Álvaro García Linera: El referente político-intelectual boliviano de Gabriel Boric

El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, ofrece una conferencia de prensa en la Casa Grande del Pueblo en La Paz, el 29 de octubre de 2019. Foto: AFP

En una reciente entrevista con BBC Mundo, el electo mandatario chileno aseguró tener una “cercanía ideológica” con el exvicepresidente de Bolivia. Un “neomarxista”, ideólogo del Ejército Guerrillero Túpac Katari y defensor de un Estado Plurinacional.


“Puedo decir que tengo una cercanía ideológica con (Álvaro) García Linera (59), independiente de la edad que tenga”. Así, en una reciente entrevista con BBC Mundo, el presidente electo de Chile, Gabriel Boric (35), evidenció sus vínculos políticos con el exvicepresidente de Bolivia (2006-2019), referente intelectual de la izquierda latinoamericana con el que, pese a sus 24 años de diferencia en edad, comparte posturas clave, como la necesidad de un Estado Plurinacional para los países.

“En definición política, Álvaro García Linera es un neomarxista, que junta a Karl Marx con el sociólogo francés Pierre Bourdieu, basado en las clases sociales y las distinciones de los grupos más que de estructuras comunes”, señala en conversación con La Tercera el politólogo y periodista boliviano Fernando Molina, en alusión a quien fuera el vicepresidente de Evo Morales. “En el campo político, García Linera combina el análisis y la agitación de la lucha de clases y de la descolonización, que plantea un enfrentamiento entre dos Bolivias, a raíz de los escritos de indígenas bolivianos radicales que han creado una corriente que llamamos indianismo”, agrega.

Evo Morales y Álvaro García Linera levantan los puños durante una caravana entre Uyuni y Oruro, al regreso del expresidente a Bolivia, el 10 de noviembre de 2020. Foto: Reuters

El experto explica que “García Linera es un sociólogo de los movimientos sociales, de estos nuevos grupos que han sustituido en el siglo XXI a las viejas clases sociales y, por el otro lado, plantea una reivindicación del derecho de los indígenas a modelar el Estado y, por lo tanto, es uno de los teóricos del Estado Plurinacional boliviano”. Y agrega: “El exvicepresidente era de un pensamiento mucho más radical antes del 2006, cuando Evo Morales lo invita a ser parte del binomio del Movimiento Al Socialismo (MAS)”.

A los 19 años y después de una juventud marcada por lecturas de “Kant, Hegel, Gramsci, Nietzsche, Marx y Lenin”, García Linera se traslada a México para estudiar Matemática en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), lo que significó un punto de inflexión en su vida política. Sumergido por cuatro años en el conocimiento de guerrillas indígenas campesinas y movimientos populares centroamericanos se radicaliza, vuelve a Bolivia para unirse a la Ofensiva Roja de Ayllus Tupakataristas o Ayllus Rojos, donde conoció al dirigente campesino aimara Felipe Quispe.

Así, el joven revolucionario intelectual se transformó en uno de los fundadores e ideólogos del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK), espacio en el que colaboró para conciliar la teoría “indianista y marxista” con el objetivo de una lucha armada como “insurgencia indígena”. Su paso como exguerrillero derivó en su captura y cárcel. Junto a dos de sus hermanos, Raúl y Mauricio, y otros dirigentes estuvieron esperando cinco años por una sentencia en el penal de Chonchocoro. Tras las rejas, comenzó a estudiar sociología y publicó su primer libro, Forma Valor y Forma Comunidad.

“Inicialmente, García Linera planteaba un Estado Plurinacional prácticamente liberal, es decir, sin mecanismos democráticos representativos, no se incluía prácticamente el voto, quizás solo para sectores urbanos. Pero, al unirse al MAS, sigue la opción más democrática que es la que se consagró en la Constitución, teniendo una posición mucho más moderada durante su tiempo como vicepresidente”, señala Molina.

El académico español Alfredo Serrano Mancilla, Rafael Correa, la embajadora de México en Argentina Liliana Rossbach, Alberto Fernández, Evo Morales y Álvaro García Linera en Buenos Aires, el 4 de noviembre de 2021. Foto: AFP

“Luis (Arce), (David) Choquehuanca, Evo (Morales), Álvaro (García Linera), provienen de las luchas sociales. O sea, no somos un grupo de personas que hace política porque tiene dinero. Hemos sido gente que está involucrada desde la adolescencia en la militancia política en corrientes marxistas, en corrientes sindicales e indianistas. Y entonces somos gente fogueada en la lucha social y nuestra relación entonces estaba marcada por esa, digamos, complicidad”, señaló García Linera a La Tercera en octubre de 2020, un año después de las protestas que los obligaron a dimitir junto a Evo Morales, poniendo fin a más de 13 años de gobierno.

Cercanía con Podemos en España

“La vicepresidencia de García Linera proyectó sus ideas internacionalmente, siendo un órgano muy cultural. Desde ahí, se hizo amigo y referente también de varios líderes izquierdistas en España, tanto de Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, estando más cerca ideológicamente de Podemos”, sostiene Fernando Molina, también autor de los libros Historia contemporánea de Bolivia y El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales.

Justamente, en diciembre de 2019, el exvicepresidente publicó junto a Errejón el libro Qué horizonte: hegemonía, Estado y revolución democrática. El ensayo resultó de una serie de conversaciones entre Madrid y La Paz, durante abril de 2018 y febrero de 2019, acerca de las condiciones que hacen posible hoy que las clases populares se organicen y ejerzan el poder político.

“Álvaro García Linera se hace una pregunta que tiene mucho que ver con su experiencia política: cuando un revolucionario llega a un gobierno nacional apoyado por un masivo proceso de implicación popular en la política, ¿qué debe hacer cuando esta energía decae, cuando se produce el normal repliegue de la gente a su vida privada y se delega en los gobernantes elegidos y en las administraciones? Llegamos a una respuesta que tiene dos partes”, plantea Errejón en el libro.

Íñigo Errejón junto a Álvaro García Linera.

“Por un lado, debe preparar las condiciones para que la siguiente oleada de implicación popular sea más fácil, tenga menos costos en términos humanos, pueda pasar por encima de lo conquistado y seguir ampliando derechos. En ese sentido, debe gobernar para facilitar los procesos de reconstrucción de la comunidad que el neoliberalismo disgrega y atomiza (…). Pero, por otra parte, un gobierno nacional-popular y democrático, si no quiere ser flor de una primavera, debe esmerarse en producir nuevas certezas y procedimientos en los cuales pueda integrar a sus adversarios, incluso a los que ayer conducían el país, a los que se quiere despojar de sus privilegios oligárquicos, pero blindar sus derechos como ciudadanos libres e iguales. La estabilidad del nuevo gobierno no descansará solo en sus victorias electorales, ni en las movilizaciones de apoyo, sino en haber dado buenas razones a sus oponentes y al resto de la sociedad para cumplir con las nuevas reglas y confiar en el orden que se está construyendo”, responde el politólogo español fundador de Podemos y actual líder de Más País, un pequeño partido verde-progresista.

Tras la renuncia al gobierno boliviano, Evo y Álvaro salen hacia México, donde su aliado, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, les abrió las puertas del país. Semanas después de la asunción de Alberto Fernández -el 10 diciembre de 2019-, la dupla masista aterriza en Buenos Aires. “Otra relación política de García Linera la tiene con ciertos grupos intelectualizados del kirchnerismo, pero a diferencia de Morales, su exvicepresidente no es ni pro Cuba, mucho menos de Nicaragua”, apunta Molina.

Vínculos con Chile

En 2006, el entonces Presidente Ricardo Lagos quedó impresionado por García Linera durante su histórica visita a Bolivia para la posesión de los nuevos gobernantes, calificándolo de “intelectual fino” que propició el acercamiento con Chile, y de “un buen interlocutor” del próximo gobierno de Michelle Bachelet, según destacó en esa oportunidad el diario El Universo.

A nivel político chileno, durante su gestión como número dos del gobierno de Morales, García Linera viajó varias veces a Chile. En julio de 2015, el izquierdista boliviano realizó una visita académica a Santiago para presentar su libro Comunidad, socialismo y Estado Plurinacional. En ese momento, la prensa destacó su reunión con un grupo de intelectuales chilenos, entre ellos estaba el diputado Gabriel Boric.

Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia. Foto: Reuters

“El referente más cercano a García Linera en el nicho chileno es el Frente Amplio. También hay un diálogo con los expartidos de la Concertación de izquierda socialista, pero con desconfianza, porque se les ve más conciliadores con el neoliberalismo. Con el Partido Comunista, podría ser tal vez en la versión de Camila Vallejo, pero no con el viejo PC. García Linera hizo su carrera desde joven criticando al PC, al Partido Trotskista boliviano por justamente no incorporar la dimensión indígena”, sostiene Molina.

Y precisamente sobre Vallejo, García Linera en agosto llamó a los jóvenes bolivianos a seguir el ejemplo de la entonces presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. “Tienen que hablar de lo que pasa en Argentina, Brasil o Chile, donde hay una joven y hermosa líder que está conduciendo a esos jóvenes en una gran revuelta, todos estamos enamorados de ella”, declaró el entonces vicepresidente boliviano, según recogió EFE.

El resurgimiento de liderazgos progresistas en América Latina -que con las próximas elecciones en Colombia y Brasil podría ver virar a esos países a la izquierda este año-, encuentra a García Linera fuera de un cargo político en Bolivia. Sin embargo, el exvicepresidente podría ser uno de los que integren la comitiva de representantes de su país a la asunción de Boric el próximo 11 de marzo. Al menos el presidente electo chileno ya ha manifestado su cercanía con el Ejecutivo que encabeza Luis Arce.

“Me da mucha esperanza y espero tener un trabajo codo a codo con Lucho Arce en Bolivia; si Lula gana las elecciones en Brasil, con Lula; la experiencia de Gustavo Petro si se consolida en Colombia. Creo que ahí se puede armar un eje tremendamente interesante”, respondió Boric a BBC Mundo.

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