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Almirón llega al Superclásico ante la U bajo máxima presión: Blanco y Negro sube la exigencia sobre el DT de Colo Colo

En Macul se agota la paciencia con el técnico. La caída ante la UC y, sobre todo, el rendimiento que mostró el equipo albo en el Santa Laura le vuelven a mover el piso. En el Cacique reconocen que el choque ante los laicos vuelve a ser clave.

Jorge Almirón en la derrota frente a Racing.

Jorge Almirón viene caminando por la cornisa hace varias semanas. De hecho, si se mantiene en la banca de Colo Colo es por una razón fundamental: los albos no tienen los US$ 3 millones que necesitan para abortar una relación contractual que extendieron hasta diciembre de 2026, en función del impulso que produjo el exitoso 2024. La escena de Aníbal Mosa, el presidente de Blanco y Negro, anunciando la autorización para iniciar los trámites de salida del DT es, a estas alturas, emblemática.

Las derrotas frente a Audax Italiano y Universidad Católica no solo implicaron la pérdida de una buena oportunidad para acortar distancias en la tabla de posiciones. También marcaron un significativo retroceso en una percepción que habían maquillado las victorias sobre Unión Española, La Calera y Cobresal, y hasta el empate frente a Iquique. En Pedreros, ya sin competencias internacionales de por medio, impacta verse en un discreto noveno puesto en la tabla de la Liga de Primera teniendo el plantel más millonario de la historia del balompié nacional. Nada cuadra.

El escenario aún puede ser peor, porque una derrota este sábado, en el Superclásico ante la U, en el Estadio Nacional, dejaría a los albos a 10 puntos de los azules, muy lejos de la punta. Y aunque sería la misma ventaja que los estudiantiles llegaron a sacarles el año pasado, esta vez el funcionamiento futbolístico del equipo de Almirón no alimenta la esperanza de una remontada espectacular como la de 2024, que coronaron con el título tras un final de campeonato infartante.

Almirón llega al Superclásico ante la U con más que presión que nunca: Blanco y Negro sube la exigencia sobre el DT de Colo Colo

Hasta antes de la caída en el clásico frente a la UC, en el Monumental se había establecido una tregua. De hecho, Almirón y Mosa posaron conjuntamente en un intento de demostrar que la relación entre ambos se había recompuesto. Un día antes del revés en el Bicentenario, frente al actual líder de la Liga de Primera, ambos se habían juntado para limar asperezas y para comprometerse a trabajar en conjunto para salir del mal momento deportivo. Mal que mal, deberían guardarse paciencia: los une una larga relación contractual.

Sin embargo, la deslavada versión que mostró el equipo albo ante los cruzados revivió las aprensiones. El resultado, doloroso por lo que significa perder un clásico, terminó siendo solo un signo de una molestia agravada por una presentación futbolística preocupante: los albos ni siquiera patearon al arco. Desde la banca, tampoco surgieron respuestas frente a una propuesta simple y efectiva de un Daniel Garnero que recién conocía a sus pupilos: presionar, acortar los espacios y, en el ataque, aprovechar las fragilidades y vacilaciones de Brayan Cortés y los encargados de custodiarlo. Entre ellos, por ejemplo, Erick Wiemberg es candidato a pagar las consecuencias.

Almirón, en un partido del Cacique.

En ese escenario, en el Monumental admiten que el choque ante los azules tiene carácter decisivo para el futuro de la relación. "Almirón tiene contrato, nunca fue despedido y siguió con su contrato, pero el período ha sido crítico“, admite una fuente directiva a El Deportivo.

En los albos no hay espacio para excusas ni ganas de entrar en relativizaciones. “La derrota ante la UC fue muy dura y, si nos va mal con la U, se pone un escenario súper complejo”, se insiste en Macul.

Hay, finalmente, una precisión que va acompañada de una advertencia. No hay citada ninguna reunión para evaluar el tema, pero no cuesta nada convocarla. Esa es la situación en que estamos“, revelan.

Vacaciones, entrenamientos y más

La lista de cuestionamientos sobre el estratega empieza a ampliarse. Lo más público salta a la vista y es el más objetivo de evaluar: el deplorable nivel de un equipo que se había fortalecido para pelear en la Copa Libertadores. Es decir, de una escuadra de un estándar que, teóricamente, debería permitirle sobresalir sin problemas en el medio local. De hecho, nadie se explica que un equipo que, salvo Maximiliano Falcón y Carlos Palacios, no sufrió bajas y que, incluso en ese escenario, recibió el respectivo recambio.

A Almirón se le critica la falta de trabajo. El elemento es llamativo, considerando que en la intimidad del Monumental revelan que el año pasado, cuando llevó al Cacique a los cuartos de final de la Copa Libertadores, le dedicaba tiempo a aspectos que ahora no: las prácticas de fútbol formal y la preparación de jugadas de balón detenido. El lunes, el DT citó a sus dirigidos a trabajar, pero la sesión duró apenas 40 minutos. Y, para peor, los suplentes perdieron en una práctica de fútbol ante el equipo de Proyección.

De la mano, también, va otro reproche. El plantel albo estuvo de vacaciones hasta una semana antes del partido frente a la UC, una medida inexplicable para un equipo que había mostrado ostensibles problemas de funcionamiento y que lo que más necesitaba era trabajo. “Estar a las puertas de dos clásicos y darles una semana de descanso para retomar antes de enfrentar a la UC no fue cuerdo para nada. Desgraciadamente, fue una falta de criterio enorme. Y pagan las consecuencias los jugadores. Su técnico no les ha dado la orientación adecuada”, sentenció, por ejemplo, Eddio Inostroza, ayudante técnico de Mirko Jozic en la mítica campaña de 1991, en la que los albos se titularon campeones de América y tricampeones a nivel local.

En la dirigencia se desmarcan de esa decisión. “Las vacaciones son ciclos que administra el cuerpo técnico”, precisan y admiten que el descanso de intertemporada figuraba en la planificación. “Estaba previsto. No es que se les haya ocurrido”, apuntan. La materia ya había generado controversia a comienzos de año, cuando los trabajos comenzaron con retraso porque el DT alargó el asueto en medio de un conflicto entre plantel y dirigencia por el cálculo de los premios del ciclo anterior.

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