Javier Macaya (UDI): “Lo que hizo el Presidente fue hablarle a su electorado más duro y pensar en la municipal. Y es una mala noticia”

22 Marzo 2024 Entrevista a Javier Macaya, Presidente de la Union Democrata Independiente UDI. Foto: Andres Perez

El presidente de la UDI tiene una mirada crítica del mensaje presidencial. Aunque aplaude los cambios de opinión de Gabriel Boric, asegura que los guiños a su electorado demuestran que La Moneda entró a la campaña. Y pide a la derecha “no pisar el palito” de la división que traerá el aborto legal al sector.


Recién llegado del Chile Day que tuvo lugar en Toronto, Canadá, y Nueva York, EE.UU., el presidente de la UDI, Javier Macaya, dice que recibió con algo de sorpresa la cuenta pública del Presidente Gabriel Boric. Que esperaba más sobre sus principales reformas -incluso, una señal más clara hacia la oposición-, y que, en vez de ello, el Mandatario optó por anticipar el inicio de la campaña electoral para la municipal. Para argumentar eso se funda en el anuncio que se robó los titulares: el envío de un proyecto sobre aborto legal, que estaba lejos de las prioridades hasta ahora reconocidas por el Ejecutivo.

“Si el Presidente pretende entrar derechamente a la agenda política en periodo de campaña, la oposición no tiene que pisar ese palito”, dice el senador, quien insiste en que es el gobierno el llamado a ceder en sus posiciones ante la discusión en pensiones y el pacto fiscal.

¿Con qué se queda de la cuenta pública?

Creo que hubo dos discursos. Partió unitario y estadista y terminó hablándole a su electorado de manera bien activista. Casi anticipando el inicio de la campaña. En ese segundo eje el Presidente notifica que está más interesado en las elecciones, en sus bancadas, en la izquierda, que en sacar adelante reformas que realmente sean importantes para Chile. Porque una cosa es la retórica de estar preocupados por la agenda de seguridad, de la economía, pero eso no tuvo mayor sustento respecto a cómo quería sacar adelante las reformas. Sobre todo si tú entras en una lógica de ataques directos con un tema que tiene implicancias políticas en la oposición, incluso en el oficialismo, como el aborto. O indirecto también, como fue el esbozo de que la derecha estaba perdiendo credenciales democráticas con lo que había pasado con los 50 años del golpe. No es el tono que uno esperaría si se quiere conseguir acuerdos. Y la duda que nace es si efectivamente hay una intención de sacar adelante las reformas.

¿La Moneda entró con el pie derecho al modo electoral?

En la segunda parte de la cuenta, lo que hizo el Presidente fue derechamente hablarle a su electorado más duro y pensar en las municipales. Y es una mala noticia. Porque, desde la oposición, sí ha existido disposición, como se demostró en la agenda de seguridad, para darle los votos al gobierno en materias importantes para Chile.

¿Y qué lectura hace de que las reformas las haya mencionado sin mucho detalle en la cuenta pública?

Hay una cuestión retórica que el Presidente maneja muy bien, pero que no se condice un milímetro con lo que empujan en la agenda sus ministros. Y tiene que ver con una agenda estatista, una agenda valórica de la extrema izquierda que se levanta con el tema del aborto. Y eso hace que sea mucho más difícil proyectar acuerdos. Y obviamente hace exigible a la oposición con mayor razón levantar una alternativa clara que confronte y derrote a esa agenda. Aquí lo peor que podríamos hacer es pisar el palito que se pone en términos de caer en una división por el tema valórico, por un proyecto que se lleva discutiendo muchos años en el congreso, que es el del aborto sin causales. El gobierno sabe que más allá de dar un discurso político, en el congreso hoy no están los votos en la oposición y en parte del oficialismo me di cuenta que tampoco.

¿El Presidente está renunciando a llegar a acuerdos?

Cuando decides que tu tema central sea el aborto, de alguna manera tratas de provocar a tu adversario, y renuncias a llegar a acuerdos en los temas que realmente importan. Eso es peligroso y sería una muy mala noticia para Chile. Espero que no y voy a empujar en sentido contrario. Pero también constato que no es primera vez que la izquierda usa el aborto para polarizar.

¿El tema del aborto repercutirá en las conversaciones por la reforma previsional y el pacto fiscal?

Cuando tú polarizas, eso repercute en todo. Y este tema efectivamente polariza, pero nosotros nos vamos a mantener inalterables en no criticar al gobierno por hacer cosas distintas a las que estaban en su programa. Es la gran mayoría de los chilenos la que no cree que el aborto sin causales sea algo que le cambie hoy día su calidad de vida. Eso demuestra de alguna manera lo equivocadas que están las prioridades del gobierno. Para la oposición, los temas están puestos en la crisis de seguridad, en el tema económico, en el empleo, lo que está ocurriendo en el sector salud y vamos a mantenernos firmes en que esa es nuestra agenda y ahí están las prioridades de los chilenos. Si el Presidente pretende poner un distractor con el tema del aborto, con el fin de polarizar y entrar derechamente a la agenda política en periodo de campaña, la oposición no tiene que pisar ese palito.

¿Esperaba alguna señal más clara por parte del Presidente, tanto en términos de la reforma previsional como el pacto fiscal?

Sí. El Presidente lo que tiene que hacer es actuar con pragmatismo respecto de lo que funciona. Eso lo esperamos en impuestos, que todos queremos que aumente la recaudación. Pero desde la perspectiva de la fórmula, de lo que funciona hoy y lo que es sustentable en el largo plazo no es subir los impuestos, sino que avanzar en permisología, reducir el gasto público, generar las condiciones para que la industria del litio se pueda desarrollar definitivamente. Y en pensiones, lo mismo: todos queremos subirlas. Pero lo queremos hacer acompañado de la evidencia técnica de lo que funciona. En eso nuestra disposición sigue siendo a llegar a acuerdos en la medida que el gobierno escuche la evidencia técnica.

Ahora, tal como están las posiciones y las fórmulas en debate hoy, ¿hay posibilidad de un avance?

Es que un eje equivocado es mantener la discusión con respecto al destino del 6%. El destino de ese 6% tiene dos cualidades que hoy día son imposibles de soslayar. Una cualidad, es lo que piensa la mayoría de los chilenos, o sea, social y políticamente puede ser un autogol gigantesco salirse de lo que piensa el 70% de los chilenos en esa materia, que es la propiedad sobre los fondos. Y segundo, salirse de la evidencia técnica de lo que funciona en el mundo, que no es el reparto, que no es la generación de un ente público, monopólico, que cumpla un rol por parte del Estado en materia de pensiones. Hay evidencia técnica suficiente, no dicha por Libertad y Desarrollo, sino que por David Bravo, que fue muy escuchado por la presidenta Bachelet en 2008, u Óscar Landerretche, desde la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, que le deberían permitir al gobierno hacer lo mismo que hicieron en la agenda de seguridad, migraciones, en isapres, que básicamente es cambiar de opinión porque choca con la realidad de lo que funciona.

Es decir, el que tiene que cambiar de postura es el gobierno, no ustedes...

Sí, pero de nuevo, con esos dos requisitos: escuchando a la gente y dejándose acompañar por la evidencia técnica de las personas que saben en este tema, no solamente en Chile, sino que en el mundo.

¿Y en qué está dispuesta a ceder la UDI para llegar a un acuerdo?

En que tengamos un sistema previsional con muchas más competencia, con más actores, donde haya un esquema de comisiones que no esté basado en la rentabilidad, sino que en la estabilidad... donde tengamos la posibilidad de aumentar las pensiones vía PGU y meterle toda la solidaridad que sea necesaria vía impuestos generales sin afectar el derecho a la propiedad de los trabajadores chilenos sobre sus fondos. Hay maneras de aumentar la pensión, que es el objetivo buscado por todos, sin afectar las bases de un sistema que en el largo plazo va a terminar estando desfinanciado porque la pirámide se va a invertir y la fuerza laboral en el futuro, dadas las tasas de natalidad, va a ser más baja.

¿Ha habido obstruccionismo por parte de la derecha en esta discusión? Que es lo que acusa la ministra Vallejo...

Se nos acusaba de obstruccionismo en la discusión de salud y sacamos un acuerdo unánime en la ley corta de isapres. Se nos acusaba de obstruccionismo por habernos bajado de la mesa de seguridad en enero del año pasado, y sacamos 23 leyes, que es más de lo que se había sacado, declaraciones del mismo ministro Elizalde, en materia de seguridad desde la vuelta a la democracia. El gobierno no es mayoría en el Congreso, y para aprobar todas estas leyes, que celebra como un avance importante, ha tenido la unanimidad de la oposición y muchas veces los votos en contra del oficialismo. Yo creo que lo que ha habido de obstruccionismo en la agenda de seguridad ha tenido que ver más con votos de la extrema izquierda. Falta un poco de autocrítica.

En todo lo que tiene que ver con la agenda de seguridad, ya sea por pragmatismo, porque la oposición cumple un rol que no precisamente es obstruccionista o porque el Presidente legítimamente cambió de opinión, se lograron resultados que iban en la línea que la oposición estaba pensado. Y por eso no criticamos al presidente Boric por cambiar de opinión. Tengo la legítima esperanza de que eso pueda ocurrir en pensiones y en el tema tributario. Porque los objetivos son los mismos, y son compartidos, más allá de las diferencias en el mecanismo.

¿No es mejor para Evelyn Matthei, la candidata mejor aspectada hoy día en las encuestas, zanjar este tema ahora?

Sin lugar a dudas es mucho mejor, pero lo peor sería zanjarlo con un mal acuerdo. Lo peor sería zanjarlo haciendo que el costo lo terminen pagando los trabajadores chilenos y las futuras generaciones de trabajadores chilenos y de jubilados chilenos porque es un sistema que no va a ser sustentable.

Se ve desorden en la negociación municipal de la derecha y tampoco un programa claro para las elecciones que vienen. ¿La derecha está planteando una propuesta seria para el país? Ha habido críticas internas, como las que esbozó el senador Cruz-Coke.

Probablemente él no tiene el detalle de lo difícil que ha sido la negociación municipal, que es por lejos la más difícil desde el retorno a la democracia, porque pasamos de dos actores tradicionales a la existencia de múltiples actores políticos, desde Demócratas hasta Republicanos. Pero tiene razón Luciano en que esto tiene que ir acompañado de un proyecto político que le devuelva la esperanza a Chile, no solamente de crecer sino de recuperar la paz y el entendimiento, dejar la lógica de la fragmentación y polarización. En eso quiero destacar el rol que ha jugado Evelyn Matthei de convocar a los mejores hombres y mujeres profesionales y expertos desde la oposición para pensar, primero, de cara a las elecciones municipales, en un programa para los alcaldes y gobernadores y después pensando en lo que va ocurrir en 2025-2026 de cara a un programa de gobierno.

Parecen muy confiados en que el gobierno que tiene solo un 30% de aprobación...

Es el peor error que podríamos cometer. Sería pensar que sólo basta que la izquierda o el oficialismo lo haga mal para tener asegurado el resultado. No nos podemos confiar, tenemos que redoblar los esfuerzos.

¿Cómo ha visto la disposición del Partido Republicano?

Es legítimo que ellos planteen sus aspiraciones, pero es legítimo que fijemos desde toda la oposición un mecanismo objetivo para definir quiénes son los candidatos más competitivos. Acá hay tres requisitos que tienen que cumplir todos los candidatos: el de gestión, que sean buenos alcalde y gobernadores; segundo, que tengan un track en materia de probidad y transparencia; y lo tercero, y esto es lo que todavía falta, es la competitividad. Después de las primarias vamos a tener que hacer encuestas para ver quiénes son los más competitivos. Nosotros desde la UDI estamos disponibles a apoyar a todos los candidatos, desde Demócratas a Republicanos, que cumplan con estos tres estándares. Y como correlato, vamos a bajar a nuestros candidatos que estén compitiendo con ellos, pero como contrapartida exigimos el mismo apoyo.

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