Corría el minuto 13 del duelo entre Provincial Osorno y Brujas de Salamanca el 21 de junio, por la fecha 13 de la Segunda División Profesional, en el estadio Rubén Marcos Peralta. Miguel Orellana abrió la cuenta para los locales, lo que generó el descontrol en el elenco de la Cuarta Región. Juan Pablo Miño, experimentado volante argentino nacionalizado chileno, se fue en contra del árbitro Bastián Pavez para reclamarle una infracción previa. La violencia que utilizó gatilló en un castigo que hace tiempo que no se veía en nuestras canchas: 20 fechas de suspensión.

El encuentro terminó 3-0 a favor del elenco osornino. El posterior informe del juez denunció una fuerte agresión por parte del mediocampista: “El jugador se acerca al árbitro de manera agresiva para protestar una decisión arbitral, empujándolo deliberadamente con el pecho. Acto seguido, le propina un cabezazo en el pómulo y, de forma simultánea, le pisa el empeine con los estoperoles, evidenciando una conducta violenta e intencional”.

Niega lo sucedido

Sin embargo, Miño, de 37 años y que durante su carrera jugó en clubes de Primera División como Audax Italiano, Cobresal o Deportes Iquique, contradice el informe arbitral con el que se le sancionó.

“El informe me pareció muy alejado a la realidad de lo que pasó... Fui a buscarlo para reclamar por qué no cobró falta antes del gol y ahí quedamos cara a cara, pero jamás tuve la intención de pegarle un cabezazo al rostro. En ningún momento lo insulté. Además, tengo videos que muestran que nunca le pegué un cabezazo en la cara”, comenzó diciendo en una entrevista a Primera B Chile.

“En casi 20 años de carrera profesional, jamás me había pasado algo así con un árbitro. Tengo carácter y personalidad dentro de la cancha, pero nunca se me pasaría por la cabeza agredir físicamente como se señala en el informe”, cerró.

No obstante, el castigo es apelable, por lo que se espera que este hecho continué disputándose en el Tribunal de Disciplina de la ANFP.