ley marcial para que el Ejército salga a la calle. Para que el decreto tenga validez debe ser firmado por el rey, Víctor Manuel III. En la serie, vemos cómo el monarca cavila, duda, y timorato, no se atreve a firmar. Es la mesa servida para Mussolini.

Esto efectivamente pasó. Así lo explica el citado libro de Inigo Bolinara. “Ante el cariz que han tomado los acontecimientos, el primer ministro Facta decreta la ley marcial y da la orden de que la policía y el ejército dispersen a los concentrados. Sin embargo, el rey Víctor Manuel III se niega en redondo a sancionarlo con su rúbrica, sin la cual aquellas órdenes no tienen validez. Acorralado y con una horrible sensación de haber sido traicionado, Facta presenta su dimisión y la de todo su gobierno, dimisión que es aceptada al momento. Con una Roma tomada por los camisas negras y sin un gobierno que lo respalde, el rey tenía que actuar con presteza...Sin otra solución, el rey no tiene más remedio que acceder a las reclamaciones de los camisas negras y ofrecer a Mussolini la jefatura del gobierno".

Mussolini (Luca Marinelli) en una escena de la serie. Andrea Pirrello

La otra familia

Una mujer se abalanza contra Benito Mussolini cuando ya es el jefe de gobierno de Italia. En el quinto capítulo de la serie hace su aparición Ida Dalser, una cosmetóloga de buena situación económica que ayudó al futuro Duce a levantar su carrera política, y quien además fue su primera esposa y la madre de Benito Albino, su primogénito.

La presencia de Dasler incomoda sobremanera a Mussolini, quien ya está casado en segundas nupcias con Rachele Guidi, quien le profesa una absoluta devoción. Además, la sombra de Dasler amenaza con revelar su pasado y su hijo bastardo, en momentos en que su carrera política va en ascenso. Por ello, ordena internar por la fuerza a la mujer en un manicomio.

Todo esto efectivamente pasó. La historia de la primera esposa del dictador era casi desconocida en Italia hasta que en 2005 un documental de la RAI (televisión pública italiana) presentó los hechos. Al mismo tiempo, el periodista Marco Zeni publicó el libro La mujer de Mussolini, donde, a través de testimonios y documentos, revivía la malograda relación de Mussolini con Dasler. El pequeño gran detalle de la convivencia fue que en su juventud el creador del Partido Fascista fue más bien ardiente socialista y bajo este credo Dalser lo conoció, se enamoró y tuvo un hijo de él. El resto fue una larga historia de abandono.

La serie Mussolini. Hijo del siglo, se puede ver en la plataforma Mubi.

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