¿Es tan malo el Campeonato Nacional? El verdadero fondo del fútbol criollo

FOTO: BYRON PEREZ/AGENCIAUNO

Martín Lasarte puso en duda la intensidad y Marcelo Salas criticó con dureza la competencia interna. Hace rato se instaló el debate respecto del real nivel del torneo y la calidad de sus jugadores para abastecer a la Selección y a los mercados de primera categoría. La comparación considera elementos objetivos en el contexto sudamericano y mundial, que bien pueden explicar rendimientos nacionales en la alta exigencia.


La justificación de Martín Lasarte para no considerar a Leonardo Gil en las nóminas de la Selección que ha disputado los últimos duelos eliminatorios, pese al buen nivel que muestra en los partidos de Colo Colo, instaló la discusión respecto del nivel del Campeonato Nacional. “No me gusta hablar de los que no están. Tenemos un montón de jugadores del medio local analizados semana a semana. Entiendo que es un momento delicado, creo que es para jugadores con otro recorrido, que juegan en otras ligas con otros requerimientos. A excepción de Argentina o Brasil, el ritmo sudamericano no es lo mismo”, explicó Machete. Poco después, Marcelo Salas realizó un juicio descarnado respecto del nivel del torneo criollo. “Hace varios años que perdió calidad y nivel”, dijo el Matador a la revista digital Tribuna Andes. Puso como ejemplo la vigencia de jugadores que superaron con largueza la barrera de los 35 años. Uno de ellos, Luis Jiménez, fue parte de la nómina del seleccionador para la última fecha triple de las Eliminatorias.

La pregunta surge, entonces, de modo natural: ¿Es tan malo el torneo chileno? La respuesta hay que buscarla en variables objetivas, que permitan comparar la actual realidad del certamen criollo con el contexto más cercano, el resto de las competencias sudamericanas, y con la primera línea del balompié mundial, el fútbol europeo, el destino al que aspiran a llegar los jugadores que se forman en este lado del mundo.

49 minutos

Es el tiempo real de juego en los partidos del fútbol chileno, según el último registro oficial que tienen en la ANFP.

Una calidad en picada

El aspecto cuantitativo es clave para entender la real dimensión del fútbol chileno. Con parámetros concretos a mano, la realidad golpea duramente: el Campeonato Nacional lleva varios años siendo uno de los peores de Sudamérica. El ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol (IFFHS, por su sigla en inglés) sitúa a la competencia local en el 32º puesto a nivel mundial y el séptimo de Sudamérica. Si el dato duro ya no da para alegrarse, la mirada más general profundiza la decepción: el registro viene a representar un leve repunte respecto de las cuatro temporadas más recientes. En el contexto regional, Chile había fluctuado entre el noveno y el décimo puesto. En 2018 y 2019 tuvo, derechamente, el peor campeonato del subcontinente.


Ranking del torneo chileno entre los sudamericanos:

AÑOSudaméricaMundial
202032°
201910°53°
201810°67°
201765°
201648°
201525°
201425°
201319°
201210°
201110°

Las consecuencias se traducen, necesariamente, en el rendimiento que muestran las escuadras locales a nivel internacional. En la Copa Libertadores, la mejor presentación del último tiempo fueron los cuartos de final que alcanzó Colo Colo en 2018. La medición del rendimiento de los equipos chilenos en los últimos años profundiza la preocupación: 34 por ciento de efectividad, que alcanza para ubicarse en el octavo puesto, apenas sobre Venezuela (25,2%) y Perú (24,4%).

55 minutos

Es el tiempo real de juego en la Ligue 1, de Francia, la competencia en la que el balón circula por más minutos. Le siguen la Serie A (54’30”) y la Premier League (54’15”).

En la Copa Sudamericana, Coquimbo Unido fue semifinalista en la edición de 2020. Un espejismo, pues los piratas terminaron pagando caro el desgaste: en la misma temporada descendieron a Primera B.

El balón corre poco

Uno de los elementos clave para comparar la calidad del torneo chileno y su transferencia al rendimiento en contextos más competitivos es el tiempo real de juego. Vale decir, los minutos en que efectivamente el balón está rodando. En el primer mundo futbolístico, ese parámetro supera con largueza la barrera de los 50 minutos. En la Ligue 1, por ejemplo, circula durante 55 minutos. En la Serie A, está en juego en 54′30″. La Premier League (54′15″) y la Bundesliga (53′26″) ocupan los siguientes puestos. La más floja de las cinco principales ligas del mundo es la española. En LaLiga, la pelota se mueve apenas durante 50′57″. Vale decir, justo en el límite de lo que se considera aceptable. En Sudamérica, Argentina tiene el promedio más alto (51′35).

51 minutos

Se mantiene rodando el balón en los partidos del fútbol argentino, la competencia con mayor continuidad durante los partidos en Sudamérica.

En Chile, según el último informe oficial disponible en la ANFP, que data de la temporada pasada, el balón está en disputa apenas durante 49 minutos. Para entender esa marca hay que revisar el desarrollo de los partidos. Las constantes interrupciones por reclamos, el denominado foul estratégico y, ahora, el uso del VAR, con el tiempo exagerado que demanda adoptar una decisión y los reclamos de técnicos y jugadores, han contribuido a que el certamen local se acerque peligrosamente al límite que establecen los especialistas respecto de un buen o un mal torneo. “En general, se considera que mientras más se acerque a la mitad del tiempo total, peor es el nivel”, sostiene Marcelo Oyarzún, preparador físico de O’Higgins.

Un físico apto

La crítica de Lasarte esconde una pregunta subyacente: ¿Son los jugadores que compiten en Chile aptos para la alta competencia? Oyarzún se anima a rebatir al entrenador, al menos desde los parámetros físicos. “No comparto la apreciación de Lasarte porque conozco los valores de defensores, mediocampistas y atacantes y, en promedio, hay jugadores en Chile que alcanzan niveles numéricos de antropometría, velocidad y metros de alta intensidad que son comparables con México, que es un medio que conozco, y con Europa. Obviamente, no son todos. Son algunos y precisamente la labor de un seleccionador es seleccionarlos”, expone el profesional, quien también formó parte del staff de la Roja, en la época en que el técnico era Juvenal Olmos.

<b>23 jugadores</b>

Del medio local ha citado Lasarte en la Roja, de un total de 52 en su proceso.

Desde ese conocimiento, el PF de Colo Colo 91 aporta un par de casos específicos que, a su juicio, desmorona la tesis del DT de la Roja. “El último jugador del torneo nacional que él integró tiene valores de metros en alta intensidad y velocidad que se pueden comparar con Europa: Joaquín Montecinos. Se trata de valores numéricos que se testean a través de evaluaciones científicas o GPS. Acá tengo a la mano los de Tomás Alarcón y es la misma situación. Los clubes europeos y mexicanos toman en consideración esos parámetros para contratar. “Desde el punto de vista físico lo tengo que rebatir, pero si habla desde la toma de decisiones o de la inteligencia táctica, ya no. Él sabe qué quiere de un volante, por ejemplo”, insiste.

De todas formas, hay una señal concreta: en exportación de jugadores, Chile figura apenas en el sexto puesto a nivel regional, con transacciones por US$ 80 millones, muy lejos de Brasil y Argentina, que transan futbolistas por US$ 1.445 millones y $ 827 millones, e incluso que Uruguay, que ha vendido a razón de US$ 173 millones.

¿Problema de dinero?

Frecuentemente, se alude a la falta de recursos como una explicación para justificar la mediocridad del certamen local. Sin embargo, otra vez puesta en el contexto subcontinental, la realidad del medio nacional no parece tan apremiante, por lo que esa variable se diluye. Si se toman en cuenta los ingresos por derechos de televisión, los ingresos sitúan a la liga chilena como la tercera que más recibe y, por consiguiente, reparte por ese ítem: US$ 92 millones anuales. Apenas Brasil, con US$ 400 millones, y Argentina, con US$ 110 millones la superan en este aspecto, por lo que, necesariamente, hay que buscar en otro elemento la explicación del por qué torneos de países con menos recursos, como Ecuador y Colombia, han progresado mientras el chileno se estanca.

La distribución de los recursos, que en Chile favorece notoriamente a los clubes más populares (Colo Colo, Universidad Católica y Universidad de Chile) constituye una inequidad que se traduce a la conformación de los planteles y, necesariamente, a la competitividad. El año pasado, los albos recibieron $ 4.526 millones; los azules $ 4.103 millones y los cruzados, $ 3.281 millones. El resto de los clubes en Primera A percibieron casi $ 2.500 millones.


Rendimiento en Copa Libertadores (últimas cinco versiones)

País%
1° Brasil62,8
2° Argentina50,9
3° Paraguay48
4° Ecuador46,5
5° Colombia42,7
6° Uruguay40,5
7° Bolivia36,5
8° Chile34
9° Bolivia25,2
10° Perú24,2

Ingreso por venta de jugadores a grandes ligas (últimos 5 años)

PaísMillones de dólares
1° Brasil1.445
2° Argentina827
3° Uruguay173
4° Colombia144
5° Ecuador103
6° Chile80
7° Paraguay68
8° Venezuela33
9° Perú18
10° Bolivia1,3

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