Lula y su primer año preso: aislado en una celda de solo 15 m2

Lula llega a la sede de la Policía Federal en Curitiba, el 7 de abril de 2018, para cumplir su condena.

Condenado por corrupción, el exmandatario pasa sus días en la sede de la Policía Federal en Curitiba viendo TV, leyendo y practicando gimnasia. Amigos y abogados que lo visitan describen su cautiverio.


Manoel Caetano, uno de los abogados que lo visita diariamente en la cárcel, da testimonio que el 1 de marzo ha sido hasta ahora el día más triste para Lula en su primer año de cautiverio. Esa jornada le correspondió informarle de la trágica muerte de su nieto Arthur, a raíz de una infección generaliza causada por una bacteria. El exmandatario fijó su mirada en el abogado y repitió tres veces la pregunta: "¿Arthur?". Según personas que lo acompañaron ese día, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) lloró más de 12 horas. El pequeño de sólo siete años de edad, paradójicamente, había sido el responsable de los momentos de mayor alegría para Lula en prisión. En las dos veces que visitó a su abuelo, se la pasaron todo el tiempo jugando en el suelo de la celda y en la cama.

Después de la muerte de Arthur, el segundo día más sombrío para Lula, según relatan desde su entorno al diario Folha de S. Paulo, fue el 28 de octubre, la jornada en que el ultraderechista Jair Bolsonaro resultó electo Presidente de Brasil. El líder izquierdista calculó que, además de la derrota política, el resultado de las urnas significaría también un largo período en prisión. En el marco de la Operación Lava Jato, el entonces juez Sérgio Moro -ahora ministro de Justicia de Bolsonaro- fue implacable con el expresidente. Si la suma de las dos penas por corrupción se mantiene como hasta ahora, en 25 años, Lula, que tiene 73 años, podría obtener un régimen semiabierto -con salidas durante el día- después de al menos cuatro años de cárcel.

Desde el 7 de abril de 2018, Lula vive aislado en una celda de 15 m2 en la sede de la Policía Federal en Curitiba, capital del estado de Paraná, en el sur de Brasil. El dormitorio de Lula, detalla Folha, no tiene rejas. Se limita a un baño, un clóset, una mesa con cuatro sillas, una cinta ergométrica para ejercitarse y un televisor con entrada USB que sólo sintoniza canales de televisión abierta. El excanciller del gobierno de Lula, Celso Amorim, quien ha visitado tres veces al exmandatario en la cárcel, dice a La Tercera que "la celda es higiénica, pero no hay siquiera un cuadro. Hay una ventana por la cual entra la luz, pero no se puede mirar para afuera".

Amorim confirma que Lula "está totalmente aislado". "Está en una celda solitaria. No tiene contacto con ningún otro prisionero", agrega el escritor y teólogo brasileño Frei Betto, amigo del exmandatario, quien ha visitado dos veces al petista en Curitiba.

"Recibe visitas de los abogados, además de la familia, una vez por semana (los jueves por la tarde). Y de amigos, una hora, una vez por semana (los jueves por la mañana). Pueden ser dos amigos, media hora cada uno", explica Amorim. Según los registros de entrada y salida de la Policía Federal en Curitiba, en sus primeros seis meses en la cárcel, Lula recibió 572 visitas. "Sólo podemos tener acceso una hora por la mañana y una hora en la tarde", cuenta a La Tercera uno de sus abogados, Cristiano Zanin Martins.

Folha también revela que el exmandatario se despierta siempre antes de las 7:00. Oye el "buen día, Presidente", que gritan desde afuera los militantes del campamento "Lula libre", que se instaló hace casi un año en un terreno frente a la sede de la Policía. "Eso le da ánimo", comentó Gilberto Carvalho, amigo y jefe de gabinete en los tiempos de la Presidencia del petista (2003-2010).

Todos los días, a las 8:00, el agente de la Policía Federal, Jorge Chastalo Filho, destraba la puerta de la habitación de Lula. De manera invariable, lo encuentra vestido con una camisa del PT o la camiseta del Corinthians, su equipo de fútbol favorito. Tres veces por semana, el agente mide el índice de glucemia en la sangre del expresidente, que sufre una pre-diabetes.

También tres veces por semana Lula sale a tomar sol. Circula en un pequeño espacio de 40 m2, en el tercer piso, destaca Folha. Para mantenerse en forma camina en la cinta ergométrica casi todos los días y fortalece brazos y piernas con los elásticos de gimnasia que recibió.

Cada dos semanas, en tanto, el líder petista recibe la visita de Eliseu Clemente, su "barbero" en la cárcel. El dueño de Eliseus Clement Peluqueros se desplaza en auto desde Colombo, ciudad dormitorio en la periferia de Curitiba, para atender a Lula, por lo general, a las 15.00. El trabajo dura menos de una hora, según informa O Estado de S. Paulo.

Además de la muerte de su nieto, durante su cautiverio Lula también sufrió la pérdida de su amigo Sigmaringa Seixas y de su hermano Genival Inácio da Silva. Con excepción de esos episodios dramáticos, Amorim dice que él ha visto al expresidente "muy bien" de ánimo. "Siempre tratando de todos los temas, muy alerta en todo, haciendo bromas algunas veces, muy indignado siempre con las injusticias".

Pese a estar preso e inhabilitado para dar entrevistas por decisiones judiciales, Lula no abandonó la política. Según Folha, se informa sobre el ambiente político por resúmenes de prensa. Además, recibe pendrives donde están grabadas las reuniones de directorio del PT.

Para distraerse, Lula suele ver telenovelas y partidos de fútbol, aunque se queja que en la TV de Paraná transmiten pocos partidos del Corinthians. Frei Betto también dice que el exmandatario "está leyendo mucho". Dos semanas después de ser arrestado, sus abogados le regalaron el libro "El don de la ira", escrito por Arun Ghandi, nieto del pacifista indio. En total, ha leído unos 25 libros, entre ellos "El arte de la guerra", de Sun Tzu, señala el diario O Globo, el mismo que asegura que mañana Lula "va a pasar el día prácticamente solo".

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