Tesis sobre pedofilia: presión interna y en redes sociales fuerzan sumario en la U. de Chile y la creación de comité que examine “pertinencia ética”

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Dos trabajos y una publicación sacuden a la Casa de Bello. "A los pedófilos de deseo culposo, para que exorcicen su malestar y sus temores por amar a quienes aman", se lee en uno de los textos que le han valido a la institución críticas y acciones de diputados, el gobierno y obligaron a la rectora Rosa Devés a tomar medidas.


“Dedicada a los niños y niñas de deseo inquieto, para que alguna vez puedan tocarse y ser tocados sin miedo ni culpa. A los pedófilos de deseo culposo, para que exorcicen su malestar y sus temores por amar a quienes aman”.

El texto anteriormente reproducido causó estupor la tarde del lunes. En redes sociales se tornó un tema álgido de discusión y la crítica fue transversal: la dedicatoria de la tesis para optar al grado de Magíster en Estudios de Género y Cultura en América Latina de Leonardo Alfonso Arce Vidal, presentada a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y guiada por la profesora Olga Grau Duhart, dejó a pocos indiferentes. ‘Pedófilos e infantes: pliegues y repliegues del deseo’, se llamaba dicho escrito fechado en 2016.

En sus conclusiones, el autor detallaba que “la finalidad última de esta investigación ha sido precisamente posicionar dentro del giro infantocéntrico al giro pedófilo, aludiendo a la necesaria incorporación de la mirada perversa dentro del cúmulo de miradas que legítimamente se relacionan con el infante (…) Es necesario romper con los límites del pensamiento y de la imaginación para incorporar estas realidades a la cotidianidad de la mirada, y urge hacerlo si es que nuestra intención es el respeto hacia la alteridad y la valoración de la misma desde parámetros inmanentes al sujeto valorado”.

“Sobre la tesis universitaria que ha circulado en redes sociales, informamos que rechazamos cualquier hecho, situación y/o publicación que inste a normalizar vulneración de derechos de niños niñas y adolescentes, como la pedofilia. Nos encontramos analizando aquella publicación”, decía al respecto la Defensoría de la Niñez.

Con el correr de las horas, los usuarios de redes sociales fueron aportando más insumos, entre ellos un texto del mismo tenor y en la misma casa de estudios. ‘El deseo negado del pedagogo: ser pedófilo’, era el nombre de otro escrito de 2020 cuyo autor es Mauricio Ernesto Quiroz Muñoz, con Marcia Ravelo Medina como profesora guía para optar al grado de Licenciado en Educación Media con mención en Filosofía y Profesor en Educación Media con Mención en Filosofía.

Y es que, aunque tenían seis y dos años de antigüedad, las tesis ya descritas recién se popularizaron este lunes, lo que derivó en críticas, emplazamientos y una bola de nieve que hasta hoy no parece tener freno.

En lo imediato y luego de todo lo ocurrido, la rectora Rosa Devés tomó decisiones: “En el contexto de la discusión pública que han generado los trabajos de titulación y graduación de la Facultad de Filosofía y Humanidades, que abordan temáticas de pedofilia y pederastia, repudiamos categóricamente todo contenido que afecte y vulnere la dignidad y los derechos de niños, niñas y adolescentes y de cualquier otro grupo social”, dice la máxima autoridad de la institución en un texto que prontamente será difundido.

Ahí anuncia que asumirá “con responsabilidad y decisión el análisis en profundidad de los hechos y sus consecuencias”, adoptando, como primer paso, las siguientes medidas: formación de un comité “del más alto nivel académico”, presidido por el vicerrector de Asuntos Académicos e integrado por académicos y académicas de distintas facultades, “que tenga la tarea de examinar y pronunciarse sobre la pertinencia ética y formativa de las investigaciones realizadas en el marco de los procesos de graduación y titulación en cuestión. Este análisis deberá estar sustentado en los principios orientadores de la Universidad de Chile”.

Asimismo, la rectora Devés dará la “instrucción de una investigación sumaria que, en un corto plazo, dé cuenta de los procesos de aseguramiento de la calidad que se siguieron en el desarrollo de las actividades de graduación mencionadas y que determine las eventuales responsabilidades administrativas que correspondan, conforme con la normativa legal y reglamentaria vigente”.

Reacciones

Antes de esto, eso sí, hubo un huracán de reacciones en contra de las tesis mencionadas. Ayer, por ejemplo, 26 académicos del Departamento de Estudios Pedagógicos de la U. de Chile declararon que “con estupor” se habían enterado de esta situación. “Lamentamos el hecho de que se asocie la idea de pedofilia con el ejercicio docente, especialmente en momentos en que la docencia y los estudios pedagógicos se ven altamente desafiados por la crisis educativa que demanda respuestas a problemas urgentes”.

Acto seguido, los académicos declararon su “más absoluto rechazo a la instrumentalización del pensamiento y el espacio académico, así como de la pedagogía, para la elaboración de discursos que se vinculan potencialmente a delitos que vulneran los derechos de la infancia, niñez y adolescencia”. Y sumaron una solicitud “a la autoridad competente para instruir a la brevedad la realización de una investigación sumaria que determine las responsabilidades administrativas que dieron lugar a la autorización del seminario de título en cuestión, así como también las sanciones y medidas apropiadas para evitar sus ocurrencias futuras”.

“Cumplieron con los requerimientos”

La Universidad de Chile, hasta la mañana de este martes, mantenía en su Repositorio Académico ambas tesis publicadas y a pesar de todo el revuelo causado, solo remitió las consultas que La Tercera realizó el lunes a un comunicado firmado por el decanato de su Facultad de Filosofía y Humanidad, el que, en todo caso, no sirvió para apaciguar las aguas de los críticos.

“Ante la preocupación pública que han suscitado dos trabajos de finalización de estudios de programas dependientes de nuestra Facultad, lamentamos profundamente sus efectos negativos y por ello queremos reafirmar nuestro compromiso permanente e irrestricto con la defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes, así como nuestro enfático rechazo de toda forma de vulneración hacia las infancias, en el marco institucional del respeto del derecho de las personas, que es el que orienta siempre nuestra actividad formativa, pedagógica e investigativa. Jamás hemos conciliado con la transgresión de derecho alguno, de ninguna forma”, se extendían.

Luego continuaban: “Reconocemos la alta sensibilidad de los temas abordados por estos documentos y entendemos que aluden a una realidad que amerita siempre el abordaje más serio y respetuoso que resulte posible como materia de estudio. Al mismo tiempo, consideramos que las investigaciones aludidas corresponden a trabajos académicos de corte puramente teórico, que no reportan intervención sobre poblaciones humanas, y que, incluso habida cuenta de lo discutible que resulta ser su contenido, cumplieron con los requerimientos del proceso de evaluación académica, según lo que está establecido y que fuera exigido por las comisiones académicas que en su momento tuvieron a cargo la tarea respectiva”.

Justamente, fue este párrafo el que causó incluso más revuelo, a pesar de que la facultad en cuestión prometió investigar lo ocurrido y establecer responsabilidades.

“Como académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades, declaro que este comunicado no me representa, me produce vergüenza y les genera un profundo daño a los estudios pedagógicos”, decía, por ejemplo, Iván Salinas, profesor de la Casa de Bello. “Muy malo el comunicado repleto de anestesia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Chile”, exponía, a su vez, Alfredo Joignant, sociólogo y cientista político UDP. Otras decenas de estudiantes y personas ligadas a la institución lo calificaron de “vergonzoso” al no condenar enérgicamente los textos.

Al respecto, a su vez, la subsecretaria de la Niñez, Yolanda Pizarro, señaló en Emol: “Nos deja una tremenda preocupación y ocupación para poder conversarlo con la rectora, porque de alguna manera con eso lo que se busca es justificar una conducta sexual que es ampliamente condenada”. Y agregó: “Yo voy a llamar a la rectora (Rosa) Devés y le voy a manifestar nuestra preocupación por lo que ha generado en los medios”.

Asimismo, diputados de oposición pidieron, entre otras cosas, una sesión especial en la Comisión de Educación de la Cámara Baja (Diego Schalper, RN)y que se oficie a la Universidad de Chile (Felipe Donoso, UDI).

¿Textos aislados?

A raíz de lo sucedido, La Tercera dio con otro escrito, también de Leonardo Arce Vidal, en la misma línea.

En diciembre de 2016 y según está publicado en el sitio de la Revista Nomadías del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U. de Chile, hay un artículo llamado ‘Pedofilia e infancia: ¿una relación posible?’.

En una parte del texto se lee lo siguiente:

“Lo que propongo: Seamos pervertidos. Tan pervertidos como sea posible. Y desde esa perversión interroguemos al infante. Interroguemos a este sujeto desde la acera de la pedofilia. ¿Qué ve un pedófilo? ¿Qué objeto de deseo se representa este sujeto deseante?”.

Y sigue: “El pedófilo es aquel que desea al niño tal como es, tal como está, en su presente. A diferencia del adulto que niega su pedofilia, que rechaza al niño indómito y busca configurar a un adulto responsable, decente; este sólo se interesa por su presente infantil. Quizás no sólo del tamaño, sino también de su completa sexualidad obnubilada por la mirada normal que no la ve, que la llama juego, que la priva de su “x” y la vuelve sensualidad. Y cuando aludo a la sexualidad entre pedófilos y niños no estoy refiriéndome meramente a actos penetrativos. De igual forma que un niño o un sujeto cualquiera puede ser abusado de formas distintas a las sexuales, la sexualidad misma puede vivirse de formas distintas a las tradicionales: múltiples son los canales a través de los cuales el deseo puede tornarse goce”.

Arce, una vez desatada la polémica, cerró sus cuentas en redes sociales y hasta el cierre de esta edición no fue posible contactarlo. En su biografía, en todo caso, se lee: “Soy gay. Licenciado en Filosofía y estudiante de composición musical. Nadador a full. Profesor de piano. Adoro a Tchaikovsky. Magister en estudios de género”.

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