La historia de sacrificio de Marcelino Núñez, el volante que emocionó a Holan con su partida de la UC

Marcelino Núñez salta al terreno de juego en el encuentro entre Universidad Católica y Cobresal.
Marcelino Núñez salta al terreno de juego en el encuentro entre Universidad Católica y Cobresal. Foto: Sebastián Oria/AgenciaUno

El volante, flamante refuerzo del Norwich City, parte de Universidad Católica dos años y medio después de su debut. Con la escuadra de San Carlos de Apoquindo sumó cuatro títulos.



Universidad Católica despide a uno de sus hijos predilectos. El triunfo por la mínima ante Cobresal fue el último encuentro de Marcelino Núñez con la camiseta del tetracampeón y su salida genera sentimientos encontrados en San Carlos de Apoquindo. Por una parte existe una preocupación lógica, ya que se va un jugador titular en medio del torneo, cuando los estudiantiles están más cerca de la parte baja que de los puestos de avanzada. Por otra, la alegría que da ver a uno de sus formados saltar al fútbol europeo.

El volante de 22 años parte al Norwich, de la segunda división de Inglaterra, a cambio de US$ 4 millones. Desde su debut han pasado dos años y medio. Fue promovido al primer equipo de la UC cuando el DT era Gustavo Quinteros, sin embargo, su primer partido lo jugó siendo dirigido por Ariel Holan. Precisamente el técnico que se emocionó este sábado en conferencia de prensa, cuando le consultaron por la transferencia del mediocampista.

“Me cuesta responder esa pregunta. Ojalá este paso sea lo mejor para él. Es un excelente profesional, un gran chico y a mí me provoca mucha emoción todo esto”, declaró el entrenador argentino. Palabras que reflejan el sentir cruzado por Marcelino Núñez. Desde sus primeros encuentros en la precordillera, con la camiseta adentro del short, como los futbolistas de antaño, hasta los últimos meses, siendo un indiscutido, la relación entre la fanaticada y el volante fue afectuosa.

Tímido, pero carismático, Marcelino Núñez irrumpió en medio del mejor momento de la historia de Universidad Católica. Con el equipo como bicampeón vigente, el talentoso juvenil comenzó a hacerse un espacio en el plantel. Conscientes de las condiciones que posee, sus compañeros entendieron que podría ser un gran aporte.

En la memoria colectiva queda su primer gol: un tiro libre al ángulo ante América de Cali por la Copa Libertadores de 2020. Con solo 19 años, el oriundo de Colina anotaba en el torneo continental. Un ingrediente especial fue que ese era el último encuentro con público en San Carlos de Apoquindo en mucho tiempo. En aquel momento no se sabía, pero luego la pandemia privaría a los hinchas de asistir al reducto en más de un año.

Desde abajo

La historia de Marcelino Núñez es similar a muchas de cracks que llegan alto gracias a sus condiciones con la pelota en los pies. Su familia, humilde de origen y actitud, hacía los esfuerzos necesarios para que el hijo lograse su sueño. En Colina, su comuna, sus padres realizaban todos los movimientos posibles para que no faltase a ningún entrenamiento en Las Condes cuando aún era juvenil.

En conversación con El Deportivo, en 2021, el jugador relató con crudeza algunos episodios de su esforzada infancia. “No sé cómo lo hicieron. Se sacaban la mugre. Ganaban el mínimo. Mi papá no sé cómo se conseguía pegas, ganaba 100 mil pesos, estaban mis hermanos. Fue complicado. No sé cómo logré ser futbolista”, contaba en la entrevista.

Las oportunidades llegan. A veces de casualidad, ¿o no? Un día, en el trayecto entre su colegio y el estadio de Universidad Católica, el padre de Núñez “ayudó a dos señoras que tenían el neumático pinchado del auto”, en palabras del volante. “Tú no me conoces, pero yo soy productora de un programa internacional, que te demuelen la casa y te arman una nueva”, le dijo la mujer al progenitor del mediocampista.

“Al final nos ganamos la casa. Nos demolieron la primera, que era una mediagua y nos armaron una nueva impresionante (...) Fue gracias a Dios. Somos creyentes y mi mamá contó su experiencia de que ella quería salir de la depresión y se lo pidió a Dios. Le dijo que en la casa antigua veía mucha oscuridad”, relataba Marcelino.

En el corazón cruzado

Núñez no vende humo. Todo lo que consiguió en Universidad Católica se lo ganó en la cancha. Los títulos y el cariño. Cuando se casó, adornando con los colores del club, aseguró que fue una coincidencia. “Para qué voy a mentir. No me gusta. A mí me gustaría ganarme a la hinchada con lo que hago dentro de la cancha”, sostuvo en aquel momento.

Todo en el campo. Desde chico fue así. Sus aspiraciones, pese a la humildad que expresa, siempre han sido altas. “Yo me prometí ser el mejor 8 de Católica. Estoy consiguiendo mi sueño. Jugar dos campeonatos, el primero casi de yapa (...) Ya recibir una medalla es algo lindo. Después en el otro ser protagonista y salir tricampeón”, contaba en 2021.

A la postre, el volante fue fundamental en la obtención del tetracampeonato. En la temporada anterior, fue uno de los mejores de la segunda rueda casi perfecta que tuvo la UC con Cristian Paulucci.

Marcelino Núñez celebra con Diego Valencia. Foto: AgenciaUno.
Marcelino Núñez celebra con Diego Valencia. Foto: AgenciaUno.

Para Núñez, lo logrado esta semana es llegar a una de sus metas. Aún faltan otras. Pero saltar a Europa fue una que puso desde sus primeros pasos en el balompié. Y no solo eso. Su aspiración es reforzar a un grande del viejo continente. Tiene claro, eso sí, que para lograr aquello debe cumplir con las expectativas que el Norwich City deposita en su figura.

La extensa temporada que ofrece la Championship será el primer apronte en Inglaterra para el formado en la UC. Allá compartirá torneo con otros dos chilenos: Ben Brereton y Francisco Sierralta, a quienes conoce bien, debido a su paso por la Selección.

Su paso por la Roja

Cuando Martín Lasarte estaba apremiado y tuvo que jugársela por un nombre en las Eliminatorias, Marcelino Núñez irrumpió como un polifuncional. En la segunda parte del proceso a Qatar 2022, que culminó con la selección chilena afuera del Mundial, el joven futbolista aparecía siempre que alguno de los volantes titulares no podía estar. Incluso, en alguna ocasión suplió a Mauricio Isla en el puesto de lateral derecho, que conocía gracias a que Gustavo Poyet también lo utilizó allí.

Tras su segunda titularidad en la Roja, ante Paraguay en Asunción, el colinano se ganó la “bendición” de Alexis Sánchez. En el camarín del Defensores del Chaco, el Maravilla se acercó a Núñez y lo felicitó por su actuación, un gesto poco común en el delantero del Inter, que se sorprendió con las capacidades futbolísticas de su compañero.

Poco a poco, Núñez, que hoy se perfila como uno de los fijos en el próximo proceso clasificatorio, se fue ganando un espacio en el camarín del Equipo de Todos. Su momento más alegre fue en la doble fecha de Enero, donde los dirigidos por Lasarte cosecharon tres puntos de seis, ante Argentina y Bolivia.

En Calama, ante el cuadro trasandino, el cruzado hizo gala de su técnica, cuando habilitó a Ben Brereton en el empate parcial de la Selección. Un centro preciso, que el artillero cabeceó con certeza para batir a Emiliano Martínez. Fue su primera asistencia con la camiseta roja.

Solo cuatro días después, en la altitud de La Paz, convirtió su primer gol con Chile. El equipo nacional la pasaba mal en el Hernando Siles, cuando una buena conexión entre Alexis Sánchez y Mauricio Isla finalizó con la aparición de Núñez en el área, rematando para superar a Carlos Lampe. La sociedad Isla - Núñez vivió su primer episodio en Bolivia. Curiosamente, meses después, volvería a encontrarse, ahora con la camiseta de Universidad Católica.

El Huaso, que llegó este semestre a la UC como refuerzo estelar, es uno de los más contentos con el traspaso de Marcelino Núñez. El carrilero, que jugó por más de una década en Europa, aprueba el salto de su colega: “Estoy feliz por él. Yo lo viví a los 19 años. Es una linda oportunidad de esforzarse y una necesidad para el fútbol chileno”, asevera Isla.

Marcelino Núñez celebra tras marcar el segundo gol de Chile contra Bolivia en el estadio Hernando Siles en La Paz. Foto: AP/Juan Karita

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