¿Y qué tal por casa? Cómo han sobrevivido las iglesias más antiguas de Santiago

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Cinco de los templos más antiguos de la capital han resistido el paso de los siglos y conservan reliquias quizás no del mismo estilo que Notre Dame, pero valiosas para nuestra historia. ¿Cómo han sobrevivido? ¿Qué tesoros tienen? ¿Están en peligro? "Nada te garantiza que el patrimonio será eterno, porque es frágil", hace ver un experto en la materia.


Hay casi 455 años de distancia entre las fechas en que se comenzó a construir la Catedral de Notre Dame y algunos de los templos más antiguos de Santiago. Alguno podría decir que no podemos competir con el nivel de reliquias religiosas que alberga el gótico parisino, ni menos con los vitrales de la roseta que sobrevivió al lacrimógeno incendio de ayer. Ya. Pero las iglesias y basílicas de la capital son piedra angular de su legado y del país, más allá de lo religioso. Partiendo -por ejemplo- por todos los personajes históricos que están sepultados en sus muros.

Mientras en Lutecia se disipa el humo, acá La Tercera PM revisó cómo están cinco de los edificios religiosos más venerables de Santiago, qué imperdibles albergan sus muros y qué dicen las voces expertas que hay que aprender de lo acaecido ayer. París no es Chile, pero valga tener en cuenta la lección.

Primero, una aclaración. Aunque Santiago fue fundada en 1541, los terremotos que la han castigado (1647 y 1730, solo por enumerar dos) echaron abajo la ciudad una y otra vez. Ninguno de los templos acá reseñados conserva su primera versión -quizás cimientos en algunos casos-, sino que se trata del tercer o cuarto edificio, aunque el sitio sea el mismo. Eso ha incidido en que las fechas de construcción no estén muy claras, amén que hay que considerar el inicio y el término: ha sido común que las obras tomen décadas, o que sean inauguradas o consagradas sin estar terminadas.

Así, el ránking de iglesias antiguas santiaguinas concentra en su cúspide a la Iglesia de San Francisco, la Iglesia de San Agustín, la Basílica de la Merced, la Iglesia de Santo Domingo y -cómo no- la Catedral Metropolitana.

"Hay una relación entre ellas, pero cada una es un caso aparte", advierte Dino Bozzi, académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica y experto en patrimonio. "Sus materiales son distintos, entre albañilería, adobe y piedra, y sus estructuras y funcionalidad también. Hay estructuras que resisten mejor, como la piedra, pero eso no basta; lo clave son las precauciones que se toman", apunta.

¿Incendios devastadores? Al menos en la capital no ha vuelto a ocurrir ninguno tan terrible como el que devoró la Iglesia de la Compañía (1863),  donde murieron más de dos mil personas carbonizadas; jamás se volvió a reconstruir. Si es por buscar similitudes con lo de ayer, Bozzi pide mirar la tragedia de la Iglesia de San Francisco del Cerro Barón, en Valparaíso, que ya ha ardido al menos tres veces.

"Es un caso bastante análogo, porque se quemó durante obras de intervención; ese es uno de los momentos más críticos en estos edificios, cuando se intervienen. Es como ir a operarse, es un riesgo", observa. Los incendios en iglesias, dice "no son tan distintos unos de otros. Muchas veces termina la restauración , la miramos y encontramos que quedó impecable, que los santos quedaron preciosos... y después se quema todo por un problema eléctrico".

El arquitecto dice que los templos santiaguinos que se describen a continuación han aguantado bien el paso del tiempo y que se les ha restaurado, especialmente la Catedral. Los otros cuatro, dice, "están bastante bien conservados, aunque uno no se puede dormir en los laureles". Eso sí, subraya, tal como ayer en el Sena, "nada te garantiza que el patrimonio será eterno, porque es frágil. Lo construido es frágil. Pero mientras más empeño se ponga en mantenerlo, vamos extendiendo la vida los edicifios en la medida de lo posible".

San Francisco, la más antigua

Esta iglesia (Alameda 834), tiene el récord porque sus orígenes se remontan a la llegada de Pedro de Valdivia. Él se trajo en su montura una pequeñísima imagen en madera de la Virgen del Socorro, la misma que se sigue venerando allí. Es decir, por lo bajo tiene 478 años de edad. Solo ha sido retirada del templo para su adoración unas tres veces en el último siglo.

Se ha fijado la fecha de inicio de su construcción en 1618, luego que versiones anteriores fueran sucesivamente destruidas.

San Agustín y el nexo con la Quintrala

A esta iglesia (Estado 185) la datan alrededor de 1665, aunque su construcción se estiró hasta 1707. Después vino el terremto de 1730 y hubo que reconstruir de nuevo; en 1850 las obras tuvieron un reimpulso. En manos de los Agustinos, su historia está atada en parte a una pieza que se sigue venerando,  y a la que esta mañana fieles le rezaban en silencio: el famoso Señor de la Agonía o Cristo de Mayo, la imagen en madera policromada tallada en 1613, y cuya corona de espinas se deslizó inexplicablemente hacia abajo, hasta el cuello, durante el sismo de 1647.

La imagen tiene su propio culto desde entonces, y tuvo sus roces con la mítica Catalina de los Ríos y Lisperguer, aka La Quintrala, cuando -según la leyenda- esta se enojó porque creyó verlo reprendiéndola mientras ella flagelaba a un esclavo. Arrojó la imagen al patio: que no soportaba hombres que le pusieran mala cara en la casa, dijo. Más tarde los religiosos la pusieron en su sitio.

Basílica de la Merced

Ubicado en Mac Iver 341, es el tercer edificio que se ha levantado allí. Se construyó entre 1735 y 1760, y alberga otra imagen religiosa antigua (aunque no tanto como la Virgen del Socorro que trajo Pedro de Valdivia), la Virgen de la Merced.

Si en París estaban atentos a los clavos de la Cruz de Cristo que se guardan allá (ojo: en la Iglesia de la Vera Cruz, en la calle José Victorino Lastarria, guardan lo que se supone son astillas de la Cruz), La Merced tiene una colección de peso, a escala chilena. En uno de sus recovecos, en un muro entrando y a la derecha, está sepultada Doña Inés de Suárez, la mítica mujer que acompañó (y harto) a De Valdivia en su aventura conquistadora.

Da lo mismo su affair con el capitán ibérico:  sus restos reposan tranquilamente junto a los de su marido, el ex gobernador de Santiago, Rodrigo de Quiroga. También están sepultados Mateo de Toro y Zambrano y otros próceres.

La Catedral y Santo Domingo

El principal templo del país (Plaza de Armas 498), sede del Te Deum y otros tantos eventos, no es el más antiguo. El actual es el quinto edificio y se comenzó a levantar en 1748; después de un incendio en 1769 recibió más tratamiento.

Intervino Joaquín Toesca (el arquitecto que diseñó el Palacio de La Moneda) y fue consagrada en 1840. En los últimos años ha sido remodelada y refaccionada.

La lista de sus restos mortales históricos es larga y conocida: los corazones de los cuatro oficiales de la compañía del "Chacabuco" masacrada en la Batalla de la Concepción (1882); los de todos los obispos y arzobispos; los de Diego Portales Palazuelos, por nombrar solo algunos.

La Iglesia de Santo Domingo (Santo Domingo 961), en tanto, es el cuarto templo que se ha construido allí y en sus materiales domina la piedra. Se levantó entre 1747 y 1771,  sus torres solo se erigieron en 1808; también intervino Toesca.

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