Guerra Fría 2.0: ¿Se aproxima una nueva “crisis del Caribe”?
El Consejo de la Federación de Rusia (cámara alta del Parlamento) ratificó el miércoles un acuerdo intergubernamental sobre cooperación militar con Cuba, en respuesta a la posibilidad de que el Presidente Donald Trump entregue misiles Tomahawk a Ucrania.
En un capítulo de la Guerra Fría 2.0 que enfrenta a Estados Unidos con Rusia, crece el temor de que se vuelva a repetir la Crisis de los Misiles de 1962. Esto luego de que el Consejo de la Federación de Rusia (cámara alta del Parlamento) ratificara el miércoles un acuerdo intergubernamental sobre cooperación militar con Cuba, en respuesta a la posibilidad de que el Presidente Donald Trump entregue misiles Tomahawk a Ucrania.
“Queda ratificado el acuerdo de cooperación militar entre el Gobierno de la Federación de Rusia y el Gobierno de la República de Cuba, firmado en La Habana el 13 de marzo de 2025 y en Moscú el 19 de marzo de 2025”, indicó la Cámara Alta en un documento.
La ratificación del acuerdo “proporcionará una base jurídica para definir los objetivos, áreas y formas de la cooperación militar bilateral”, y contribuirá también a fortalecer y desarrollar las relaciones entre Rusia y Cuba en este campo.
“Se trata de una respuesta simétrica al posible suministro de Tomahawks. El acuerdo ratificado amplía al máximo nuestra cooperación militar y permite, en el marco de la interacción bilateral y en coordinación con el gobierno de la República de Cuba, desplegar prácticamente cualquier sistema ofensivo en el territorio de la isla”, explicó a la agencia rusa TASS Alexander Stepanov, experto militar del Instituto de Derecho y Seguridad Nacional de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública.
Añadió que, para estabilizar el equilibrio de poder y establecer la paridad, el despliegue de armas modernas en Cuba, como los sistemas de misiles táctico-operacionales Iskander y el sistema de misiles balísticos de alcance medio Oreshnik, sería una respuesta justificada a las acciones de la OTAN en su conjunto. Crearía una fuerza disuasoria eficaz capaz de alcanzar objetivos estratégicamente importantes en territorio estadounidense, manteniendo así el equilibrio de poder y la paridad en las capacidades ofensivas.
El documento, firmado en marzo de 2025, establece un marco legal para operaciones conjuntas, entrenamiento, intercambio de experiencias y suministro de equipo militar, otorgando inmunidad al personal militar y especialistas rusos ante la jurisdicción cubana. Para La Habana, este acuerdo garantiza la protección de la soberanía y el acceso a tecnologías militares avanzadas ante la creciente presión estadounidense en la región del Caribe. La reanudación de la plena colaboración militar con Cuba marca el regreso de Rusia a una región tradicionalmente considerada por Estados Unidos como su zona de influencia.
El medio bielorruso Nexta señaló que ya ocurrió en el siglo pasado. Tras la Revolución Cubana y la invasión de Bahía de Cochinos, la entonces Unión Soviética decidió desplegar misiles nucleares en la isla para restablecer el equilibrio de poder.
En aquel entonces, los sistemas soviéticos de misiles de alcance medio R-12 y R-14 podían atacar la mayor parte de Estados Unidos. Por ello, del 22 al 28 de octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear.
“Parece que el Kremlin ahora quiere repetir ese escenario: Vladimir Putin quiere asustar a Trump para que no envíe misiles Tomahawk a Ucrania”, indicó el medio independiente.
Trump dijo el lunes que querría saber qué planea hacer Kiev con los misiles Tomahawk fabricados en Estados Unidos antes de aceptar suministrarlos porque no quiere escalar la guerra de Rusia contra Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pidió a Estados Unidos que venda Tomahawks a las naciones europeas para que los envíen a Ucrania.
Los misiles Tomahawk tienen un alcance de 2.500 kilómetros, lo que dejaría a Moscú dentro del alcance del arsenal de Ucrania, si se los concedieran a Kiev.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en un video publicado el domingo que si Washington suministra misiles Tomahawk a Ucrania para ataques de largo alcance en el interior de Rusia, eso conduciría a la destrucción de la relación de Moscú con Washington.
Los rusos están llevando a cabo una campaña de “control reflexivo” para impedir que Estados Unidos suministre misiles Tomahawk a Ucrania, según informa el think tank Institute for the Study of War.
Anteriormente, el propio Putin advirtió contra tales transferencias. El Kremlin está intentando presentar las posibles entregas estadounidenses de misiles Tomahawk a Ucrania como una peligrosa escalada para disuadir a Estados Unidos de suministrar dichas armas.
Moscú ya ha utilizado campañas de información similares en el pasado, en relación con el suministro a Ucrania de misiles HIMARS (y posteriormente ATACMS), cazas F-16 y tanques Abrams.
Como resultado, el Kremlin ha retrasado de forma regular y exitosa la entrega de armas occidentales a Ucrania.
La entrega de misiles Tomahawk estadounidenses a Ucrania podría tardar meses, y es posible que nunca salgan de sus lanzadores, pero eso no significa que no afecte a Moscú, según informó The Guardian.
Relación Rusia y Cuba
Estas amenazas ocurren en un contexto de amenaza en el Caribe. Venezuela se encuentra en conflicto directo con Estados Unidos, y Trump prepara ataques en territorio venezolano donde operarían carteles de la droga.
Por su parte, Cuba nunca ha abandonado la órbita de Rusia; ya se ha informado de que 25.000 cubanos podrían ser enviados pronto al Ejército ruso para la guerra en Ucrania.
Al menos 4.200 ciudadanos cubanos ya se encuentran luchando por Moscú contra Ucrania, dijeron los servicios de inteligencia ucranianos a The New York Post el lunes, y los funcionarios estadounidenses están preocupados porque esto indica una creciente amenaza a la seguridad en el hemisferio occidental a medida que La Habana profundiza su relación con el líder ruso Vladimir Putin.
Aunque Moscú ya ha recurrido anteriormente a otros adversarios de Estados Unidos para obtener ayuda, en particular Corea del Norte, que envió al menos 15.000 soldados para luchar junto a los rusos, “La incorporación de grandes cantidades de tropas de Cuba es particularmente preocupante en un momento en que Estados Unidos busca centrar más esfuerzos de seguridad en el hemisferio occidental”, escribió el diario.
“Otro ejemplo más de regímenes autoritarios en América Latina que se ponen activamente del lado de los enemigos de Estados Unidos”, dijo al Post una fuente cercana a la Casa Blanca.
Cuba afirma que los combatientes son voluntarios reclutados por Moscú. “El peligro no es sólo que Cuba esté ayudando a Rusia a luchar una guerra en Europa; también existe la preocupación de lo que sucederá si esos combatientes regresan a casa con experiencia de combate de primera línea contra fuerzas entrenadas por la OTAN y entrenamiento en tácticas rusas, sistemas de armas y coordinación en el campo de batalla”, advirtieron al diario los expertos.
“Es muy plausible que el gobierno cubano sea cómplice”, declaró un alto funcionario ucraniano al Post. “Esto proporciona al Ejército cubano experiencia de combate moderna que podría desplegarse contra los aliados de Estados Unidos en Latinoamérica”.
Por otro lado, en mayo pasado se informó que Bielorrusia -un aliado del Kremlin- ha completado un proyecto de modernización de los sistemas de misiles tierra-aire S-125 de diseño soviético para Cuba, adaptándolos al chasis de los tanques T-55.
El desarrollo fue revelado por el Comité Militar-Industrial Estatal de Bielorrusia a principios de mayo, junto con fotos de los lanzadores modificados siendo sometidos a disparos de prueba.
Según un reporte de Defense Express del 6 de mayo, la actualización fue realizada por la empresa de defensa bielorrusa Alevkurp e incluyó modificaciones que permiten al sistema atacar objetivos terrestres y de superficie.
Si bien los detalles completos del acuerdo, como la escala, el costo y el cronograma, siguen sin revelarse, este refleja la cooperación militar-industrial continua entre La Habana y Minsk. Según informes, las fuerzas cubanas poseen hasta 144 lanzadores S-125, indicó el portal ucraniano United24.
“Aunque se basa en equipos de la era soviética, el proyecto podría representar más que una simple continuidad logística. La cooperación parece haber sido facilitada por Rusia, ya que la entrega de sistemas desde Cuba a Bielorrusia requeriría tránsito a través de territorio ruso”.
“Esto implica un nivel de coordinación que involucra a Moscú, agregando una dimensión estratégica al acuerdo”, indicó.
“Este desarrollo se produce tras una visita a Cuba en 2024 de buques de guerra rusos armados con misiles Zircon. Si bien dicho despliegue no tuvo resultados inmediatos, el interés cubano en las alianzas de defensa extranjeras pareció aumentar poco después”, señaló United24.
La modernización de los sistemas S-125 podría marcar un cambio en la postura militar de Cuba, afectando potencialmente la dinámica de seguridad regional.
La relación entre La Habana y Moscú no solo se extiende a lo militar: el jueves y el viernes se celebrará en la Universidad Estatal de Moscú el VII Foro de Rectores de Universidades Rusas y Cubanas. El evento servirá como plataforma clave para debatir las perspectivas de cooperación en educación y ciencia entre ambos países.
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