
“Sueño con una medalla olímpica”: la historia de Antonia Vergara, la gran promesa del tenis chileno femenino
La jugadora de 18 años ya se convirtió en la número dos del país y en este semestre ha subido más de 300 posiciones en el ranking mundial.

Antonia Vergara se abre paso como la gran esperanza del tenis femenino chileno. En su primera temporada como profesional comienza a materializar todo lo que consiguió en su etapa como juvenil, donde el año pasado alcanzó el número 13 del mundo.
En la reciente gira que realizó a Serbia logró los mejores resultados de su incipiente carrera, con dos semifinales y unos cuartos de final. De hecho, en los últimos tres meses la jugadora de la Academia Alto Tenis registra un ascenso de más 200 posiciones, que ya la ponen como número dos del país.
“A principio de año, con mi entrenador nos pusimos la meta de ojalá este año quedar 400. Entonces, creo que las cosas van por buen camino. Hice mis primeras semifinales y sabía que tenía el nivel para empezar a hacer este tipo de resultados en torneos futuros”, señala.
“Creo que es importante ya empezar a agarrarle el ritmo a ese tipo de torneos, y a estar a un nivel en el que las primeras rondas las empiezas a pasar con más confianza”, afirma la tenista, quien es conocida como la Peque Gigante.
“Cuando llegué a entrenar acá al Club Providencia, uno de los entrenadores, Juan Pablo Ramírez, me vio entrar cuando tenía 7 años y mi bolso era más grande que yo. Y cuando me vio jugar me dijo ‘tú eres la pequeña gigante’. Todos me empezaron a decir así y yo creo que va a quedar para toda la vida”, recuerda.
A pesar de su corta edad, sorprende por su convicción en cada palabra, especialmente, cuando se trata de hablar de la presión que hay detrás por sus buenos resultados. “Eso lo he podido manejar bien. Creo que un deportista siempre va a tener presión, siempre la gente esperará algo de ti, pero creo que uno tiene que aprender a llevar eso en el día a día. Además, están mis entrenadores, que tienen harta experiencia en eso”, plantea.
Pero además lo hace con una potente frase. “Creo que hay un privilegio en la situación en la que yo estoy ahora, de estar con 18 años viajando por el mundo, poder hacer lo que me gusta. Hay gente que tiene mucha más presión por cosas mucho más importantes, así que yo trato de disfrutarlo nomás y de estar agradecida de todo lo que puedo hacer”, establece.
Otro aspecto que aborda es el manejo de las redes sociales. “Tengo un instagram que lo maneja mi papá y tengo otra cuenta mía, que es privada, que ocupo para publicar mi vida social y hablar con los amigos. Así que lo hemos manejado bien”, afirma de entrada.
“En el tenis se reciben muchos malos comentarios de apostadores. Cuando uno gana es porque apostaron por la otra o cuando pierdes es porque apostaron por ti. Entonces, es bien complicado, pero también leo los comentarios y me doy cuenta que es de gente que no conoce nada del tenis. Así que tampoco me lo tomo muy a lo personal”, complementa.
Por otro lado, recuerda el asedio que sufrió el año pasado de parte de las universidades estadounidenses que querían sumarla para competir en la NCAA. “Es un mundo muy grande y a los mejores juniors siempre los reclutan. Te ofrecen el cielo. De hecho, estuve muy cerca de haber tomado la decisión de irme, porque creo que era una oportunidad súper buena la verdad, pero al final mi sueño siempre fue ser profesional; querer vivir la experiencia de estar viajando todo el año. El darme una oportunidad en serio y estar jugando todas las semanas”, comenta.
“Al final el tema de la universidad era un tema más económico que de que yo me quisiera ir para allá, porque el tenis es un deporte muy caro y en la universidad ahora están pagando por ir a jugar allá, así que eso era lo que más me incentivaba a irme, pero la verdad es que ahora estoy muy feliz de la decisión que he tomado”, confiesa.
La otra pasión
Cuenta que su sueño mayor es conseguir algo con Chile, incluso por sobre otras aspiraciones: “Siempre ha sido mi sueño ganar una medalla olímpica, estar parada ahí y que suene el himno. Se ponen los pelos de punta solo de pensarlo”.
Fuera del tenis, el fútbol es su gran pasión. “Soy muy fanática del fútbol y de la U. Me gusta ir al estadio con mi papá y espero que vuelva a Eduardo Vargas. También Charles Aránguiz me gusta mucho”, revela.
Incluso, tuvo la posibilidad de iniciar una carrera en el balompié. En sus redes circula el video de un gol olímpico, que hace gala de esas condiciones innatas. “Todo partió porque mi formador en el tenis Daniel Guillier me recomendó hacer otro deporte, y me fui a entrenar dos veces a la semana. En el Audax me ofrecieron irme a las cadetes, con 11 o 12 años, pero bastaba que me llegara una patada para lesionarme. Entonces, ahí me decidí por el tenis”, manifiesta.
En cuanto a sus ídolos en el tenis están Rafael Nadal y Maria Sharapova. “A ella la vi entrenar en Estados Unidos y a Rafa lamentablemente ya no lo pude ver, pero yo trataba de entrenar como él y copiarle la técnica”, detalla.
Al tenis llegó por su abuelo, que era presidente del Club de Tenis de Codelco en La Florida. “Todos los fines de semana iba a jugar y después hacíamos asados con la familia”, recuerda.
Hoy sus objetivos apuntan a seguir subiendo en el ranking y participar en mejores torneos. “Más allá del ranking, sueño con competir en el circuito de la WTA, en los WTA 1000, los Grand Slams. Espero poder lograrlo”, declara con la misma seguridad que hoy la tiene como una de las grandes cartas del tenis chileno.
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