La controvertida Fundación Humanitaria de Gaza encargada de canalizar la ayuda al enclave palestino
Se trata de un nuevo sistema de ayuda, impulsado por Israel, que arrebataría la distribución a los grupos de ayuda liderados por la ONU, que han llevado a cabo una operación masiva trasladando alimentos, medicinas, combustible, tiendas de campaña y otros suministros a través de Gaza desde que comenzó la guerra en octubre de 2023.
Una fundación respaldada por Estados Unidos encargada de suministrar ayuda a Gaza anunció que había iniciado operaciones el lunes, a pesar de la oposición de la ONU y la mayoría de los grupos humanitarios y la renuncia inesperada de su director ejecutivo.
La Fundación Humanitaria de Gaza (FHG) es el eje de un nuevo sistema de ayuda, impulsado por Israel, que arrebataría la distribución a los grupos de ayuda liderados por la ONU, que han llevado a cabo una operación masiva trasladando alimentos, medicinas, combustible, tiendas de campaña y otros suministros a través de Gaza desde que comenzó la guerra en octubre de 2023.
Israel afirma que debe impedir que Hamas se apodere de ella, pero la ONU -que estima que se necesitan al menos 600 camiones de ayuda al día- ha negado que el grupo militante haya desviado grandes cantidades. Los grupos de ayuda humanitaria se han opuesto al nuevo sistema. Afirman que Israel intenta usar los alimentos como arma y que un nuevo sistema no será eficaz.
El nuevo mecanismo limita la distribución de alimentos a un pequeño número de centros bajo la vigilancia de contratistas armados, donde la gente debe acudir a recogerlos, indicó The Associated Press. Actualmente se están estableciendo cuatro centros, todos cerca de posiciones militares israelíes. Tres de ellos se encuentran en el extremo sur, donde hay pocos palestinos.
Israel bloqueó la entrada de alimentos, combustible, medicamentos y demás suministros a Gaza durante casi tres meses, llevando al territorio al borde de la hambruna. La semana pasada permitió la entrada de un flujo lento de suministros, afirmando que solo permitiría que la ONU los distribuyera hasta que el FHG estuviera operativo.
Según el diario The Guardian, los palestinos no reportaron señales de entregas de ayuda el lunes por la mañana, pero la FHG declaró posteriormente que se habían entregado camiones cargados de alimentos -sin especificar la cantidad- a sus centros y que la distribución había comenzado. No quedó claro dónde se ubicaban los centros ni cómo se seleccionó a los destinatarios. “Mañana (martes) se entregarán más camiones con ayuda y el flujo de ayuda aumentará cada día”, indicó en un comunicado.
El director ejecutivo de la fundación, Jake Wood, dimitió el domingo alegando que había quedado claro que el plan no podía llevarse a cabo sin el estricto apego a los principios humanitarios.
FHG se lanzó públicamente a principios de este año y está dirigido por un grupo de contratistas de seguridad estadounidenses, exmilitares y funcionarios de ayuda humanitaria. Cuenta con el apoyo de Israel y Estados Unidos.
Hasta su renuncia, Jake Wood fue la imagen de la fundación. Wood es un veterano militar estadounidense y cofundador de Team Rubicon, un grupo de ayuda en casos de desastre.
Según la agencia The Associated Press no está claro quién financia la fundación, que afirma contar con más de 100 millones de dólares en compromisos de un gobierno de la Unión Europea, pero no ha identificado al donante. Estados Unidos e Israel han declarado que no lo financian.
El plan del FHG de centralizar la distribución a través de centros es similar a los diseñados por Israel.
Jens Laerke, portavoz de la Oficina Humanitaria de las Naciones Unidas (OCHA) dijo que esta operación alternativa de entrega de ayuda en Gaza está distrayendo la atención de la necesidad de reabrir los cruces fronterizos después de casi tres meses de bloqueo israelí.
Las autoridades sanitarias de Gaza dijeron que decenas de niños han muerto como resultado de la desnutrición desde que se impuso el bloqueo israelí el 2 de marzo. La Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria (IPC), respaldada por la ONU, estima que medio millón de personas en Gaza se enfrentan a la inanición.
Los grupos de ayuda han boicoteado los planes de la fundación, que según ellos violan los principios humanitarios internacionales de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia.
La ONU y los grupos de ayuda dicen que el plan “utilizaría la ayuda como arma” para fines militares y políticos de Israel. Afirman que este país tendría la facultad de determinar quién recibe la ayuda y de obligar a la población a desplazarse hacia donde se distribuye, vaciando así gran parte del territorio palestino. Esto podría violar el derecho internacional contra el desplazamiento forzado.
“No podemos participar en un sistema que viola los principios humanitarios y corre el riesgo de implicarnos en graves violaciones del derecho internacional”, dijo Shaina Low, asesora de comunicación del Consejo Noruego para los Refugiados, un importante grupo de ayuda que opera en Gaza.
La semana pasada, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que, bajo el mecanismo de ayuda, la población de Gaza sería trasladada a una “zona estéril” en el extremo sur del enclave. Añadió que era para su protección mientras las fuerzas israelíes luchan contra Hamas en otros lugares. También afirmó que una vez que los palestinos entran en la zona, “no necesariamente regresan”.
Israel también sostiene que, tras la derrota de Hamas, implementará un plan propuesto por el Presidente estadounidense, Donald Trump, para reubicar a la población del territorio fuera de Gaza, aunque describe la migración como “voluntaria”. Los palestinos, junto con casi toda la comunidad internacional, han rechazado la idea.
Israel había informado previamente a los grupos de ayuda humanitaria que planea verificar la identidad de los beneficiarios y utilizar tecnología de reconocimiento facial. FHG ha afirmado que los alimentos se entregarán según la necesidad, sin requisitos de elegibilidad. Sin embargo, los grupos de ayuda humanitaria aseguran que los beneficiarios tendrán que pasar cerca o a través de posiciones militares israelíes para llegar a los centros, lo que los expone a ser verificados.
La ONU y los grupos de ayuda también dicen que el plan de la FHG no puede en absoluto satisfacer las necesidades de la numerosa y desesperada población de Gaza.
Los planes para distribuir ayuda no alimentaria siguen siendo inciertos. Además, FHG ha declarado que cada comida que distribuye tendrá 1.750 calorías. Esta cantidad está por debajo del estándar de 2.100 calorías diarias para comidas en situaciones de emergencia establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Los trabajadores humanitarios dicen que el cambio simplemente no es necesario.
Según The Associated Press, el plan del FHG de centralizar la distribución a través de centros es similar a los diseñados por Israel.
Se afirma que cada uno de sus cuatro centros iniciales serviría comidas a aproximadamente 300.000 personas. Se ha dicho que eventualmente podrá satisfacer las necesidades de 2 millones de personas. Se indicó que se crearán más centros en un plazo de 30 días, incluyendo en el norte, pero no se especificó su ubicación exacta.
La ayuda se entregará con la colaboración de subcontratistas privados que transportarán suministros en vehículos blindados desde la frontera de Gaza hasta los centros de operaciones, donde también brindarán seguridad. Se indicó que el objetivo es disuadir a bandas criminales o militantes de desviar la ayuda.
Fotos satelitales del 10 de mayo, obtenidas por The Associated Press, muestran lo que parece ser la construcción de los centros. Las fotos muestran uno en el centro de Gaza, cerca del corredor Netzarim, una franja de tierra bajo control militar. Otros tres se encuentran en la zona de Rafah, al sur del corredor Morag, otra franja bajo control militar.
Casi toda la población se encuentra actualmente en el norte de Gaza -donde no hay ningún centro de operaciones- o en el centro de Gaza. Tendrían que cruzar las líneas militares israelíes para llegar a los centros de operaciones cerca de Rafah.
Poco antes de su renuncia, Wood habló de algunos ajustes, pero no está claro si Israel estuvo de acuerdo con ellos.
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