Don Elías, con el corazón dividido en la Copa

Don Elías

El mejor central chileno de todos los tiempos rememora su pasado con Palestino e Internacional de Porto Alegre, las dos camisetas que se enfrentan hoy en San Carlos de Apoquindo por Copa Libertadores.



El sorteo de la Copa Libertadores 2019 quiso que Palestino e Internacional de Porto Alegre cruzaran sus caminos. Dos conjuntos que comparten ídolo y héroe en Elías Ricardo Figueroa (72). Una figura mítica que marcó una época en Chile y Brasil, particularmente en los dos contrincantes que por esas cosas del destino se verán las caras en San Carlos de Apoquindo.

Dedicado en el último tiempo a su negocio vinícola en Casablanca, Figueroa recibe en la Quinta Región a incontables medios chilenos y brasileños, interesados en revivir aquellos años de gloria y sus sensaciones en la previa de un encuentro que espera con el corazón dividido, aunque no podrá presenciar por motivos personales. Tal es el afecto que no se atreve a inclinarse por uno de los dos.

"Me voy a parar en el medio de la cancha (risas). Lamentablemente tengo que viajar a Antofagasta por una agenda que ya tenía marcada hace un mes. Estoy dando charlas motivacionales en diferentes partes del país y ya no podía decirles que no cuando se supo que se jugaba este partido".

Su primera reacción al enterarse que Palestino sería rival de Internacional fue conflictiva, por ser dos clubes donde dejó una huella y es respetado hasta hoy. "Por un lado fue bonito por ver a los dos equipos por los que pasé, pero por otro una pena porque uno de los dos puede que pierda". Su estancia en Porto Alegre, que se extendió desde 1972 hasta 1976, también dejó páginas imborrables para el Colorado, donde se le recuerda por su liderazgo y aquel gol "Iluminado" que les dio el título de Primera División en 1975, por primera vez en su historia. "Por Inter también tengo un gran cariño, por la gente, por el torcedor. Ganamos muchos campeonatos entonces te queda ese recuerdo lindo y cuando voy a Porto Alegre ya sea en la calle, en los restaurants, la gente se me acerca y recuerda mucho esa época".

Un tiempo donde compartió terrenos de juego en el Brasileirao con las grandes figuras del fútbol brasileño ya que no se daba el éxodo hacia otras latitudes con la frecuencia de las últimas décadas. "Pelé nunca jugó en Europa, ni Rivelino o todas las figuras que tenía la selección brasileña. Yo los enfrentaba a todos y era un campeonato muy importante. Es un orgullo haber sido reconocido en esos años y hasta hoy. Por eso cuando se me ofreció nacionalizarme brasileño para jugar con ellos, yo se los agradecí y me llenó de orgullo, pero siempre dije que Chile me necesitaba mucho más de lo que podría requerirme Brasil".

Si bien su trayectoria aun estaba plenamente vigente, en 1977 quiso retornar a Chile. Una decisión que vista con la lógica actual puede parecer extraña, pero el nombrado mejor jugador de América en 1974, 75 y 76 cuenta que los motivos familiares pesaron más que lo futbolístico y lo económico. "En ese tiempo me quiso hasta el Real Madrid pero yo ya llevaba muchos años fuera del país. Mis hijos aunque nacieron en Chile hablaban portugués, se estaban educando en portugués porque salí muy joven con mi señora a Uruguay. Ya llega un momento en que dijimos que llevábamos 11 años en el exterior y era hora de volver. Queríamos que ellos estudiaran en Chile, vivieran acá. Y fue a Palestino porque una vez Enrique Atal (presidente de Palestino en ese tiempo) fue por negocios a Brasil y lo invité a cenar. Conversando en la cena le digo que tengo ganas de volver a pesar de todas las otras ofertas y la comodidad del Inter. Pero me dice que no hay plata".

Pese a ser el jugador mejor pagado de Brasil y estar en un club competitivo, con instalaciones inmensas para esos años y una gran hinchada, prevaleció su deseo. Cuenta que amenazó con retirarse del fútbol si no le cumplían. Y la torcida lo sufrió, aunque lo perdonó. "Fue triste para ellos. Llevaban carteles que decían que el rey no había muerto, había abdicado. Me pedían que me quedara. Después decían que habían quedado las viudas de Figueroa, por los fanáticos".

Una vez en Palestino su presencia se hizo sentir y se coronó con el campeonato de 1978, un hito que aún se recuerda en la tienda tricolor. "El recuerdo del título del 78 es grande. Siempre me trataron muy bien e hicimos un equipo muy fuerte". La Copa Chile conquistada el año pasado significó el primer título para el club desde el que ganaron con Figueroa en cancha, algo que habla de la magnitud de lo conseguido. Ahora espera verlos crecer en la Copa Libertadores. "Nunca es fácil la Libertadores y están en un grupo complicado, pero hoy está más al alcance porque se han nivelado los brasileños, argentinos y uruguayos con el resto del continente".

El contacto con sus compañeros de la época lo ha ido perdiendo, pero recalca los buenos grupos en los que le tocó jugar, donde siempre destacó por su liderazgo. "Rara vez me los he encontrado. A Fabbiani lo he visto, a Dubó. En Estados Unidos me crucé con Manolito Rojas que está viviendo allá. Pero fueron buenos años. Con la gente del Inter también, con grandes jugadores como Falcao, Carpegiani, Valdomiro, todos seleccionados brasileños y yo era el capitán (risas)".

A pesar de que no podrá presenciar el partido en Santiago, el cuadro de colonia ya le hizo una invitación para asistir al encuentro que se disputará en el Beira-Río el 9 de abril, una cita que no quiere perderse para reencontrarse con uno de sus viejos amores.

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